El 2020 ha supuesto un punto de inflexión para el sector de las residencias. El azote de la pandemia ha hecho que pongamos el foco de atención en la necesidad de cuidar mucho más a la Tercera Edad, un segmento de la población que en España, especialmente en los últimos 20 años, ha crecido un 37%. Urge la necesidad de implantar un modelo de gestión más moderno y profesional donde las personas sean el centro de la organización, tanto nuestros mayores residentes, como sus familias y los empleados. Hablamos con Pepo Rullán Janer, propietario de las residencias Fontsana, ubicada en Palma y Bell Entorn, en Sóller.

- ¿Cuántos años lleva prestando servicio a las personas mayores las residencias Fontsana y Bell Entorn ?

En 2002 comenzamos la construcción de la residencia privada Fontsana que inauguramos en el 2005 y ese mismo año pusimos la primera piedra de la residencia de Bell Entorn que abrió sus puertas en el 2008 y que cuenta con plazas privadas y concertadas por el Govern Balear. El edificio de Fontsana fue uno de los primeros en todas las Illes Balears que se construyó a propósito para convertirse en residencia de atención para mayores. Mi padre siempre se había dedicado a la hostelería, pero era un visionario y visualizó la oportunidad de dedicarse a dar servicio a la tercera edad con el fin de trasladar al sector todo lo que había aprendido. Yo me incorporé a la gestión a mediados del 2017 para dar relevo a la familia. Actualmente somos el tercer grupo de residencias privadas más grande de Baleares, con un total de 2 residencias y 325 habitaciones entre Palma y Sóller, y contamos con una plantilla de cerca de 200 personas entre las residencias y el equipo corporativo. Por otro lado, tenemos un proyecto más en cartera a nivel nacional y estamos analizando otros, dentro y fuera del archipiélago, que podrían incorporarse de aquí a 2022-2023. 

- ¿Cuál es el precio medio de una plaza en ambas residencias de asistencia a mayores? 

El precio medio por día tanto en la de Palma como en la de Sóller son 63 euros netos. Ese precio puede variar dependiendo del tipo de habitación, por ejemplo si es individual o doble y de los servicios que se contraten. Asimismo, el precio se regula en función del grado de dependencia. 

- En un país como España, con una de las mas altas esperanzas de vida en el mundo y con las enormes listas de espera que sufren los usuarios en el sistema público debido a la falta de plazas, ¿convierte a las residencias de ancianos en una oportunidad de negocio?

Depende de la gestión que se haga. Hay oportunidad porque hay un exceso de demanda y la oferta no cubre esa demanda y cuando se produce esta circunstancia en economía surge una oportunidad. En nuestro caso nos metimos por aportar valor y dar un servicio a las personas mayores que hoy en día no esta cubierto. España esta envejeciendo y van a faltar sitios para dar servicio a la tercera edad. Puede ser negocio, sí, pero hay que hacerlo bien. Si no ofreces un buen servicio, aunque sea el mejor negocio del mundo, no tendrás clientes y por tanto, no será rentable. 

- En este caso ¿por qué no se montan más residencias para reducir estas listas de espera? 

Se juntan varios factores. No puedes llegar a un sitio y construir, te tienen que dar los permisos. Es una estrategia publica. Hay deficiencias de plazas tanto privadas como públicas. En Baleares y en gran parte de las comunidades autónomas, estamos muy por debajo de las ratios recomendadas: 1,9 plazas públicas por cada 100 habitantes mayores de 65 años y 1,8 a nivel privado. Faltan unas 70.000 plazas para alcanzar, a nivel nacional, la ratio recomendada por la OMS de 5 plazas por cada 100 habitantes. Dándose esta circunstancia, no sé porque no se construyen más residencias. No obstante parece que comienza a haber un cambio de tendencia en los últimos seis años, y en este sentido, España se puso en el foco de Europa que es donde están las grandes compañías y grupos dedicados a las residencias para invertir al haber una demanda por encima de la oferta.

DEMANDA

- En el caso de Fontsana y Bell Entorn, ¿cuántas plazas están actualmente ocupadas y cuántas libres?

En la residencia de Palma actualmente tenemos una ocupación del 75 % es decir, hay 123 residentes y en la de Sóller un 90% con 144 residentes. En la residencia de Bell Entorn, tras el brote y el cierre, nos encontramos en niveles normales de ocupación pero en Fontsana estamos intervenidos y tal y como indica el protocolo no puede entrar más gente hasta que no se declare como residencia libre de covid y las autoridades consideren que ya no hay peligro.

- Lo cierto es que la pandemia está causando estragos en todos los sectores, ¿considera que también en el de las residencias privadas?

Sí, así esta siendo. Los mayores son la población más vulnerable y los que sufren en primer lugar las consecuencias de este virus que nos ha invadido a principios del 2020 y a nosotros también nos ha cambiado, tienes que ir con más cuidado y con una protección mayor para evitar contagios. Desde el punto de vista económico, los costes se han multiplicado en todas las líneas de negocio. Nos cuesta más conseguir material y el material obligatorio es más caro porque hay escasez en el mercado. Tenemos que invertir en más recursos, en personal y después, hay plazas sin cubrir también porque hay una mayor preocupación a la hora de dejar a los mayores en las residencias y sus familiares prefieren cuidarlos en casa. También porque muchas familias se han quedado sin trabajo y carecen de recursos para afrontar los costos de una residencia privada.

- Siendo las residencias de mayores un sector estratégico vital, ¿las privadas estáis recibiendo ayudas o auxilio económico por parte del gobierno?

No y nosotros también lanzamos nuestro SOS. Vemos que nuestro modelo de negocio ha cambiado por un virus que ha venido de fuera pero que afecta de manera global. Pensamos que si la gente mayor necesita de este servicio, qué menos que destinar una ayuda a las empresas que se dedican a ello, más sabiendo que hay ese déficit de plazas. En este caso pedimos que no ahoguen a la oferta existente. En Mallorca la gestión de residuos covid, que son residuos de tipo III, implica tener un nuevo contenedor y una nueva vía de entrega a través de otro canal que supone un extracoste que debemos asumir nosotros directamente. En este sentido, el desembolso diario es de 35 euros por residente contagiado. En nuestro caso llevamos dos meses intervenidos en la residencia de Palma con 25 residentes contagiados con lo que, en este tiempo, llevamos pagado 52 500 euros sin sumar tanto el material como el personal extra y los diferentes elementos para acondicionar los espacios como por ejemplo mamparas de metacrilato.

Las residencias, además de un bien necesario por su labor social, se han convertido en esenciales durante esta pandemia ya que en muchos casos nos hemos visto obligados a transformar nuestras plantas en algo más parecido a una planta hospitalaria para ayudar a desahogar el sistema hospitalario. Esto lo hemos hecho porque la situación así lo requería por la emergencia sanitaria, pero lo que aquí nadie ha tenido en cuenta es que esta situación la estamos soportando únicamente nosotros, cuando la misma plaza en un hospital puede llegar a costar 700 euros al día por persona. No digo que nos paguen esa cantidad, pero de ahí a 63 euros que estamos ingresando por plaza de residente y viéndonos obligados a realizar labores sanitarias, desde luego pensamos que la administración podría tener un gesto en el aspecto económico, porque sin una ayuda es inviable y nos vemos abocados al cierre. Y la verdad, con el déficit de plazas que hay, no creo que sea la solución.

- En este caso, ¿habría por tanto un riesgo real de que miles de ancianos de residencias privadas se pudieran quedar desatendidos?

Efectivamente. Todo esta relacionado. Los primeros damnificados serán los mayores y luego los trabajadores y el equipo que está detrás para que esto funcione. Estamos destruyendo todo lo que hemos intentado crear. Algo de lo que estábamos orgullosos, que cubría una necesidad. Lo estamos destruyendo porque se están disparando estos costes que, en Mallorca, y en general en las Baleares, estamos asumiendo con nuestros propios recursos. Hablamos de una situación sanitaria global, por lo que entendemos que también se nos debería echar una mano desde el punto de vista económico para ayudarnos a afrontarlo.

- ¿Cómo hacer entonces viables económica y socialmente las residencias privadas y concertadas de nuestras islas en estos momentos?

Pues por ejemplo, en otras comunidades autónomas se esta abordando el problema de otra manera, dando a las residencias ayudas y esto produce un agravio comparativo muy grande. Concretamente, en cuanto al costo por el tratamiento de residuos covid, me costa que en Valencia se ha ayudado, en Cataluña se ha dado ayudas para hacer frente a los costes por temas de ocupación, en Andalucía con el material sanitario… Si nos vamos fuera de nuestras fronteras, en Alemania, a todas las residencias el extracoste se lo han abonado. Todos estamos en el mismo barco y queremos salir de esta crisis por lo que a las autoridades sólo les pedimos que hagan un ejercicio de responsabilidad, como han hecho miles y miles de sanitarios, médicos, cuidadores, técnicos, personal de limpieza, asistentes, etc. Pedimos a las autoridades que arrimen el hombro y aporten ayudas porque no se va a aguantar mucho más. La gente y las empresas estamos al límite. No nos podemos olvidar de las personas que cuidan de personas, pues sin eso perdemos nuestra razón de ser como humanos. 

Somos conscientes de que sólo podremos cumplir con la obligación moral de cuidar bien a nuestros mayores aumentando el número de plazas públicas y privadas, impulsando la colaboración público-privada para profesionalizar un sector que, si se hace bien, puede convertirse en un gran generador de riqueza y de creación de nuevos puestos de trabajo. También vemos necesario tener voz a nivel nacional para conseguir que el cuidado de la Tercera Edad se convierta en una prioridad. Para lograrlo queremos proponer la creación de una Asociación Balear de Residencias y Centros de Día de Mayores. Esperamos tenerla constituida cuanto antes.

- ¿Considera que la opinión púbica y la política ha criminalizado al sector de las residencias de mayores?

Nosotros estamos recibiendo incluso querellas criminales por nuestra gestión y la verdad, tratándose de un tema de salud pública, creo que en este aspecto estaría bien recibir algo de auxilio ya que nosotros somos los últimos responsables de que la covid-19 se encuentre entre nosotros. Al principio se produjo una demonización muy fuerte de las residencias. Parecía que era un lugar al que ibas y morías o que por el simple hecho de estar en una residencia te ibas a infectar. Ha habido residencias que se han aislado y se han recuperado y otras que se han contagiado. El riesgo cero no existe y es difícil controlarlo. Últimamente este discurso se ha ido atenuando, pero aún hay voces que dicen que la covid-19 ha sido culpa de las residencias, que hay coronavirus porque no hemos estado atentos o porque no lo hemos hecho bien. Algunas cosas hemos hecho mal, pero la enfermedad no es culpa nuestra, menos estando en una isla que no genera el virus por si sola. El coronavirus nos ha venido de fuera no lo ha generado las residencias. En nuestro caso, la primera ola la conseguimos parar muy bien porque cerramos puertas, hubo confinamiento, pero llegó el verano, se abrieron las puertas y se permitió la libre circulación. Después llegó la segunda ola y hubo más casos asintomáticos. Nosotros tomamos medidas pero no era tan sencillo porque con que uno de los residentes fuera a un hospital o tuviera un contacto con el virus y se infectara, al volver a la residencia, si había uno asintomático no era posible saberlo si no se le hacia la prueba PCR.

- Desde que se desató la pandemia han fallecido en Baleares 257 ancianos en residencias. ¿Cuál cree que es la causa principal que ha hecho que tantos mayores se hayan contagiado?

Porque son las personas más vulnerables. En cierta manera es lógico pero si miramos la comparativa de muertes en el 2020 y en el 2019 no hay mucha diferencia. La incidencia en la mortalidad en las residencias por la covid-19 no ha sido mayor, en nuestro caso, respecto a otro año. El coronavirus no nos ha supuesto un aumento de la mortalidad en las residencias. En todo el mundo ha matado por el hecho de afectar en gran medida a gente mayor. En nuestro caso, los residentes que tenemos son de mas de 80 años y cualquier alteración en su salud, una neumonía o una gripe, igualmente es un problema para ellos. Yo le doy importancia a todos los exitus. Al final el resultado es morir y es igual de importante la perdida, sea por una u otra enfermedad.

EXITUS 2019 vs 2020

- En este tiempo los residentes han visto restringidas las visitas de sus familiares, las salidas a la calle, y también cómo compañeros suyos han enfermado y en el peor de los casos fallecido. ¿Han contado con apoyo psicológico profesional? ¿Qué medidas han tomado al respecto?

Por supuesto, tenemos psicólogos en plantilla y les estamos dando todo el soporte que podemos haciendo que su vida en la residencia se vea lo menos alterada posible. Pero es complicado, porque al limitar las visitas algunos lo entienden y otros se enfadan y nos dicen que ‘ni siquiera en tiempos de guerra habían estado tan mal’. Por nuestra parte hemos implantado medidas como, por ejemplo, que tengan contacto virtual con sus familiares, pero no están acostumbrados, necesitan del contacto físico con sus seres queridos y al privarles de ello por seguridad, no lo comprenden. Su tiempo es limitado y hay muchos que no se podrán sobreponer a estas consecuencias en los cambios de hábitos y dinámicas diarias. Por otro lado, hay residentes que no se han podido despedir de sus familiares como toca y esto es una enorme barrera que nos pone el covid-19. A los que se encuentran mas delicados de salud intentamos, si el desenlace es inminente, que los familiares puedan despedirse adaptando todas las medidas para evitar contagios, pero es una despedida muy artificial y dura. El familiar en ese momento lo que quiere y necesita es abrazarle, que sienta su calor, pero no se puede hacer porque hay que respetar las normas y esto conlleva unas consecuencias enormes a nivel emocional y psicológico. El coronavirus está impidiendo la calidez humana. Estamos reduciendo grupos, haciendo actividades más especificas… Pero tenemos que aislar a las personas en las habitaciones y se les cuida haciendo turnos y recorridos de atención. Los que tienen una salud fuerte o son más vitales lo toman con más de optimismo, pero a otros les ha afectado mucho y se creen que se lo imponemos nosotros. Hay residentes que están muy mal y les damos cariño y toda la atención necesaria. Muchos de ellos, si tenían un deterioro cognitivo se les esta acentuando y a otros se les esta cambiando el humor. Les ayudamos con la psicóloga haciendo programas específicos, intentando que las conexiones virtuales con sus familiares sean más frecuentes. Si han cogido tirria a un alimento no se lo damos y les cambiamos la dieta. Tratamos de forma personalizada a todos para hacer frente a cualquier problema. Hay otros que dicen que están mal porque no pueden ver a sus nietos y no pueden interactuar con ellos. Pero no podemos abrir las puertas por protocolo y lo tenemos que cumplir. Otros empeoran de salud porque pierden las ganas de vivir por no poder ver a sus familiares y te dicen ‘para vivir así, mejor me apago’.

- ¿Tuvieron que aumentar la contratación de personal?

Si, ha sido necesario. Nosotros estamos en contacto diario con la operativa de nuestras residencias, miramos el día a día y si vemos que falta personal contratamos y luego ya lo ajustaremos con el precio que se cobra al residente. Es lógico. Si necesitas mas gente es porque ofreces mas servicio, y en este caso el precio no puede ser el mismo. Así se hace en todos lados, no sólo en las residencias. La contratación de personal fue por necesidad porque había más trabajo y porque, por ley, aumentamos el ratio de obligado cumplimiento para cuidar a cada residente. En septiembre 2020, en plena pandemia, pasamos de 0,28 a 0,33 gerocultores por cada 100 residentes (+8% incremento sobre total personal) compensado, en el caso de las públicas, por precio pero imposible de asumir dicho gasto en las privadas.

- ¿Existe por parte de las residencias privadas alguna regulación para que el personal tenga titulación cualificada y experiencia suficiente en el trato de mayores en situación de dependencia?

Todos tienen su titulación, de otra manera no los contratamos. Los gerocultores tienen sus títulos en atención a mayores, las auxiliares en mayor o menor grado en enfermería, la psicóloga es licenciada, la enfermera también posee su titulación. Al final quienes acuden, vienen a pedir atención profesional y hemos de ser profesionales. Pero este es otro de los problemas, en el mercado no había tanta gente titulada y lo hemos solventado con ayuda de voluntarios. Nosotros tenemos personal con su titulación, pero me consta que hay un problema a nivel general en todas las residencias en cuanto a contar con personal titulado y cualificado.

- ¿Cómo de preparados se encuentran ahora en el caso de tener que afrontar una nueva ola de covid-19?

Hemos aprendido a ser capaces de aislarnos y a seguir funcionando. Con un virus de estas características es la única manera. Tenemos los protocolos, hemos aprendido a base de la experiencia y estamos más preparados. Sabemos cómo reaccionar ante un posible nuevo contagio pero seguro que el próximo problema no será el coronavirus. En Mallorca, en este momento, todas las residencias han sido vacunadas y estamos protegidos. Ahora la vacunación debe ser global, de toda la población. Sabemos trabajar de una manera mas protegida y limpia pero, si esto se tiene que mantener en el tiempo, si no se replantea el modelo como digo, es difícil que se siga asumiendo con las mismas condiciones que tenemos, por eso reclamamos ayudas. Nuestros recursos al final son también limitados, y como he mencionado anteriormente, no quiero verme en la tesitura de cerrar porque el negocio no sea viable y por no poder soportar la presión económica.

Tenemos la obligación moral de ofrecer una vida plena a esa generación que tanto hizo para modernizar España y cambiar el modelo de las antiguas residencias en las que apenas había vida, por un nuevo modelo mucho más profesional y dinámico. 

Residencia privada Fontsana en Palma

Residencia privada con plazas concertadas Bell Entorn