
“El bienestar no es lo mismo que la felicidad”
El perfil profesional de Isabel Serrano-Rosa parece no tener fin: psicóloga sanitaria, psicoterapeuta, terapeuta de parejas, sexóloga, escritora, filosofa, coach personal y empresarial, gestora web, colaboradora en medios, formadora y hasta divulgadora premiada. Es la fundadora del centro y escuela de psicología www.enpositivosi.com

Isabel Serrano-Rosa.
Isabel ha hecho de todo, cultivando facetas tan variadas como su título de sexóloga o de formadora psicológica de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En esta entrevista desgrana las claves de la felicidad, que “no es lo mismo que el bienestar”, y también de las relaciones personales, con parejas que “tienen que ser capaces de crecer juntas, afrontar conflictos y las crisis que los propios cambios de la vida conllevan”. Pero sus conocimientos dan para mucho más, como para publicar la obra Yo, mí, me, conmigo (Kitaeru, Anaya), un manual de referencia para trabajar el amor propio, pero sobre todo con nuestra auténtica esencia lo que ella denomina el Valor de Ser.
Tu suma de facetas profesionales resulta apabullante, pero, ¿hay alguna con la que te identifiques más?
Ha ido por etapas en mi vida. En un periodo estaba enamorada de la parte clínica más compleja, los trastornos clínicos y la línea psicótica, de hecho, empecé a trabajar en una clínica psiquiátrica y me interesé mucho por todo aquello que nos desconecta de la realidad. Tocando también el tema de la conexión y desconexión, pasé a las terapias de pareja, para las que desarrollé un modelo propio. Es un tema fascinante y bien hecha resulta muy efectiva.
Tras las terapias de pareja empecé a escribir, en 2015, y descubrí una vocación divulgadora muy potente. Transmitir la parte de ciencia y también la parte humana, es algo que me llama muchísimo la atención y creo que puedo aportar mi granito de arena para mejorar la vida de las personas. Pero he hecho muchas más cosas: formación, empresas… casi de todo, salvo niños, que nunca he trabajado con ellos, porque verlos sufrir o dañados es superior a mis fuerzas.
Entre otras cosas, llevas más de 35 años trabajando en salud mental y desarrollo personal. ¿Podrías compartir algunas de las claves del bienestar?
Cuando empecé a estudiar en España, se trabajaba mucho con los modelos mentales, el tema cognitivo, así que me fui a Italia a buscar otras perspectivas, más basadas en la conexión más profunda con uno mismo y lo emocional. A continuación, ya a finales de los años noventa, me trasladé a EE UU para aprender un nuevo enfoque, centrado en la autoestima, el bienestar, la felicidad. El primer aspecto crucial para el bienestar es saber es aprender a manejar para neutralizar las emociones negativas y activar los positivas.

La obra de Isabel versa sobre el 'valor del ser' y el 'amor propio'. / .
Las relaciones son otro aspecto fundamental, entendidas como interacciones, unos intercambios que nos llevan a poner ladrillitos para construir cada vínculo. Otro pilar determinante es encontrar algo en la vida que nos apasione, una actividad que te pongas a hacerla y se te olvide el paso del tiempo. Y tener metas, porque nos ayudan a focalizarnos y evitar la dispersión de la mente. Y tener un propósito, el pensamiento trascendente, sentir que podemos avanzar más allá del “yo, mí, me, conmigo”, hacia una dimensión elevada como señalo en el libro.
Pero esto es el bienestar, que es diferente de la felicidad. El bienestar tiene que ver conmigo mismo y con mi relación; cuando hablamos de felicidad, en cambio, hay que tener en cuenta el entorno, el contexto, involucrando a los demás.
¿Qué es más importante, hablar o escuchar?
En los tiempos que corren, yo sugiero a todo el mundo que queden, pero no para hablar, sino para escuchar. En el cara a cara, en general, escuchamos mal. Hay factores neurobiológicos, como las neuronas espejo, que hacen que nuestro cerebro se conecte con el otro y pueden explicar el efecto, pero hay que trabajarlo más. La inteligencia emocional y social pasa por saber escuchar, y no solo lo que el otro dice, sino cómo lo dice, su actitud, sintonía… La escucha, además, tiene la ventaja de que reduce la presión arterial y eso es otro beneficio.
Sin embargo, en las comunicaciones online, oímos mucho; audiolibros, podcast, notas de voz… Pero como yo digo, tragamos mucho. Apuesto por un intercambio, por un diálogo, es decir, que, si se está escuchando a un influencer, por ejemplo, que se pueda uno plantear qué aporta. Tener un cierto espíritu crítico. Lo ideal es el equilibrio; nuestro cerebro está pensado para buscar equilibrio, pero nosotros nos empeñamos en no hacerlo.
En tu web se habla, entre múltiples temas, de las relaciones sentimentales y de “los 8 conflictos de pareja”. ¿Cuáles son?
Una pareja que te hace crecer, que te hace desarrollarte, es una pareja capaz de afrontar conflictos y, por tanto, de evolucionar. Y en esa evolución está una de las claves de las relaciones sentimentales. Pero las parejas también tienen que diferenciarse, y las uniones que suelen tener mayor éxito son aquellas que tienden a quedarse con lo mejor del otro, con sus facetas más positivas.
La evolución se puede clasificar en fases, como la simbiótica y cada uno tiene su tipo de conflicto, como somos uno al estilo del amor Disney, con reciprocidad completa e imposible entre ambas partes, o ni contigo ni sin ti; que tiende a situarse en el extremo opuesto. Otros conflictos son no me traiciones, yo cambiaré si tú cambias o quiero ser yo. El resto de fases y conflictos pueden consultarse en www.enpositivoSI.com.
En tu libro, Yo mí, me, conmigo mencionas “la importancia de conectar con nosotros mismos en un mundo que nos desconecta”. ¿De qué manera?
Es muy importante buscar la propia seguridad con preguntas como ¿esto/esta persona me hace bien?; vínculos seguros, apegos seguros, un mundo seguro… Pero muchas veces no somos seguros con nosotros mismos. Yo empecé a trabajar con la autoestima ya en el 92, y viví su boom. Ahora, me encuentro gente con la autoestima muy alta, muy baja, no acabamos de encontrar el punto.
Pero tenemos un concepto más profundo que la autoestima que es la identidad, el valor de ser, de ser quién soy yo, a veces un gran desconocido. Estoy en conexión conmigo mismo y eso va a permitir que las influencias externas nos lleguen, pero no nos inunden o intoxiquen que se puedan digerir y filtrar poco a poco. Así como la autoestima se basa en la relación con uno mismo, la identidad se forma con la interacción, con las relaciones y los vínculos importantes desde la más tierna infancia. Es una diferencia similar a la del bienestar y la felicidad.
Hablando de gestión psicológica, abogas por librarnos de vínculos tóxicos a través de la práctica del desapego, la empatía y el optimismo saludable. Queremos saber más…
Soy experta en empatía y, a menudo el sentimiento lo entendemos mal. La empatía es un concepto que es neutro, no es no buena ni mala, significa captar y sentir al otro y esto podemos utilizarlo para bien o para mal. La buena empatía Está relacionada con la identidad y la autoestima, es mi espacio, y de ahí la importancia de saber dónde estás tú y dónde está el otro. Y eso es, precisamente, el factor de desapego, las puedo sentir, pero tengo que reconocer que ese sentimiento le pertenece al otro y desde ahí decidir qué tipo de apoyo puedo dar o simplemente dejar que el otro haga lo que tenga que hacer por sí mismo como la mejor forma de ayuda. Luego puede derivar en la compasión, que esa sí implica hacer algo por los demás. El optimismo saludable, por su parte, es la capacidad para ver el problema pero centrarse en la solución de las cosas e identificar qué aspectos se pueden resolver y cuáles no.
La Covid-19 te mandó al hospital, pero tu experiencia como formadora de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado te ayudó a superar el episodio. ¿Cómo?
En la primera ola quedé desahuciada y terminé en la UCI de un hospital. Pero la resiliencia, que es una capacidad natural que tenemos todos, se activó, y yo la tengo desarrollada por mi formación a los cuerpos de seguridad. En la película Naufrago (Tom Hanks, 2000) se aprecia con claridad. El personaje interpretado por Hanks le habla a Wilson, una pelota de voleibol. Y, ¿por qué hace eso? Porque si no te vinculas con algo o con alguien, te mueres.
Yo no podía interactuar con nadie, ya que apenas hablaba y todos eran iguales, vestidos de blanco; yo no sabía si estaba en una nave espacial o si el que entraba era un médico o la señora de la limpieza. La solución fue tratar de encontrar a mi Wilson; y conectar conmigo misma y ser la persona que te salve a ti mismo.
Una técnica interesante es parcelar los problemas grandes, dividirlos en trozos pequeños más abarcables. En los próximos 15 minutos voy a respirar me decía en el hospital… La imaginación también es un factor clave.
¿Qué habría que tratar de evitar para ser más feliz, o para alejar las penas al menos?
El exceso de crítica es un aspecto a evitar, porque no te ayuda a avanzar. Si fuera una crítica constructiva, yo lo llamo optimismo positivo, porque se centra en la solución. La crítica suele hacer daño y magnifica el problema. La queja es otra actitud a evitar; el aislamiento, la culpa y la vergüenza, el perfeccionismo excesivo, la negatividad, el catastrofismo, la idealización… Hay que darse cuenta de que nuestra mente está llena de sesgos y nos miente.
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