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Estrategias de negocio

Así luchan las empresas contra la inflación

Reducir el contenido de los envases un 10% manteniendo el precio de venta, acumular stocs o negociar con proveedores. Las compañías se cubren ante el alza de los costes

Un gráfico sobre la subida de la inflación.

Con la escalada registrada por los precios, situados en el 10,2% en junio, según el dato adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE), que deberá ratificarse a mediados de este mes de julio, las empresas han tenido que adaptarse rápidamente. Es como volver casi cuatro décadas atrás, después de la segunda crisis del petróleo, una etapa en la que una inflación de dos dígitos era más habitual.

Lo que empezó como un incremento que afectaba esencialmente a la energía se ha trasladado a la alimentación y al conjunto de la economía. De hecho, tras una etapa en la que se llegó incluso a blandir el fantasma de la deflación (la caída sostenida del nivel general de precios, que suele ser la antesala de una crisis profunda), se ha pasado a la situación contraria.

El indicador que mejor refleja ese contagio al conjunto de la economía es la inflación subyacente, que excluye los precios energéticos y los alimentos no elaborados (los elementos con una evolución más volátil), que se ha disparado hasta el 5,5% en junio, la cota más elevada desde agosto de 1993, cuando se produjo la crisis posterior a los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.

En este complejo escenario marcado por una energía que no para de subir y los problemas e interrupciones en las cadenas globales de suministros, se tienen que desenvolver los ciudadanos, que ven cómo sus salarios pierden poder de compra (los incrementos medios en convenio son más de cuatro veces inferiores a la tasa anual de inflación) igual que sus ahorros pierden valor cada día que pasa, aunque la tendencia se modificará con las primeras subidas del precio del dinero por parte del Banco Central Europeo (BCE).

Las subidas de los tipos de interés, suelen ser la herramienta para enfriar una economía recalentada, es decir, en la que la demanda está disparada. El problema actual, en cambio, es de oferta y si el BCE se pasa de frenada con las alzas de los tipos de interés puede provocar una recesión, alertan algunos expertos. En definitiva, que por frenar la escalada de los precios, nos podemos ver abocados a una crisis. El tiempo lo dirá. La primera subida de los tipos de interés será este mismo mes, en 0,25 puntos; y la siguiente en septiembre, que podría ser incluso superior.

En este escenario se tienen que desenvolver las empresas y cada una, en función de sus características y del sector al que pertenece, aplica su propia estrategia para minimizar el impacto de unos costes muy elevados. Unas, las que tienen una relación más directa con los ciudadanos a través de productos de gran consumo, lo hacen para difuminar el impacto en los precios que pagan los clientes; otras, para paliar el efecto en los costes de producción, que a su vez se han disparado a lo largo de los últimos meses.

Nos hemos tenido que empezar a acostumbrar a nuevos términos como la ‘reduflación’ para describir las prácticas que llevan a cabo algunas compañías. Hay fabricantes de alimentos que están reduciendo el contenido de sus envases entre un 5% y un 10% y manteniendo los precios, si no incluso aumentándolos. Es una tendencia que afecta a la alimentación pero también a productos de higiene y droguería y otros que se encuentran en los lineales de las tiendas y los súpers. Otras compañías optan por acumular estocs, otras por negociar con los proveedores. Todo para navegar en esta tormenta perfecta de precios alza.

1- Firmus Homes: Acopio de material para no detener las obras

El sector de la construcción ha sufrido un alza del coste de los materiales de obra del 18% en los últimos 18 meses. La cifra equivale al margen de beneficio con el que trabajan las promotoras. Ante esta situación, algunas inmobiliarias han optado por frenar sus proyectos hasta que se estabilicen los precios. La promotora valenciana Firmus Homes, que preside Juan Valero, descartó paralizar sus proyectos y optó por hacer acopio del material de obra que necesitaba.

"Hemos hecho acopio de vidrio y carpintería de madera. Con eso hemos salvado la subida", aclara Valero. Firmus Homes está terminando una promoción de 43 viviendas en la avenida de Burjassot de València y trabaja en otra en la calle Maestro Valls de la capital del Túria. "La madera empezó a subir el verano pasado. La guerra de Ucrania complicó la situación porque se paró la producción de acero. El coste ha subido un 100%", lamenta. Valero explica que también han podido reducir el impacto gracias a que la empresa tiene una rama constructora (con lo que puede ajustar el margen del 6% del beneficio del constructor). /Ramón Ferrando

2- Seat: El precio de los vehículos se dispara un 3%, aunque no solo por el IPC

La inflación se está cebando en todos los sectores industriales y empresariales. En el mundo de la automoción las diferentes marcas que fabrican en España se enfrentan no solo a esta situación sino que arrastran los elementos de la crisis sectorial que arrancó con la pandemia y se ha prolongado con la escasez de componentes y semiconductores, así como últimamente con la guerra de Ucrania. El grupo Stellantis, Renault, Ford, Mercedes y Seat son los principales fabricantes con plantas en nuestro país y están teniendo que batallar con todos esos frentes y con una inflación creciente. Aunque ésta última no es la principal causa de los cambios en la gestión de compras.

A nivel productivo "estamos en permanente revisión y adaptación de los procesos. Nuestro objetivo es ser más eficientes, sostenibles y competitivos", argumentan desde Seat en Martorell. Aunque desde la compañía española confiesan que todas estas previsiones "no están motivadas por la inflación como tal". Desde las áreas de compras ya llevan tiempo optimizando las adquisiciones en un sistema complejo de distribución. La falta de componentes ha obligado a buscar las mejores opciones de forma casi diaria con diferentes proveedores, empleando muchas veces microchips de un modelo en otro distinto para no tener que parar las producciones. Se prioriza el ritmo de producción y en ese punto destacan que la inflación no ha tenido un efecto directo sobre esas decisiones de compra.

A nivel comercial la inflación sí ha tenido un reflejo más importante con un incremento de los precios en todos los vehículos. La media se sitúa desde principios de este año en torno a un 3% y un 4%, aunque el impacto es diferente en función de cada marca y cada modelo. Los SUV son los modelos que más han aumentado el precio (algunos más de un 4%), aunque esta vez tampoco es un elemento directamente vinculado a la inflación. "Una parte sí", confiesan desde las marcas, "aunque la mayor parte es por la incorporación de mejoras de equipamiento y tecnología".

Se da la circunstancia de que en este 2022 han entrado en vigor nuevas medidas de seguridad que todos los vehículos nuevos homologados que se vendan en Europa deben incorporar. Por eso, varias marcas han adelantado la subida de precios asociada a los cambios de modelo (‘model year’), algo que normalmente sucedía más hacia el último trimestre para incorporarlo ahora con la excusa de la introducción de estos nuevos equipamientos. Algunos de esos elementos que escapan puramente a la inflación y que encarecen el precio de los vehículos son: Asistente de velocidad inteligente, interfaz de pre-instalación de alcoholímetros antiarranque, sistema de advertencia de somnolencia, cansancio y pérdida de atención del conductor, señal de frenado de emergencia y sistema de control de la presión de los neumáticos, entre otros. Todo ello implica un encarecimiento del precio del vehículo que no necesariamente es imputable al alza de precios provocados por la inflación./Xavi Pérez

3- Cobadu: Negociar para amortiguar la subida del cereal

La inflación afecta directamente al sector agroalimentario, y muy concretamente a los fabricantes de alimentación animal como Cobadu, una cooperativa con más de 10.000 socios y unos 300 trabajadores radicada en la provincia de Zamora. Los productores de piensos han notado por un lado la subida del coste de la energía, y por otro el de su materia prima, el cereal, cuyos precios se dispararon con la invasión rusa de Ucrania.

"Nosotros como cooperativa solo podemos amortiguar el golpe de los precios, el impacto, pero no impedirlo", declaran desde la directiva de Cobadu. Por eso en los últimos meses los esfuerzos de la empresa se han centrado en mantener viva la cadena de suministro para que sus socios ganaderos reciban todo lo que necesitan para que sus explotaciones sigan en funcionamiento. "No hemos dejado de hacerlo en ningún momento, pero sí hemos tenido que ir adaptando nuestra forma de trabajar a esta continua marea de cambios que no podemos detener, surfeándola de la mejor manera posible", recuerdan los responsables de la cooperativa agroalimentaria.

Ese reto incluye negociar con todos los proveedores para conseguir unos precios razonables en este contexto tan impredecible. "Tenemos que intentar comprar lo mejor posible para nuestros socios, para ello contamos con un equipo multidisciplinar y preparado para conocer de primera mano, y con certeza, todos los movimientos del mercado nacional e internacional", señalan desde Cobadu.

Por otro lado, la cooperativa agroalimentaria no deja de reivindicar el cumplimiento de la Ley de Cadena Alimentaria para que los precios finales cubran los costes de producción de agricultores y ganaderos, que no dejan de crecer. En este sentido, señalan el concepto de "inflación positiva": que la subida generalizada repercuta también en la subida de los precios en origen de los productos agrarios./Alejandro Bermúdez

4- Gáldar Llanos de Sardina: El volcán equilibra el aumento de costes de los plataneros

No es un año fácil para los plataneros canarios y más aún para los palmeros. El volcán, a pesar de llevar seis meses apagado, todavía frena la actividad. Las dificultades en el sistema de riego provocan que queden más de 500 hectáreas sin cultivar y, además, el 10% de la producción de la isla -unos doce millones de kilogramos- sigue sepultada bajo la lava. Hay menos producto en el mercado y muchos más costes por la inflación y la guerra en Ucrania. Al gerente de la cooperativa de Gáldar Llanos de Sardina (Gran Canaria), Daniel Godoy, producir un kilo de plátano le costaba hace solo unos meses un euro y ahora la cifra llega a 1,50 euros. Pero precisamente la falta de producto en el mercado ha permitido a los plataneros canarios paliar el aumento de gastos repercutiendo parte de los costes en el precio de los plátanos. Lo que equilibra la balanza.

Ha aumentado el coste de fertilizantes, energía, desaladoras y de los fletes marítimos. "Tenemos importantes gastos, sobre todo con las desaladoras porque en las islas necesitamos recurrir al agua del mar para poder cubrir la demanda de las cosechas", explica el productor. La mayor parte del agua que se consume en el archipiélago procede de la desalinización, a causa de la escasez de recursos hídricos locales. Una sola planta de plátano necesita de 25 a 30 litros por día y esta maquinaria requiere de energía eléctrica, lo que ha multiplicado los gastos de los agricultores. También han subido los precios del empaquetamiento al encarecerse el cartón, el plástico y los palets de madera.

"Este año no notamos tanto los sobrecostes porque el precio del plátano ha crecido un 60% en el mercado", explica Godoy, quien teme que una vez se recupere la producción continúen los sobrecostes y el sector "no sea capaz de aguantar sin pérdidas". "Parecía que las situación era coyuntural, pero estos costes han llegado para quedarse", afirma.

Los productores isleños también temen que el encarecimiento de los plátanos desvíe el consumo a la banana, por lo que al sector le preocupa que cuando se recuperen las cuotas de mercado "sea imposible" volver a atraer a los clientes que se han pasado al producto importado del mercado europeo. Aunque esto no será hasta dentro de dos años cuando se recupere el 90% de la producción en La Palma, y habrá que esperar un lustro para igualar las cosechas que existían antes de que la lava arrasara los cultivos. "No tenemos otra alternativa, en su momento los precios se volverán a nivelar e intentaremos recuperar cuota de mercado y no morir en el intento", afirma Godoy./Andrea Saavedra

5- Masymas: La distribución alimentaria saca las marcas blancas y pide menos IVA

En el sector hotelero la subida global de costes se calcula entre un 15% y un 20%, con la energía y la alimentación como principales focos de tensión para los márgenes de las compañías. Una situación que ha llevado a los empresarios del sector a acelerar los planes para construir instalaciones de autoconsumo fotovoltaico, allá donde el espacio disponible lo permite. En el caso de la benidormense Magic Costa Blanca, aprovechará los parkings de dos de sus principales complejos -el Robin Hood y el Magic Natura- y las azoteas del resto de la cadena con el objetivo de generar entre el 40% y el 50% de la energía que consume, con una inversión superior a los cinco millones de euros, según explica su vicepresidente, Javier García.

Pero, además, la compañía ha reforzado el departamento de compras en busca de nuevos proveedores de productos y servicios que puedan ayudarles a rebajar algo sus costes e, incluso, se están rediseñando los menús que sirven en sus restaurantes y ‘bufets’ para sustituir aquellos productos que más se han encarecido "por otros que resulten más asequibles y sean igual o más atractivos", explica el ejecutivo. Una tarea compleja, sobre todo porque debe mantenerse la misma calidad para no decepcionar a los clientes.

Desde el punto de vista de la comercialización, la presión sobre los márgenes ha llevado a la cadena a reducir las plazas que reserva a los touroperadores, con las que obtiene una rentabilidad menor, y apostar todavía más por la comercialización directa, una tendencia que ya parece imparable en todo el sector y que no ha dejado de crecer en los últimos años, ahora acelerada por las circunstancias. Algo que también ocurre con los llamados precios dinámicos, cada vez más habituales.

No obstante, quizá la decisión más dura de tomar, según explica el empresario, ha sido la de no pujar por las plazas del Imserso, que durante años han contribuido a desestacionalizar la actividad turística en Benidorm. Sin embargo, ante la negativa del Gobierno a subir los precios de este servicio, García -al igual que otros empresarios del ramo- considera que la única forma de mantener estas plazas sería asumiendo pérdidas, algo que no está dispuesto a aceptar en la situación actual. Una decisión que implica que la cadena tendrá que cerrar este invierno el hotel donde concentraba esta actividad, frente a lo que venía siendo habitual en los años anteriores, en los que abría todo el año. Una decisión que ya ha comunicado al comité de empresa.

A la hora de paliar los efectos de la disparatada inflación que acecha a la cesta de la compra el sector de la distribución tiene un papel determinante. Las cinco primeras empresas de esta actividad concentran casi el 50% del negocio en España, según datos de la consultora Kantar. El resto se lo reparten otros canales de ventas y las cadenas regionales, que durante los años de pandemia no han dejado de crecer. Una de estas es la alicantina Masymas, con una red comercial de 120 tiendas en la Comunitat Valenciana y Murcia y un negocio de 321 millones de euros al cierre del ejercicio de 2021. El director general de esta compañía familiar es José Juan Fornés, quien recuerda que la primera "gran consecuencia del covid es la elevada inflación". "No podíamos imaginar -puntualiza- que después de la pandemia habría un IPC como el actual y un importante encarecimiento de los costes. Tampoco nadie podía imaginar la guerra actual, que está afectando mucho, con subidas de precios importantísimas que no se pueden repercutir al precio final".

¿Qué hacer? La ‘tormenta perfecta’ que aúna desabastecimiento, la reducción de la cosecha por el mal tiempo y la creciente demanda por la ola de calor incluso han provocado un repunte en las estanterías de los súper de sandía y melón, cuyos precios ya duplican los de la temporada anterior. "Todos hemos subido los precios, aunque en ningún caso al ritmo en el que han subido los costes. Las empresas han realizado un esfuerzo enorme para contener los precios, inclusive a costa de los beneficios. En este contexto, la marca propia está teniendo un papel muy determinante, porque tiene una relación calidad-precio más asequible. Su peso en el conjunto de la compra está subiendo. De todas formas, nuestra vocación es que el cliente elija ya que en nuestras estanterías tiene que haber la marca del fabricante y también la nuestra al mejor precio posible", agrega el principal ejecutivo de la cadena Masymas.

En su opinión, "el panorama económico a corto y medio plazo no parece muy halagüeño. Por eso, hemos de ser austeros e invertir principalmente en aquello que añada valor", sostiene José Juan Fornés. También reconoce que son tiempos para que el Gobierno español baje los tributos. "La Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), a la que pertenecemos, elaboró recientemente un documento de medidas para hacer frente a la situación actual. Entre las medidas se apuesta por la bajada del IVA de los alimentos. Recortar el IVA es una decisión que corresponde al Gobierno. En todo caso, se debería garantizar que los productos más básicos sean más asequibles mientras que aquellos que no lo son puedan incrementarlo", explica. Además, considera que es difícil anticipar cómo evolucionará esta situación.

En ese sentido, la patronal Asedas, que defiende los intereses de Mercadona, Lidl o Consum, entre otras, sostiene que es necesario atender las necesidades de la población, así como poner en marcha una moratoria en la aplicación de impuestos especiales o tasas que afectan al sector. "En mis más de cuarenta años de experiencia nunca había tenido sobre la mesa tantas variables de tanto calado económico y tan trascendentales. Vivimos en un mundo global. No preveo que el IPC baje este año del 6% y el año próximo puede ser incluso mayor. Iremos paso a paso, el sector es muy resilente y tiene que seguir adaptándose a los cambios que lleguen", concluye./José Luis Zaragozá

6- Wonders: Pedidos más grandes y producción constante 

"Han subido absolutamente todos los componentes que lleva un zapato. Hasta los hilos para coserlos", se queja el consejero delegado de la firma ilicitana de calzado Wonders, Jorge Carbonell, que señala, además, la dificultad que supone gestionar este incremento continuo en un sector que tiene que salir a vender sus colecciones más de seis meses antes de que lleguen a las tiendas. "Para cuando vamos a fabricar, los proveedores ya nos han subido otra vez los precios", señala Carbonell.

En su caso, la forma que han encontrado para defenderse de la inflación ha sido aprovechar los recursos propios de que dispone la firma para anticipar compras y, sobre todo, realizar pedidos de mayor volumen a sus proveedores con el objetivo de negociar precios más ajustados. Además, han apostado por mejorar la productividad de su fábrica manteniendo una producción mínima constante, frente a los parones a los que está acostumbrado el sector, entre temporada y temporada. "Adelantamos colecciones. Es una forma de sacar más provecho a los recursos", señala el empresario. Aun así, Carbonell reconoce que no ha habido más remedio que recortar márgenes, porque consideran que el consumidor no está en disposición de asumir todo el aumento de costes./David Navarro

7- Magic Costa Blanca: Apuesta por el autoconsumo y adiós a las plazas del Imserso

En el sector hotelero la subida global de costes se calcula entre un 15% y un 20%, con la energía y la alimentación como principales focos de tensión para los márgenes de las compañías. Una situación que ha llevado a los empresarios del sector a acelerar los planes para construir instalaciones de autoconsumo fotovoltaico, allá donde el espacio disponible lo permite. En el caso de la benidormense Magic Costa Blanca, aprovechará los parkings de dos de sus principales complejos -el Robin Hood y el Magic Natura- y las azoteas del resto de la cadena con el objetivo de generar entre el 40% y el 50% de la energía que consume, con una inversión superior a los cinco millones de euros, según explica su vicepresidente, Javier García.

Pero, además, la compañía ha reforzado el departamento de compras en busca de nuevos proveedores de productos y servicios que puedan ayudarles a rebajar algo sus costes e, incluso, se están rediseñando los menús que sirven en sus restaurantes y ‘bufets’ para sustituir aquellos productos que más se han encarecido "por otros que resulten más asequibles y sean igual o más atractivos", explica el ejecutivo. Una tarea compleja, sobre todo porque debe mantenerse la misma calidad para no decepcionar a los clientes.

Desde el punto de vista de la comercialización, la presión sobre los márgenes ha llevado a la cadena a reducir las plazas que reserva a los touroperadores, con las que obtiene una rentabilidad menor, y apostar todavía más por la comercialización directa, una tendencia que ya parece imparable en todo el sector y que no ha dejado de crecer en los últimos años, ahora acelerada por las circunstancias. Algo que también ocurre con los llamados precios dinámicos, cada vez más habituales.

No obstante, quizá la decisión más dura de tomar, según explica el empresario, ha sido la de no pujar por las plazas del Imserso, que durante años han contribuido a desestacionalizar la actividad turística en Benidorm. Sin embargo, ante la negativa del Gobierno a subir los precios de este servicio, García -al igual que otros empresarios del ramo- considera que la única forma de mantener estas plazas sería asumiendo pérdidas, algo que no está dispuesto a aceptar en la situación actual. Una decisión que implica que la cadena tendrá que cerrar este invierno el hotel donde concentraba esta actividad, frente a lo que venía siendo habitual en los años anteriores, en los que abría todo el año. Una decisión que ya ha comunicado al comité de empresa./David Navarro

8- Marín Giménez: La escasez de materias duplica los precios

Francisco Marín, consejero delegado de la empresa Marín Giménez, de Caravaca de la Cruz (Murcia), asegura que la industria conservera se enfrenta "a una tormenta perfecta" ante la presión originada por el incremento de los precios de las materias primas y de la energía, que se suma a los problemas de suministro y los logísticos, originados por los cuellos de botella en el tráfico marítimo. La conserva fue uno de los primeros sectores que sufrió la escasez de contenedores utilizados en el transporte internacional, cuyo precio pasó de los 1.000 euros hasta los 20.000, "multiplicando por diez el coste de los fletes".

Francisco Marín explica que la salida de la pandemia "produjo un efecto latigazo", al que se ha añadido "una crisis de escasez" y un aumento de la demanda por parte de los consumidores que "ha contribuido al desorden del mercado". La industria también ha acusado en mayor medida el encarecimiento de la energía, que "ha multiplicado por cinco el precio de la electricidad" y ha disparado el del gas.

A estas dificultades se añade la escasez de materias primas provocada por las lluvias y las tormentas de granizo registradas esta primavera, que han mermado la producción. Según calcula, los precios de los productos destinados a la transformación "casi se han duplicado". Añade también que el coste de la energía "está siendo el más difícil de repercutir" a los clientes, lo que ha llevado a la compañía a crear "un grupo de trabajo interno para optimizar el consumo de agua, electricidad y vapor". También tratan de reducir el del gas natural y el de la electricidad mediante una planta de biomasa y de instalaciones fotovoltaicas.

El empresario ve difícil cualquier previsión de futuro porque a la crisis originada por la guerra en Ucrania, "que afecta al suministro de alimentos y de energía", se suman cada día nuevos focos de tensión, como la ruptura de relaciones comerciales anunciada por Argelia. Así, alerta del "riesgo de hambruna ante la escasez de los alimentos" que Rusia y Ucrania suministraban hasta ahora./María José Gil

9- Sidra Cortina: Sol y un agujero más del cinturón para que la sidra no suba por las nubes

Sidra Cortina fue uno de los primeros ‘llagares’ asturianos que automatizó sus líneas de embotellado y prensado, que se enchufó a la tecnología sin darle la espalda a la tradición. Ahora prepara el salto a las renovables. Lo hace para reducir su huella ecológica, pero sobre todo porque la electricidad que alimenta sus máquinas se ha puesto por las nubes. Mirando al tímido sol de Asturias estarán los paneles que cubrirán el tejado del ‘llagar’.

El proyecto de autoconsumo energético es el plan a largo plazo para hacer frente a la subida de precios. A corto plazo, la estrategia es "apretarse el cinturón". Lo afirma Tino Cortina, tercera generación al frente del grupo Sidra Cortina, fundado en el concejo asturiano de Villaviciosa por sus abuelos en el año 1952 e impulsado por su padre.

"Las botellas han subido de precio un 20% en último año y el cartón para las cajas un 40%. Las de plástico se han encarecido más, por el petróleo, y los corchos hace tiempo que estaban subiendo. Los precios del transporte que se acordaron en enero hubo que renegociarlos por el encarecimiento del carburante y para la próxima cosecha seguro que sube la manzana porque a los cosecheros también les crecen los gastos. Y a todo ello hay que sumarle el precio desorbitado de la energía», argumenta Tino Cortina.

El empresario asegura que no puede repercutir en el precio de la bebida el incremento de todos esos costes porque está en juego, en primer lugar, mantener una clientela fiel en el reducido mercado de la sidra natural (cuyas fronteras son prácticamente las de Asturias) y, en segundo lugar, conservar el carácter popular de la bebida, que no se convierta en un artículo de lujo.

"Las empresas familiares tenemos más capacidad de aguante a la hora de apretarnos el cinturón. Pero todo tiene un límite", explica el ‘llagarero’. Cortina produce al año más de 2 millones de litros de sidra. "Tenemos volumen y eso nos da capacidad de negociación con los proveedores, pero los llagares pequeños lo están pasando mal y alguno se quedará por el camino», augura el empresario./Pablo Castaño

10- Cabomar: El reto envenenado de fabricar para todo el mundo

España es deficitaria en proteína marina. Teniendo en cuenta que la flota de pabellón nacional faena unas 800.000 toneladas al año, el conjunto de la industria tiene que importar más de 1,6 millones de toneladas de todo el mundo para abastecer tanto sus líneas de producción como los canales de venta directa. Un puzzle logístico que baila ahora a merced de múltiples factores que no puede controlar: el pescado hay que traerlo, tratarlo, elaborarlo, envasarlo, congelarlo o refrigerarlo y llevarlo al consumidor final. Y todos los procesos están amortajados ahora por la espiral inflacionaria, como saben bien en la pesquera gallega Cabomar. 

Fundada en el año 2006 y dirigida ahora por Enrique Freire, se ha colado ya en el top 20 de ‘players’ del sector, con 101 millones de euros de volumen de negocio. Pese a todo. "Experimentamos un incremento del 53% sobre la previsión en costes asociados a la producción", exponen fuentes de la compañía pesquera. Los capítulos que alimentan esta desviación son múltiples: energía -el grupo cuenta con instalaciones frigoríficas-, aceite, plásticos, gas, harina, cartón o transporte. Solo el coste de los fletes, que es el transporte por vía marítima en contenedor, de materia prima y producción, se ha disparado para Cabomar un 60%.

El remedio para aliviar la escalada de precios, dicen, es "la eficiencia". No hay un euro que desperdiciar. "Acabamos de instalar un sistema de digitalización para la mejora de la capacidad de análisis y otro de mantenimiento predictivo", para exprimir al máximo su músculo industrial. La pesquera invertirá este año otros dos millones de euros en sus instalaciones: "La eficiencia es indispensable para ser competitivos". Están asentados en el puerto de Marín, y emplean a un total de 250 personas. La prioridad de la compañía es "responder rápidamente a los cambios del mercado, a las preferencias del consumidor, con el desarrollo de nuevos productos y formatos que aporten valor».

El 40% de su producción se dirige al mercado nacional, frente al 60% que dedica a exportar a países como Francia, Italia, Alemania o Portugal./Lara Graña

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