"Hay momentos en los que se debe renunciar al ‘yo’ y pensar como conjunto. Fue duro, pero profesionalmente pensaron que era lo más beneficioso para el negocio... y acertaron". Así explica la segunda generación de los hermanos Muñoz la decisión que tomaron su padre y sus tíos hace 41 años y que según ellos salvó no solo a su pequeño comercio de electrodomésticos, entonces Establecimientos Muñoz y hoy Milar Muñoz, sino a muchas otras pymes del sector de terminar siendo engullidas por las grandes multinacionales que han ido aterrizando en las ciudades españolas en las últimas décadas.

Corría el año 1981 y todavía no había despegado la globalización, pero Ángel, padre de los actuales propietarios, y sus dos hermanos, dejaron de lado el vínculo sentimental que existe en toda empresa familiar y se asociaron con cinco de los comerciantes más importantes del sector en la Comunitat Valenciana, creando la central de compras Comelsa (Comercializadora de Electrodomésticos, S. A.) con el objetivo de aumentar su competitividad uniendo volúmenes para reducir precios y unificar la imagen de marca.

Ocho años más tarde, aquella aventura autonómica se probó exitosa y se extrapoló a todo el país. De esta forma nació el Grupo Milar, "una central de centrales de compra" que hoy cuenta con 414 establecimientos repartidos por toda España.

Fusiones nacionales

Comelsa sigue siendo la distribuidora de Milar en el arco mediterráneo, si bien el grupo nacional se integró en 2006 en Sinersis, compañía que ahora engloba Milar, Tien-21 y Euronics. Entre todas gestionan más de 1.500 puntos de venta en España y según los datos del último Informe de Distribución de Electrodomésticos en España de 2021, contarían con una cuota de mercado del 23,6%.

"Siempre han tenido una gran visión de futuro. Fueron de los primeros que entendieron que hay que estar unidos para sobrevivir", reflexiona Carlos Muñoz, uno de los tres hermanos que hoy gerencian esta pyme ubicada en el barrio valenciano de Benimaclet y que este año celebra el 60 aniversario de su fundación.

Gracias a aquel movimiento, tanto Comelsa, de la que son socios fundadores y accionistas junto con otras 26 pymes, como Grupo Milar, compuestas también en su inmensa mayoría por pequeños comercios que como el de la familia Muñoz, han podido desarrollar el músculo necesario para competir contra los gigantes del sector.

"Nos ha permitido ir de tú a tú contra los grandes, porque conseguimos precios que por separado serían impensables", celebra Carlos, que alardea de que ahora Milar es "el grupo más grande de compras de electrodomésticos de España". La capilaridad que le aporta estar compuesto por ese entramado de pequeños comercios es considerada por los Muñoz como una de sus grandes fortalezas y un motivo de orgullo, porque ese germen nació de su familia.

"Media Markt, por ejemplo, hizo mucho ruido al llegar, pero apenas tiene 40 tiendas en España", aclara Héctor Muñoz, hermano pequeño. Y es que esta familia no comparte el discurso derrotista de muchas pymes del sector comercial. No tienen miedo al cambio de modelo porque ya han ganado partidas: "Las tiendas de proximidad no van a desaparecer ni por internet ni por la competencia de los grandes. Aquí, por lo menos, hay Muñoz para rato", vaticina. De hecho, los hermanos aseguran que el aterrizaje de este tipo de multinacionales les ha hecho mantenerse alerta y renovar su modelo de negocio.

"Nos obligaron a mejorar en muchos aspectos porque la competencia siempre incentiva. Tuvimos que ajustar todavía más los precios y pasamos a cobrar por servicios que antes eran gratuitos, pero hemos resistido", complementa Carlos

Reforzados por la pandemia

Y aunque el covid afectó al negocio, siguen empeñados en su relato optimista. "La pandemia nos ha reforzado por ese trato directo que aportamos a los clientes. Aquí casi todos nos conocemos por el nombre, y eso gusta", defiende Carlos. Aún así, matiza que para conseguir sobrevivir en un mundo globalizado hay que "saber posicionarse e invertir", "como cuando compramos una parcela anexa a nuestro local e hicimos un párking para clientes. Aquello fue un éxito", rememora.

Pero muchos no han sabido -"o no han podido", añaden- hacerlo. Como cualquier pequeño comercio histórico y que sigue en pie hoy en día, esta microempresa con apenas seis trabajadores en nómina ha sido testigo directo de cómo han ido cayendo muchos compañeros. "Los cierres de tiendas tradicionales en este sector pueden rondar el 90%", calcula Héctor, que lamenta la "pérdida de identidad" que estas bajadas de persiana de negocios locales y el florecimiento de multinacionales provoca en los barrios. "Son todo franquicias que impiden distinguir si estás en València, Berlín o Tokio".