Huguet: actualización de la tradición, valor estético y sostenibilidad
La empresa de Campos, constituida en 1933, vive un buen momento al poner en valor la baldosa hidráulica y el terrazo, conjugando las raíces y la modernidad, y «el oficio y el cariño» en el trabajo diario

Biel Huguet tomó las riendas de la empresa familiar en 1997 / B. Ramon
Huguet vive un buen momento. Pero no es una situación coyuntural, sino que se prolonga en el tiempo. La empresa mallorquina trabaja con los mejores y más reputados arquitectos del mundo, y el destino de sus productos (la baldosa hidráulica y el terrazo) no conoce límites. Buena parte de culpa del prestigio internacional del que hoy disfruta la compañía corresponde a su cabeza visible y CEO, Biel Huguet. Nacido -como la empresa- en Campos en 1972, Huguet es arquitecto técnico formado en Barcelona y en Londres. Encarna la tercera generación familiar al frente de la sociedad y no ceja de estudiar e innovar para que la marca Huguet no sólo se mantenga, sino que además pueda crecer y ganar valor.
A Huguet le gusta (le ha gustado siempre) observar la realidad globalmente hablando y más si cabe la de su sector. Habituado a pronunciar conferencias sobre su empresa en importantes foros nacionales e internacionales, reconoce que su mensaje ha tenido que variar necesariamente en los últimos tiempos.
“Nos hemos dado cuenta -señala- de que el discurso que teníamos unos años atrás tenía que incorporar un par de cambios importantes. Hasta hace poco hablábamos de que la baldosa hidráulica y el terrazo estaban muy de moda a escala mundial; y además de explicar lo que hacemos en Huguet, aprovechaba para hablar también que venimos de una historia mediterránea (de Roma, Ampurias, Mallorca…) para acabar explicando el último proyecto; por ejemplo la tienda de Tiffany en Tokio, diseñada por Rem Koolhaas, distinguido en el año 2000 con el premio Pritzker, el galardón internacional más importante del mundo de la arquitectura”.
¿Dónde están los cambios que señala Huguet? El propio Biel tiene la respuesta: “Observamos que la moda del hidráulico y el terrazo de hace unos años ha pasado un poco; atrás han quedado los estampados de terrazo en bolsos y en sofás italianos e incluso en la ropa interior, las imitaciones del mosaico hidráulico en el gres y todo eso... Siguen siendo productos importantes, pero ahora junto a ello hay otro componente más que importante: la fabricación de cemento genera CO2, puesto que se cuece a muy alta temperatura. Ahora ya no basta con que guste una cosa, ahora necesitamos una certificación medioambiental. Si esa condición no se cumple, ya no hace falta hablar de nada más”.
“Si no somos sostenibles, no somos”
La sostenibilidad, por lo tanto, ha pasado en los últimos tiempos a jugar un papel importantísimo en el know how de Huguet Rajoles Hidràuliques. Así lo confirma Biel Huguet, con todo el énfasis: “Esa visión se ha convertido para nosotros en una cuestión básica. El mensaje está claro: ‘Si no somos sostenibles, no somos’. Desde entonces, hemos profundizado en el discurso sobre sostenibilidad, y en ello venimos trabajando en los últimos años, con muchas horas dedicadas al estudio y la investigación de nuestros procesos. Así las cosas, el nuevo producto estrella es la sostenibilidad, y, en especial, la tierra compactada. En esta senda sostenible, estamos preparando un primer hotel en Palma, con baldosas elaboradas a partir de los escombros del propio establecimiento… Es lo que viene en denominarse minería urbana”.
Biel Huguet es amante de lo auténtico y genuino, tanto más con los productos de su sector. Por ello mismo, rechaza imitaciones y sucedáneos. “Lo que se valora en la actualidad, para mí, es la escala humana, las cosas hechas a mano, cosas matéricas, sólidas, auténticas... Pues de eso se trata: de hacer cosas reales y no imitaciones, productos que envejecen bien y que se pueden reparar llegado el caso. De hecho, en este camino, seguimos con lo que hemos intentado hacer siempre, desde mi entrada en la empresa, en 1997, que es poner al día la tradición. Una de las preguntas que nos hemos hecho ahora y a la que intentamos dar respuesta es ¿Podemos conseguir de las paredes y suelos tradicionales, hechas de tierra y cal, baldosas resistentes y bonitas?”.
Huguet recorre ese camino sin retorno con los mejores compañeros de viaje. “Estamos trabajando en ello, a través de un equipo de cuatro personas que integran la Oficina Técnica de Huguet, y colaboramos con la Universitat Politècnica de Catalunya, la Universitat de les Illes Balears, e intentamos que en breve se sume la universidad pública ETH de Zúrich, donde están los mejores especialistas mundiales en tierra compactada”.
Según Biel Huguet, dos de los factores diferenciales que permiten a la empresa mallorquina estar en la situación en que está son “el oficio y el cariño”. Lo explica en los siguientes términos: “Tener oficio es algo que puede parecer muy banal y simple, porque en Campos y en todos los municipios de Mallorca durante siglos ha habido oficio, pero en los últimos tiempos, tanto en la isla y en Baleares como en toda la Europa occidental, eso es excepcional. Es decir, cuesta mucho encontrar a alguien que haga cosas a medida. Casi todo es industrial y estándar. Si buscas algo un poco especial, no encuentras a nadie. Y si lo encuentras, hará falta además que le ponga el cariño necesario para darle el toque extra e imprescindible que es la innovación. Eso es lo que yo reivindico: oficio y cariño por el mismo. Trabajamos con Herzog&deMeuron, Foster y Koolhaas (tres de los arquitectos más influyentes del mundo) y con muchos otros menos conocidos, pero también muy interesantes, porque les ofrecemos oficio y cariño. Con oficio, si lo hacemos bien, podemos llegar a todo el mundo”.
Abundando en la materia, el CEO de la empresa subraya otro componente no menos importante a la hora de diluir límites y traspasar fronteras para llegar a todo el mundo. “Nosotros trabajamos en Campos, en Mallorca, pero con el foco puesto en el mercado mundial. La comunicación (en especial las redes sociales) nos permite llegar a todo el mundo al poder contar lo que hacemos. En Instagram tenemos 220.000 seguidores, con una cuenta creada en 2015, el 80% son del extranjero, y sólo un 6% de Mallorca”.
A propósito de la isla y de su economía, Biel Huguet subraya que su empresa no quiere ser elitista por el precio de sus productos. Y lo razona: “En Mallorca, la mayoría de la gente tiene un presupuesto ajustado. La clase media de toda la vida desapareció en la crisis de 2007 y 2008, y le cuesta mucho remontar. Los que tienen más margen de maniobra son los hoteleros, pero, por lo general, no dedican presupuesto suficiente a la arquitectura. Por lo tanto, yo tengo que salir al mercado internacional. En la actualidad, el nivel de exportación de nuestros productos alcanza el 60% o 65%, cuando en 2015 era sólo del 3%. Y la previsión es seguir creciendo. De todos modos, no queremos ser elitistas por el precio, también queremos trabajar para la gente de aquí que tenga buen gusto. Si no hay tanto presupuesto, intentamos hacer algo más sencillo, más estándar, pero que igualmente pueda estar muy bien. Por tanto, no queremos ser elitistas por un tema económico, queremos serlo culturalmente, para trabajar para gente con quien compartamos valores y una idea de belleza”.
Romántico y pragmático a la vez, Biel Huguet ha elevado a la empresa familiar hasta trabajar con los mejores arquitectos del mundo y a distribuir sus productos en varios puntos del planeta.
Apertura de una segunda fábrica en Marruecos
No por ser optimista ni innovador, Biel Huguet deja de ver y analizar la realidad laboral de Mallorca y de Baleares. En este sentido, explica el porqué de la apertura de una segunda fábrica de la empresa (a sumar a la de Campos) en Marruecos.
“En Mallorca -explica Huguet- es extremadamente difícil producir; hacerlo en la actualidad es una tortura. ¿Por qué? Fundamentalmente, porque falta mano de obra. Y cuando la encuentras, te enfrentas también a una falta de motivación y a un nivel de absentismo laboral, situaciones que unos años atrás no se daban… Ése es un debate muy profundo, pero mi percepción de la realidad laboral, y social, de la isla a día de hoy no es positiva. En Mallorca y en España existe, a mí modo de ver, un análisis de la realidad errónea, sobreproteccionista, acomodada, sin asimilar los cambios. Un país con demasiadas injusticias y con cada vez menos competitividad y prosperidad, y eso es culpa de todos. Ante este panorama, en 2022, decidimos montar una segunda fábrica en Marruecos, junto a un trabajador de la fábrica de Campos nacido en ese país. Marruecos es un país en crecimiento, me recuerda a la Mallorca de hace 50 años”.
A caballo semanalmente entre la isla y Barcelona, Huguet también es crítico con la situación de su munipio natal. “¿Qué tenemos en Campos? Sobre todo supermercados y alquiler vacacional. Antaño, había conservas, alcaparras (fueron el emblema del municipio), leche, bebidas, varias teuleres, incluso una fábrica textil. No queda casi nada de ello”.
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