La formación, el denominador común de las empresas con éxito

Domènec Biosca
Las empresas que de verdad quieren atraer a los clientes, satisfacerlos, sorprenderles y venderles para poder fidelizarlos convirtiéndolos en recomendadores, tienen un denominador común: “Forman a sus empleados para convertirlos en unos verdaderos anfitriones – vendedores”.
Sólo con un plan de formación: práctico, proactivo, cómodo y distraído, se dota a los empleados de las “actitudes y métodos” suficientes para querer y saber ser, disfrutando de unos verdaderos anfitriones - vendedores que consiguen mejorar las ocupaciones, incrementar los precios medios, disparar la satisfacción de los clientes, fidelizándolos y en consecuencia doblar las ventas internas a los clientes.
No apostar por la formación por creerse lo de la falta de tiempo, o que los empleados no quieren, o que es cara, o que sólo quieren cobrar, o que algún buen empleado puede irse, es apostar por la mediocridad carísima, por el castigo que se infringe a los clientes que nos abandonarán a la búsqueda de otros empleados formados en la calidad de los detalles personalizados.
Para que el lector recuerde los cambios que nos rodean los resumiremos en seis entre otros cambios más notables e influyentes que nos obligan a formarnos si de verdad deseamos seguir siendo útilies:
- Las nuevas tecnologías de la información que son la ventana al mundo abierta a todas horas y todos los días del año permitiendo al potencial cliente tener toda la información y compararla con todas las otras facilitando su elección, escuchando casi a tiempo real las opiniones de los clientes
- Una mayor expectativa de vida con calidad que alarga los días escogidos para escaparse.
- Poli-ingresos en las parejas que les permite premiarse con sucesivas escapadas.
- Poli-stress en las parejas que les provoca querer premiarse con sucesivas escapadas.
- Uun incremento galopante de la oferta, tanto de destinos como de alojamientos con todo tipo de distracciones, para que el cliente pueda escoger.
- Una variada forma de hacer escapadas para premiarse (familiares, impares, naturales, deportivas, aventuras, religiosas…).
Estos seis cambios nos dan la posibilidad a los clientes de poder escoger desde su casa de forma muy cómoda y fácil el destino, el medio de transporte, el tipo de alojamiento, las distracciones, los servicios complementarios y el precio a su medida.
Esta revolución en el mercado de oferta, que nos está tocando pelear, es doble porque:
El turismo es el negocio del ocio - tiempo libre. Los clientes pueden escoger y los empleados también... Com consecuencia podremos atraer y fidelizar a los mejores talentos para conseguir atraer y fidelizar a los clientes - consumidores.
Aquellos directivos que no se convenzan de estas necesidades no formarán periódicamente a sus empleados y en consecuencia no tendrán la posiblidad de conseguir los nuevos éxitos y acabarán dedicando su energía a buscar culpables y quejas externas, olvidándose año tras año que el nuevo y complejo mercado de oferta es exigente y justiciero castigándoles como mínimo con:
- Una alta rotación del personal
- Unas ocupaciones a precios de subasta
Estos dos castigos perjudicarán a la cuenta de resultados de la empresa, a los accionistas y a los profesionales y lo que más me preocupa es su felicidad por analizar en negativo las oportunidades del tránsito de un placido mercado de demanda al complejo de oferta.
Si de verdad desea hacer el tránsito hacia el éxito sostenido ya sabe cuál debe ser su mejor compañero de viaje: un amigo que se llama 'la formación positiva todos anfitriones - vendedores '.
Hablando de formación positiva, acabamos de participar en un encuentro ante empresarios ansiosos de saber cómo fidelizar a sus empleados para poderlos reconvertir en unos verdaderos anfitriones - vendedores proactivos y polivalentes que disfruten atendiendo de forma muy amable a los clientes, tentándoles y vendiéndoles los productos y servicios deseados, consiguiendo su máxima satisfacción, incrementando los ingresos de la empresa y los personales de los anfitriones - vendedores, sin olvidar la satisfacción profesional.
Fue curioso observar cómo algunos asistentes con mucha experiencia en el facilón y ya olvidado mercado de demanda centraron sus intervenciones en las dificultades y sus numerosas experiencias negativas ya comentadas en el inicio de estas reflexiones. Les escuchamos atentamente y en silencio pensando en por qué nuestros pensamientos son positivos habiendo vivido las mismas experiencias.
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