Crisis automoción
Volkswagen abre otra ronda negociadora sobre el posible cierre plantas bajo el impacto del desplome de beneficios
Los resultados de la compañía caen el 64% en el tercer trimestre y el 33% en el conjunto de los nueve primeros meses
Gemma Casadevall
Caída de beneficios, confrontación con los sindicatos por los temidos cierres de fábricas y despidos y, encima, la entrada en vigor de los nuevos aranceles de la UE a los coches eléctricos chinos que, desde la perspectiva alemana, aceleran el peligro de una guerra comercial. La sucesión de nubarrones sobre Volkswagen (VW) tomaron una nueva dimensión este miércoles. Era el día previsto para la presentación de los resultados del grupo, para el inicio de la segunda ronda de negociaciones con el comité de empresa y para la activación de los aranceles adicionales a China, hasta el 35,3 %, aprobados por la UE con el voto negativo de Alemania.
A primera hora saltaron las cifras del grupo. Sus beneficios en los primeros nueve meses del año cayeron un 33,1% a escala interanual. La evolución no es solo es alarmante, sino acelerada: el tercer trimestre fue aún peor, con una caída interanual disparada al 64%. VW vende menos autos y los pronósticos no son de recuperación. Parte del problema procede de la debilidad del mercado en China. El voto negativo alemán a los aranceles de la UE, que Francia defiende como imprescindibles, se debe a las inversiones de sus grandes fabricantes en China. Debilitar al gigante asiático acaba siendo un tiro en el pie para Alemania, cuyo gobierno insiste en que la UE debe seguir negociando con Pekín.
La pérdida de competitividad
Para VW la situación es angustiosa. Tiene poco que ofrecer en cuanto a autos eléctricos y flaquea lo que fue su sector estrella, los coches de combustión. El gigante asiático domina la electromovilidad y los altos costes de producción en Alemania atenazan al grupo.
Todo eso incide en las señales de alarma de la dirección al comité de empresa, que el pasado lunes informó de los planes de VW de cerrar hasta tres de las diez fábricas de VW en Alemania. Habrá decenas de miles de despidos, advirtió la jefa del Comité de Empresa, Daniela Cavallo. Los que conserven su puesto entre los 120.000 empleados de la plantilla actual afrontarán recortes salariales de un 10%. Nada de esto fue confirmado por la dirección, aunque sí emitió un comunicado recordando la advertencia lanzada en septiembre de que la situación es grave y que la reestructuración en Alemania es inevitable.
El sindicato de los metalúrgicos alemanes, IG Metall, inició este martes una campaña de paros intermitentes en todo el sector para apoyar su reclamación del 7% de aumento salarial, la misma que pide el comité de VW para sus trabajadores en Alemania. La patronal del sector rechaza esta petición, mientras crecen las tensiones ante la confrontación que viene anunciándose en VW, el mayor fabricante de automóviles de Europa.
Ante el inicio de la nueva ronda negociadora con el comité de empresa, este miércoles a las 11.00 en la central de Wolfsburg, reinaba una especie de calma tensa. Ambas partes, sindicatos y compañía, están jugando sus cartas. La presentación de los resultados trimestrales encajaba en la escenografía.
Alertas políticas
Desde el estamento político se suceden las llamadas a evitar los despidos en un grupo que fue modélico, no solo por su poderío en la puntera automoción alemana, sino también porque en anteriores crisis encontró fórmulas exitosas para evitar la destrucción de empleo. El primer ministro de Baja Sajonia, el socialdemócrata Stephan Weil, apeló a buscar "soluciones inteligentes“ a la crisis del grupo. Su 'Land' tiene aproximadamente un 12% de las acciones de VW y en ese Estado federado se encuentra su sede central, con unos 70.000 trabajadores, y una de las plantas amenazas de cierre, Osnabrück.
El catastrofismo, en medio de la debilidad y disensos que envuelven al gobierno de Olaf Scholz, se ha apoderado del sector que se identificó con el dominio exportador alemán. La Asociación de la Industria Automovilística (VDA) advertía estos días de que el sector puede perder 140.000 puestos de trabajo en los próximos diez años si no es capaz de hacer la transición hacia la electromovilidad. Se sumarían a los 45.000 empleos que ya perdió en los cinco años pasados, en parte derivados por la paralización de la actividad por la pandemia. En 2023, el número de empleados del sector estaba en los 910.000.
El PIB da un respiro
En ese contexto, alivió un poco la jornada el anuncio de Destatis de que la economía alemana no perdió fuelle en el tercer trimestre, sino que, contra todo pronóstico, se registró un crecimiento del PIB de 0,2% respecto al anterior periodo trimestral. Hace un par de semanas, el Gobierno presentó sus pronósticos revisados para 2024, según los cuales Alemania lo cerrará en recesión, por segundo año consecutivo.
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