Industria
La siderurgia española perdió en 2023 menos producción que sus competidores europeos
El recorte podría ser mayor durante 2024 si ArcelorMittal decide finalmente parar uno de los dos hornos altos de Gijón por la baja demanda
Pablo Castaño
La Unión Europea (UE) fue la zona donde más cayó la producción de la industria siderúrgica el pasado año. El recorte fue del 7,4%, frente la estabilidad que se registró en el conjunto de los países productores (-0,1%), según los datos que acaba de publicar Wordsteel, la asociación mundial de los fabricantes de acero. En España, el descenso fue del 2,7%, inferior al de sus principales competidores europeos, como es el caso de Francia, Alemania o Bélgica, con caídas de entre el 4 y el 17%. No obstante, de cara a este año, el recorte en España podría ser mucho mayor si ArcelorMittal decide finalmente parar uno de los dos hornos altos de Gijón a partir de abril. En su presupuesto para este año, la multinacional siderúrgica ya contempla esa medida si no se recupera antes la demanda de acero.
Durante 2023 se produjeron 1.849,7 millones de toneladas de acero en los principales países productores del mundo. Apenas se registraron cambios con respecto al año anterior, puesto que el descenso fue de un inapreciable 0,1%. Sin embargo, si se pone la lupa en los datos por áreas, se aprecian notables diferencias. Crece la producción en África (5,7%); en Rusia y los países de su entorno (4,5%); en Oriente Medio (1,3%), y en Asia y Oceanía (0,7%), donde se concentran los principales fabricantes siderúrgicos del mundo (liderados por China, India y Japón) con una producción de 1.367,2 millones de toneladas en 2023. Por contra, cae con fuerza la producción en el segundo área por importancia del mundo, la Unión Europea. La bajada en este caso es del 7,4% (hasta 126,3 millones de toneladas), por encima del descenso registrado en Sudamérica (5,7%) y el resto de países de Europa (4,6%).
La Unión Europea registró la mayor caída en la fabricación de acero en el mundo, del 7,4%
La industria siderúrgica de la UE lleva años alertando de los efectos que produce la entrada de importaciones de acero procedentes de países en los que hay regulaciones medioambientales más permisivas. La falta de un arancel efectivo en frontera, el incremento de los costes de producción (principalmente de la energía) y la baja demanda interna de acero por las incertidumbres geopolíticas está lastrando la actividad de los principales productores de la UE. ArcelorMittal, el principal fabricante de acero de la zona, ya prevé medidas de ajuste para este 2024 si no se recupera la demanda. Uno de los dos hornos altos de Gijón parará su producción en abril, lo que tendrá efectos en talleres acabadores de la compañía en Asturias, Vizcaya, Navarra y Valencia.
De momento, ArcelorMittal no ha anunciado medidas similares en otras factorías europeas. En 2023, la caída de producción de la siderurgia española (2,7% hasta 11,3 millones de toneladas) fue inferior a la de sus principales competidores europeos pese al incendio que paralizó uno de los hornos altos de Asturias en primavera. En Alemania la caída fue del 3,9%, en Polonia del 13,1%, en Bélgica del 16,1% y en Francia del 17,4%, países en los que Arcelor también tiene hornos altos.
Suscríbete para seguir leyendo
- La Armada intercepta al sur de Baleares al indetectable submarino ruso Novorossiysk, equipado con seis cañones lanza torpedos
- Domingo Lamela: «Los guardias civiles no quieren venir a las islas por el coste de la vivienda y la carga de trabajo»
- La autora del cartel de Sant Sebastià denunciado por Abogados Cristianos: 'Quieren eliminar a las minorías
- Primera nevada del año en Mallorca
- Habla por primera vez la policía mallorquina infiltrada en movimientos independentistas: 'Te he beneficiado más que perjudicado
- Exclusiva Mamarazzis: Pep Guardiola y Cristina Serra se separan después de 30 años juntos
- Mariano Mas, director de Fundació Natura Parc: «La ley de Bienestar Animal provocó más abandonos y menos adopciones de perros»
- La muerte de otro niño de 7 años en una carrera de la que el motociclismo no quiere hablar: ¿merece la pena el riesgo?