El Paraninfo de la Universitat de València (UV) fue testigo el pasado lunes de la segunda edición de los Premios BBVA Revoluciona. Una ceremonia en la que se reconoció el enorme trabajo de las pequeñas y medianas empresas (pymes) tanto valencianas, como baleares y murcianas en los ámbitos de la sostenibilidad y la innovación con la vista puesta en adaptarse a la transformación digital.

No es para menos: el mundo está inmerso en una evolución constante. Cada vez son más los desafíos globales que ha de afrontar y que exigen soluciones audaces y comprometidas. A su vez, los esfuerzos por resolver estos grandes retos son los que impulsan a nuestra sociedad a seguir desarrollándose. Es decir, una suerte de círculo virtuoso en el que estas compañías han logrado ser un ejemplo inspirador de cómo la combinación de creatividad, responsabilidad y pasión pueden ir allende los límites establecidos y transformar la realidad en la que vivimos.

Carmen Planas, presidenta de CAEB, junto a Mª Carmen Monterrubio, CEO de MyUniform M Á Montesinos

Reivindicar el papel de las pyme

Al acto, organizado por BBVA y la Facultad de Economía de la UV, acudieron multitud de personalidades del mundo institucional, académico y de la empresa. Nadie quiso faltar a la noche en la que se ponía en valor y se reivindicaba el papel que las pymes juegan –y jugarán– en nuestra sociedad en los próximos años.

Como recordó el decano de la UV, Francisco Muñoz, «el 99, 9 % del tejido empresarial español lo conforman este tipo de compañías y representan el 65 % del PIB» de nuestro país. Todas ellas han tenido que adaptarse «a esta era de tranformación digital tomando decisiones estratégicas para cambiar su modelo de negocio para ganar competitividad, pero sin perder de vista la sostenibilidad». Y esto no hace más que evidenciar que «vivimos la mayor transformación empresarial de las últimas décadas».

El poder de las personas

Pero este éxito no sería posible sin el factor humano. «Las personas hacen grandes a las compañías», dijo David Conde, director territorial Este de BBVA, algo en lo que también coincidió la consellera de Economía de la Generalitat Valenciana, Ruth Merino, en su intervención. «Cualquier empresa o persona que tenga iniciativa, ideas y proyectos con los que contribuir a generar riqueza, empleo y crecimiento económico en esta comunidad va en el camino correcto».

Por eso, la entidad y la Facultat d’Economia de la UV quisieron galardonar el esfuerzo de todas aquellas personas que, con su espíritu emprendedor, están ayudando a construir un mundo mejor y más eficiente a través de la tecnología.

Por su parte, Carmen Planas, presidenta de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB), se mostró convencida de que los premios son «una apuesta de cara al futuro», pues se está premiando «la innovación, digitalización, formación, la sostenibilidad y la economía circular», indispensables para «cumplir tanto con la Agenda 2030 como con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)».

José María Albarracín, presidente del CROEM; Eva Blasco, presidenta de la CEV; Carmen Planas, presidenta delCAEB; y David Conde, director territorial Este de BBVA. M Á Montesinos

Sobre esto último, destacó el esfuerzo que las islas están haciendo para convertirse en líderes del «sistema turístico circular», no solo en España, sino también a nivel mundial. Asimismo, recordó que la insularidad de la región supone «un hándicap» porque representa un coste añadido para la creación de nuevas empresas, lo que se traduce en una menor competitividad. De ahí, en este caso, el gran mérito de MyUniform, la pyme balear premiada.

BBVA Revoluciona impulsa un nuevo modelo de negocio de las pymes

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Tres premiados

Terminadas las presentaciones y reivindicaciones de las pymes en el mundo actual, y una charla sobre la resiliencia empresarial ofrecida por Pedro Muñoz, responsable de Innovación Abierta de BBVA, llegó el gran momento de la velada: la entrega de los galardones.

Los primeros fueron, precisamente, MyUniform. Su CEO, Mª Carmen Monterrubio, hizo referencia al desafío que ha conllevado para la empresa balear –dedicada a la confección de uniformes laborales desde hace más de 30 años– el haber llegado hasta allí.

El premio es «el resultado de dos años muy duros de revolución interna», explicó Monterrubio, cada vez más emocionada. «Un cambio radical y muy bonito» en el que han tenido que «cambiar costumbres» en la empresa, pero también a la forma de comunicarse con sus clientes, siempre con el objetivo de «hacerles la vida más fácil» simplificando los procesos.

La digitalización ha sido la base de ese camino transformador que ha afectado a todos los rincones de la compañía mallorquina. Entre otros, les ha permitido agilizar los procesos de entrega, controlar el ‘stock’, pero también despedirse por completo del papel a la hora de emitir las facturas.

En su camino hacia una mayor sostenibilidad y circularidad, el año pasado invirtieron 15.000 euros en la instalación de placas solares en su sede del Polígono de Son Castelló. Una decisión que les permite ser autosuficiente al 100 % en cuanto a consumo energético.

Antes de terminar, y en consonancia con uno de los principios de estos galardones (el esfuerzo colectivo) hizo la siguiente reflexión: «Detrás de los grandes proyectos siempre hay personas dedicadas y motivadas que se esfuerzan». Unas palabras que reservó para reconocer la labor de las personas que forman la compañía y que han pasado de cuatro en 2021 a las 13 actuales.

Los aplausos de los asistentes dieron paso a los siguientes premiados. Fue entonces cuando Angelique Valle, Tomás Albadalejo y Eduardo Piné, CEO de Agrocomponentes, enfilaron la escalera para recibir el galardón.

En su discurso, Albadalejo enumeró los tres pilares sobre los que se sustenta la empresa murciana, dedicada a «vestir los invernaderos e instalaciones agropecuarias de tecnología»: la tecnificación, automatización y digitalización.

Han hecho una apuesta decidida por la eficiencia «para reducir el impacto medioambiental» y ayudar a los agricultores a «maximizar sus cultivos» mediante el uso de las energías limpias. También destacó el ímpetu de la compañía por buscar nuevas soluciones para sus clientes porque «un país sin investigación es un país sin desarrollo».

A continuación, su compañero Piné reflexionó sobre los cambios que está viviendo la sociedad y la necesidad de las empresas de adaptarse a estos para sobrevivir.

Cuarta revolución industrial

«Estamos inmersos en la cuarta revolución industrial» que va a «cambiar todos los modelos de producción y consumo de energía» afectando a todos los sectores y al día a día de la sociedad. Por eso, declaró, «la innovación, desarrollo e investigación son la mejor medicina para estas amenazas» a las que se enfrentan, en su caso, todas las empresas. Y esa es «la base del trabajo de Agrocomponentes».

Por último, llegó el momento de la empresa valenciana. Los hermanos Edmund, Anais y Leo Valenzuela –CEO de Satara– recibieron el premio de las manos de Eva Blasco, presidenta de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV).

Edmund compartió con la sala lo difícil que ha sido para su negocio el camino que han recorrido –«lleno de aprendizajes y obstáculos»–, pero también la satisfacción que acompaña al empredimiento cuando se consigue que las ideas y proyectos salgan adelante. De hecho, ahora lideran «el sector de la uniformidad técnica en España».

Recordó cómo se lanzó junto a sus hermanos al mundo del emprendimiento en plena crisis económica de 2008. Un contexto que les puso «palos en las ruedas» durante varios años hasta que en 2014 se decidieron a innovar convirtiéndose en fabricantes con su propio taller de confección. «Bendita locura la que nos lleva a ser pioneros, progresar, crear tendencia y dejar huella», expresó.

Así, agradeció a los organizadores su reconocimiento como «creadores de oportunidades» –una clara referencia a uno de los eslóganes de BBVA– porque «las pymes apostamos por iniciativas económicas sostenibles y que generan un impacto social positivo». Y terminó su discurso con un mensaje directo a todos aquellos empresarios que se han decidido a poner en marcha su propio negocio a pesar de las dificultades con las que se encuentran: «Viajemos sin miedo y disfrutemos del camino» porque «los emprendedores y la innovación son la clave de toda sociedad avanzada».

Entregados los galardones, y para cerrar el acto, Conde volvió a tomar la palabra para indicar las bondades de las pequeñas y medianas empresas. BBVA y la UV «estamos muy cerca de las pymes porque son la columna vertebral de la economía», no solo por su apuesta por la innovación y la sostenibilidad, sino también porque «crean empleo y ayudan a entregar a las siguientes generaciones un mundo diferente». Y concluyó con una petición a las tres compañías: «Seguid siendo el espejo para las empresas de vuestro entorno» para que sigan el camino que ya han emprendido.

Entre los discursos institucionales y la entrega de premios, hubo también espacio para profundizar mucho más en la innovación. Pedro Muñoz, responsable de Innovación Abierta en BBVA, inició su conferencia con una idea que captó al instante la atención del público: «Somos innovadores por naturaleza». Es decir, el punto de partida para que las empresas puedan adaptarse al contexto económico actual somos las personas porque «nuestro cerebro está preparado para ser creativo». Pero para emprender proyectos, primero se han detectar problemas y, a partir de entonces, hallar nuevas ideas para solucionarlos. Y para ello la actitud que se adopte será clave. Así, Muñoz explicó que las personas debemos ser divergentes, esto es, pensar que «estos conflictos son abiertos» y que «cualquier opinión o idea» cuanto más diferentes sean, más posibilidades ofrecerán para «generar propuestas futuras». Sin embargo, señaló, en la sociedad de hoy en día existen varios peligros que impiden o dificultan esta labor. Uno de ellos, por ejemplo, es que las personas «estamos perdiendo nuestra capacidad de concentración», la cual es «vital para buscar soluciones». Esto último no es una idea aislada. De hecho, el escritor británico Johann Hari ya plantea esta problemática en su libro ‘El valor de la atención’ (2023). En él explica que este déficit de atención se debe, entre otros, al uso excesivo de la tecnología. Por tanto, la herramienta tan ligada a la innovación y que debería ayudar a avanzar en la sociedad actual también se puede convertir en un talón de Aquiles porque su empleo nos hace «perder capacidades», explicó Muñoz. Ante esto, la solución pasa por salir de nuestra zona de confort y encontrar «espacios de interacción» para compartir propuestas. R F VALÈNCIA