Estados Unidos

La crisis bancaria coloca a la Fed ante un dilema sobre subidas de tipos

Se espera una subida de un cuarto de punto para mantener la lucha contra la inflación, pero otros recomiendan una pausa | Powell tendrá que dar explicaciones en su rueda de prensa sobre los fallos de supervisión del banco central de EEUU

Jerome Powell.

Jerome Powell.

Idoya Noain

El Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos tiene que adoptar este miércoles una de sus decisiones más difíciles, y de mayor impacto, de los últimos años. Después de ocho subidas consecutivas de los tipos de interés, una agresiva política con la que se ha buscado frenar la inflación, el banco central estadounidense ahora enfrenta en esta reunión un dilema profundo: o mantener esas subidas de tipos, o realizar una pausa, forzado por la crisis bancaria que se ha desatado en las últimas dos semanas.

A diferencia de lo que ha ocurrido en los últimos tiempos, cuando prácticamente se han deletreado con anticipación los pasos que se van a dar para evitar sorpresas y minimizar la volatilidad, esta vez predomina la incertidumbre. La mayoría de analistas prevé que la Fed dejará los tipos en una horquilla de entre 4,75 y 5% tras una subida de un cuarto de punto, y no del medio punto que era la previsión mayoritaria hasta hace un par de semanas. Pero caben otros escenarios.

Haga lo que haga, la Fed tendrá que dar muy claras explicaciones de los razonamientos de su decisión, tanto en su comunicado como especialmente en la rueda de prensa del presidente, Jerome Powell. Este además puede dar por garantizado que va a escuchar múltiples preguntas sobre los fallos de supervisión de la Fed en el caso de Silicon Valley Bank, la primera de varias fichas caídas a ambos lados del Atlántico en un dominó que ha desatado turbulencias globales y ha creado inquietud sobre la estabilidad y fortaleza del sistema bancario.

Aunque la Fed está realizando su propia investigación, varios medios han publicado ya que durante más de un año el banco central tenía en su radar problemas de la entidad, y aunque le alertó de que había “asuntos que requerían atención inmediata”, no está claro si podía haber hecho más para evitar la quiebra.

Cambio de paso

Poco hacía prever que el momento de esta reunión sería tan crucial. Hace solo 15 días, Powell comparecía ante el Congreso de EEUU y dejaba claro que el banco central estadounidense estaba listo para intensificar y acelerar las subidas de tipos. Lo explicaba argumentando que varios datos económicos apuntan a que ni siquiera con las ocho consecutivas estaban consiguiendo rebajar como se pretende la inflación y enfriar otros aspectos de la economía. La inflación en febrero bajaba pero seguía en el 6%, y la subyacente se incrementaba ligeramente. El alza de precios en servicios seguía preocupando. Y también preocupa la creación de empleo, que sigue fuerte, con 300.000 puestos de trabajo ganados el mes pasado después de más de medio millón en enero.

Lo que no se intuía es que solo tres días de esa comparecencia iba a empezar el terremoto que tuvo su epicentro en Silicon Valley Bank y ha tenido réplicas con Signature Bank, First Republic Bank y, en Europa, Credit Suisse. Esa zozobra ha motivado intervenciones públicas y medidas excepcionales que no se veían desde la pandemia y desde la gran crisis bancaria de 2008 y 2009. Y pese a los mensajes tranquilizadores de las autoridades, persisten las dudas sobre la estabilidad y firmeza del sistema bancario. En EEUU han vuelto a despertar también los fantasmas de una recesión que hasta hace poco se habían disipado.

“Todo es un lío”

Ahora “todo es un lío”, como ha descrito gráficamente el vicepresidente de ISI Evercore y antiguo miembro de la Fed de Nueva York Krishna Guha. Y la Fed tiene ante así una indudablemente ardua decisión.

La Fed podría optar, como hizo la semana pasada el Banco Central Europeo, por mantener la política agresiva de subida de tipos para combatir la inflación, argumentando como hizo Christine Lagarde que se pueden disociar dos cuestiones y mantener esa lucha contra el alza de precios a la vez que se garantiza la solvencia y resistencia del sector bancario.

Hay, no obstante, voces como las de los economistas de Goldman Sachs que creen que “el estrés en el sistema bancario constituye preocupación más inmediata por ahora” y esperan que la Fed no realice su novena subida consecutiva y haga una pausa.

En ese campo se estima que las acciones de la Fed para combatir la inflación y que pretendían enfriar la economía han acabado desestabilizándola. Y se cree también que la prioridad es restaurar la calma en el sistema bancario, especialmente porque la crisis del sector en parte ha estado vinculada a las agresivas subidas de tipos. En el caso de Silicon Valley Bank, por ejemplo, este tenía demasiados de sus activos en bonos del tesoro y en otros instrumentos de deuda a largo plazo cuyo valor se ha visto negativamente impactado por las subidas.

Para rizar el rizo del dilema, incluso si la Fed decidiera hacer ese parón, e incluso si lo enmarcara como una mera pausa y no un cambio de trayectoria, su decisión podría leerse en clave negativa: como una señal de que los problemas de la banca son mayores de lo que las autoridades quieren admitir.

Previsiones

Este miércoles, además, la Fed debería publicar sus previsiones económicas trimestrales. También hay algunos economistas que aconsejan que no lo haga. Y también en ese caso, si llegara a tomar esa decisión, podría tener una lectura complicada: la última vez que la Fed postergó la publicación de esos números fue al inicio de la pandemia.

La fragilidad del momento es evidente. Tras la caída de Silicon Valley Bank y Signature tanto la Corporación Federal de Seguro de Depósitos como el Departamento del Tesoro y la Fed se unieron para garantizar la cobertura de todos los depósitos de los bancos. Pero el banco central puso también en marcha un programa de préstamos de emergencia, mejorando las condiciones de acceso a fondos y la ventana de descuento. Este fin de semana, además, llegó a un acuerdo con otros bancos centrales, incluido el BCE, para proporcionar liquidez mediante acuerdos de líneas de intercambio de divisas en dólares, una medida que también se tomó en otros dos momentos tormentosos: la pandemia y la crisis de 2008 y 2009.