Autonomía estratégica

Bruselas quiere que el 10% de las materias primas estratégicas se produzcan en la UE

La Comisión Europea lanza esta semana su batería de medidas para reforzar la autonomía estratégica en la UE y responder al plan de subsidios verdes estadounidense

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su intervención en el Parlamento Europeo este miércoles.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su intervención en el Parlamento Europeo este miércoles. / EFE

Silvia Martínez

La Comisión Europea quiere que los países de la Unión Europea (UE) dispongan de materias primas estratégicas suficientes para la transición hacia tecnologías “verdes” como el coche eléctrico y asegurar la independencia respecto a países terceros como China. Para ello, propondrá el este martes que para 2030 la UE sea capaz de extraer “al menos el 10%” de las materias primas que consume, procese el 40% de lo que consume anualmente y recicle como mínimo el 15%. “Son el alma de la economía limpia” y “las necesitamos para alcanzar nuestros ambiciosos objetivos de descarbonización”, ha dicho esta semana desde Canadá la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

La urgencia por actuar frente a este problema es grande. “El riesgo de interrupciones del suministro está aumentando en un contexto de mayores tensiones geopolíticas y competencia por los recursos. En vista de esta tendencia es necesario tomar medidas para asegurar el acceso a un suministro seguro y sostenible de materias primas estratégicas para salvaguardar la resiliencia económica de la UE y la autonomía estratégica”, alega el Ejecutivo comunitario en el borrador de reglamento que será presentado el 14 de marzo al colegio de comisarios. El borrador no precisa la lista de materias primas consideradas estratégicas pero también incluirá aquellas de importancia estratégica para la económica de la Unión y para las que pueda existir un riesgo elevado de disrupciones en el suministro.

La propuesta apuesta por actuar en todas las etapas del proceso, desde la extracción de materias primas hasta la transformación y el reciclado para mejorar la circularidad de la economía. Establece para ello un marco para seleccionar y ejecutar "proyectos estratégicos” -tanto dentro como fuera de la UE- que se beneficiarían de permisos más rápidos y financiación adicional y que serán seleccionados por un órgano compuesto por un miembro de la Comisión y un presentante por Estado miembro.

En busca de socios

El plan también plantea la necesidad de diversificar las fuentes de suministro -como ha hecho con el gas natural licuado- para reducir la dependencia europea de un solo país tercero, utilizando para ello los acuerdos comerciales y reforzando la capacidad de anticipar futuros riesgos. La preocupación por la elevada dependencia de algunos países terceros en el suministro no es nueva pero se acrecentado durante la pandemia de covid. En 2021, Pekín decidió cortar el suministro de magnesio a la UE que en aquel momento representaba el 95%. Para evitar que se repita esta situación Bruselas quiere que se fije un objetivo de forma que, de aquí a 2030, un país tercero no pueda suministrar más del 70% del consumo anual de la Unión de cada materia prima estratégica en cualquier fase pertinente del proceso. 

“China produce el 98% de los suministros europeos de tierras raras. Europa necesita eliminar esta dependencia y esta es la razón por la que Europa busca colaborar con socios de confianza”, decía a mediados de semana von der Leyen desde Canadá, el único país en el hemisferio norte con todas las materias primas necesarias para producir baterías de iones de litio. Von der Leyen, que se ha desplazado después a Estados Unidos, espera también cooperar sobre materias primas críticas con Washington para facilitar el acceso europeo de las empresas europeas a los subsidios verdes estadounidenses.

Tecnologías limpias

Precisamente, a la ley de materias primas críticas, le acompañará el martes una segunda propuesta de reglamento para impulsar la “industria neta cero”. Se trata de la respuesta europea al plan de subsidios de 369.000 millones de la ley de reducción de la inflación (IRA) estadounidense que ha generado un enorme malestar entre los Veintisiete por la posible fuga de empresas europeas al otro lado del Atlántico en busca de condiciones más favorables para instalar sus proyectos “verdes”. “Algunos de los principales socios comerciales de la Unión han adoptado políticas de apoyo económico significativo a sus empresas, incluidas las que operan en la industria limpia. Entre ellos figuran Estados Unidos, con su Ley de Reducción de la Inflación; Japón, con su programa de Transformación Verde; India, con su programa de Incentivos Vinculados a la Producción, que fomenta la fabricación de paneles solares fotovoltaicos [...] y de baterías; y la República Popular China”, repasa la Comisión.

El nuevo marco legal que presentará la Comisión Europea pretende avanzar en la misma línea: Apoyar y reforzar el ecosistema de tecnologías limpias en la UE con la simplificación y aceleración de permisos para desarrollar, en el horizonte de 2030, nueve sectores claves que podrán optar a procesos de autorización más cortos y financiación. Según un borrador circulado esta última semana, que podría todavía ser objeto de cambios, la lista de tecnologías estratégicas incluye paneles solares fotovoltáicos, turbinas eólicas tanto en tierra como en el mar, bombas de calor, baterías, electrolizadores, tecnologías de hidrógeno renovable, de biometano, captura y almacenamiento de dióxido de carbono, tecnologías de red y tecnología nuclear

El objetivo, en línea con el plan sobre las materias primas, es impulsar la autonomía estratégica, la independencia respecto a países terceros y garantizar una producción europea suficiente para cubrir el 40% de las necesidades anuales de la UE en estas tecnologías. En el caso de las baterías y las turbinas eólicas, por ejemplo, Bruselas propondrá garantizar una capacidad de producción del 85% de las necesidades anuales en 2030 (40% para paneles solares, 50% para electrolizadores y las necesidades del hidrógeno renovable y 60% para bombas de calor).