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Automoción

El CEO de Stellantis avisa: el coto de Bruselas al vehículo térmico puede derivar en cierres de fábricas

Tavares calcula que la política comunitaria afectará a una decena de factorías | El luso critica el despliegue de “una alfombra roja” al coche chino y pide igualar aranceles

Carlos Tavares, CEO de Stellantis, habla con Luc Chatel, director del lobby de la industrial del automóvil de Francia. Reuters

París es durante esta semana el epicentro de la automoción. Las grandes marcas y los líderes del sector se reúnen en la Mondial de l’Automobile, el salón del automóvil de la capital francesa. Allí, el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, dejó una serie de noticias y también de avisos, especialmente para los legisladores comunitarios. Para el patrón del grupo cuya principal planta (por volumen de producción) se sitúa en Vigo, las políticas de la UE están suponiendo un obstáculo para el desarrollo de la industria y, sobre todo, un desafío de cara al futuro que “supondrá muchos esfuerzos”. El luso se refiere, en concreto, a la imposición del vehículo eléctrico y a la fecha de caducidad impuesta a los vehículos térmicos. “Si dejamos a los líderes políticos de Europa, incluidos los españoles, que sigan añadiendo restricciones al uso del automóvil en Europa”, avisó Tavares, “el mercado será cada vez más pequeño y no harán falta tantas fábricas”.

Coincidiendo con el importante evento parisino, Tavares concedió una entrevista a una serie de medios europeos, entre los que se encontraban El País o El Español. La advertencia lanzada por el responsable de Stellantis, recogida por ambos medios, venía acompañada de una explicación que, entiende, “es sencilla”: “Una planta europea fabrica de media entre 200.000 y 350.000 vehículos al año. Y antes de la pandemia estábamos en 18 millones de matriculaciones en Europa. Ahora en cambio son cerca de 15 millones… así que si se dividen los tres millones que faltan de demanda por una producción de unos 250.000 sale el número de plantas excedentes que hay en Europa”.

Si bien las cifras son un tanto a vuela pluma, el resultado de los cálculos lanzados por el patrón de Stellantis resultaría en una decena de factorías. En Europa cuenta con más de una veintena, repartidas entre España (Vigo, Madrid y Zaragoza), Portugal, Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Polonia, Eslovaquia y Serbia. Eso sí, ante la visita del presidente francés, Emmanuel Macron, Tavares aseguró que no tiene en mente cerrar ninguna planta gala “a medio plazo”.

Como recordó el CEO del grupo, el vehículo eléctrico supone aplicar una tecnología “extremadamente costosa” y la realidad es que las matriculaciones descienden. “Los gobiernos europeos han aceptado que el mercado siga reduciéndose”, criticó Tavares, que cree que “cada vez hay más limitaciones” y que “no hay razón para ello”.

La base de su crítica está en el veto a los motores de combustión en 2035, lo que supone la imposición del coche eléctrico, pero también la Euro 7, que supondrá la puntilla para el diésel en 2025. “La Euro 7 es inútil. Solo vale para desviar recursos. Creo que la Euro 7 debería cancelarse”, resumió el portugués la nueva normativa para el estándar de emisiones de los vehículos.

Competencia

Sobre el futuro del vehículo eléctrico, el mandatario también alertó en otra entrevista con Franceinfo que su precio comenzará a equipararse con el de los térmicos en 2026. “El precio de los vehículos eléctricos está muy expuesto al precio de las materias primas”, comentó, “a medida que aumenten los volúmenes, podremos aumentar la productividad y eso se trasladará al cliente”. Eso sí, el CEO de Stellantis señaló que, de igual forma que sucede con el precio de las materias primas, el coste de los coches “también será volátil”.

Por otro lado, para Tavares la UE está abriendo sus puertas de par en a los fabricantes chinos, mientras que el gigante asiático pone cada vez más trabas a las marcas occidentales. “Los fabricantes chinos son recibidos en Europa con una alfombra roja”, indicó, “no es así como nos reciben en China”.

Además de anunciar dos nuevos modelos para la planta de Mulhouse, el luso aprovechó el contexto de la Mondial de l’Automobile, que contaba con marcas chinas como BYD, para censurar las políticas de la UE en relación con el país asiático. A su juicio, cree que debe existir “reciprocidad” en los aranceles y también que “la lucha va a ser muy, muy dura” con los competidores chinos. Así, frente al 25% que deben abonar en tarifas los fabricantes europeos, los chinos hacen frente a aranceles del 10%.

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