España prepara una propuesta a la Unión Europea para fijar un precio máximo en el mercado de la electricidad, con el objetivo de evitar que la subida desorbitada del gas natural siga contaminando el precio de la electricidad. El plan del Gobierno de Pedro Sánchez, que cuenta con el respaldo de Portugal, pasa por recuperar el tope de 180 euros por megavatio hora (MWh) que mantenían ambos países en sus mercados eléctricos hasta el pasado julio, cuando lo retiraron forzados por Bruselas y establecieron una horquilla de entre un mínimo negativo de -500 euros y un máximo de 3.000 euros.

La propuesta de España y Portugal impediría a las eléctricas presentar ofertas en el mercado mayorista eléctrico por encima de esos 180 euros por MWh. Es una forma de facto de desacoplar el precio del gas y el de la electricidad. Los mercados mayoristas eléctricos en Europea funcionan con sistemas marginalistas, que hacen que la última oferta de producción en casar con la demanda es la que fija el precio para todas las demás. La última oferta es en la mayoría de los casos la que realizan las centrales de gas, que ahora soportan unos precios disparados por la desorbitada cotización del gas natural.

Las grandes eléctricas se rebelan contra el plan del Gobierno de poner un precio máximo al mercado de la luz. Y reclaman que, en todo caso, se apueste por intervenir el mercado del gas natural y que se utilicen fondos europeos para evitar un agujero millonario en las cuentas del sistema gasista, que tendrían que acabar soportando los clientes.

“El mercado eléctrico no está fallando, sino que refleja una situación excepcional en el mercado de gas”, sentencia la patronal Aelec, que agrupa a Iberdrola, Endesa y EDP (históricamente también estaba integrada Naturgy, pero abandonó la asociación por discrepancias de criterio sobre política energética). “Cualquier intervención debe perseguir un beneficio para todos los consumidores (de gas y eléctricos), tanto industriales como hogares. Una intervención en el mercado eléctrico no soluciona los problemas de los consumidores de gas, es más compleja técnicamente y genera importantes distorsiones en los distintos mercados físicos y financieros en los que se opera”.

Es por ello que la patronal de las grandes eléctricas rechaza imponer un precio máximo en el mercado eléctrico, y que apunta que “en el caso de que haya que adoptar medidas de limitación de los precios, sería conveniente centrar la intervención en el origen, que no es otro que el precio del gas”. Una intervención que debería ser, en todo caso, de carácter temporal.

Según las estimaciones internas que manejan las compañías eléctricas, si se estableciera un precio máximo del gas en el entorno de los 80 euros por megavatio hora (MWh) se garantizaría que el mercado eléctrico se quedaría en los 180 euros/MWh, según apuntas fuentes del sector.