La recuperación del empleo en la actual crisis no tiene precedentes: el número de ocupados al cierre de septiembre (20 millones) era ya superior al registrado antes de la pandemia (19,9 millones en 2019). Pero no menos llamativo es que la mejora responde sobre todo a la contratación por parte de las empresas pequeñas y medianas (pymes), ya que las grandes compañías van más rezagadas, según se desprende de la estadística empresarial de la central de balances que el Banco de España ha publicado este jueves.

Las 909 compañías que le han suministrado datos de los nueves primeros meses del presente ejercicio -un grupo en el que está sobrerepresentadas la gran empresa y también algunas medianas- tuvieron un número de empleados promedio entre enero y septiembre un 3,8% inferior al del mismo periodo de 2019. El dato contrasta con la recuperación del empleo al nivel de 2019 del conjunto de la economía al cierre del tercer trimestre, medido según la encuesta de población activa (EPA).

"Nuestros datos son la media del empleo del periodo enero-septiembre, al final de dicho periodo la diferencia sería menor. Pero además, la recuperación del empleo está más centrada en empresas que no están representadas en esta muestra. No tenemos más datos, pero tenemos la sensación de que el empleo en las pymes se está recuperando con más fuerza", confirman fuentes de la dirección general de economía del Banco de España.

Las grandes compañías, así, aumentaron un 2,3% sus plantillas en los tres primeros trimestres del año de media, insuficiente para subsanar la fuerte caída del 6,2% de un año antes. El número de puestos de trabajo crecieron en casi todos los sectores hasta septiembre, salvo en la energía (-1,3%). Pero a pesar de este incremento, las plantillas medias siguen un 3,8% por debajo del nivel de 2019, con descensos que van del 1,9% en la industria al 5,5% en el epígrafe de resto de actividades (las que no son industria, energía, comercio y hostelería, y información y comunicaciones).

Terreno perdido

Estas grandes compañías, además, afrontan los crecientes riesgos que amenazan con frenar la recuperación económica, como la elevada inflación y la variante ómicron del coronavirus, sin haber recuperado aún su situación financiera previa a la pandemia. Entre enero y septiembre, presentaron un valor añadido bruto un 13,8% por debajo del registrado durante el mismo período de 2019 y un resultado ordinario un 40,3% más bajo. También hay grandes diferencias por sectores: los de la energía y el industrial presentan un valor añadido bruto que ya se encuentra próximo a los valores de 2019, mientras en las ramas vinculadas a los servicios este indicador se mantiene aún lejos de los niveles precovid. 

El Banco de España ha destacado que estos datos son coherentes con la información que facilita la Agencia Tributaria sobre la evolución de la facturación de las empresas, referidos a más de un millón de sociedades mercantiles. Dicha información apunta a que los sectores muy afectados por la crisis registraron unas ventas realizadas entre enero y septiembre "claramente por debajo" de las del mismo período de 2019, mientras que en los sectores moderadamente afectados y en los poco afectados la facturación estaría ya en un nivel "similar o incluso por encima" del registrado dos años antes.

Mejora insuficiente

Como consecuencia de la recuperación de la actividad, el resultado bruto de estas compañías creció un 24,8% hasta septiembre, pero sigue un 22,6% por debajo de los niveles precovid. El aumento de los beneficios ordinarios se tradujo en un incremento de la rentabilidad sobre el activo, que subió al 2,8%, si bien se encuentra aún lejos de los niveles previos a la pandemia (4,5%). El porcentaje de compañías con una rentabilidad negativa bajó unos seis puntos en un año, hasta situarse en un 30%, un valor que no obstante sigue siendo más elevado que el registrado en 2019 (26%).

Pese a todo ello, las fuentes del Banco de España han minimizado el riesgo de que se esté generando una gran bolsa de empresas 'zombies' o inviables, una cuestión que era una gran preocupación del organismo el año pasado. "Nuestra sensación es que puede haber aumentado el número, pero son cifras muy, muy pequeñas. Estamos haciendo un trabajo muy preliminar que en algún momento publicaremos, pero la gran mayoría de empresas que han entrado en rentabilidad negativa deberían ser capaces de revertirla", han destacado.