Entre 1990 y 2020, el planeta perdió 420 millones de hectáreas de bosque, una superficie superior a la de Unión Europea, debido principalmente a la expansión de los cultivos vinculados a la producción de materias primas como soja, carne de vacuno, aceite de palma, madera, cacao o café. Para combatir esta degradación forestal, la Comisión Europea ha propuesto este miércoles un nuevo reglamento con normas más estrictas para las empresas que deseen comercializar estas materias primas en la UE y garantizar que solo se permitan productos legales que no contribuyan a la deforestación.

Los operadores tendrán que garantizar que los productos importados a partir del 31 de diciembre de 2020 no proceden de tierras deforestadas o degradadas y que han sido producidos de acuerdo con las leyes del país del producción. Además, si se incumplen alguno de los dos requisitos la UE podrá prohibir su comercialización en el mercado europeo. Según ha explicado el comisario de medio ambiente, Virginijus Sinkevicius, la trazabilidad de los productos será “estricta”. Esto obligará a los operadores a dar acceso a información como la cantidad del producto que quieren importar, el proveedor o el país de producción. 

También tendrán que precisar las coordenadas geográficas de las parcelas de tierra donde se hayan producido, lo que combinado con los sistemas de geolocalización y las imágenes por satélite permitirá a las autoridades europeas comprobar si proceden de zonas libres de deforestación. Los responsables de hacer cumplir el reglamento serán los Estados miembros y la propuesta establece niveles mínimos de inspección, intercambios obligatorios de información y el establecimiento de “sanciones disuasorias”.

Para garantizar el respeto de las reglas, la Comisión utilizará un sistema de evaluación comparativa de los países y su nivel de riesgo de deforestación y degradación forestal, derivado de las seis materias primas incluidas en el reglamento, “seleccionadas tras una evaluación de impacto cuidadosa” y que “son los que más afectan a la deforestación global”, ha explicado Sinkevicius. En el anexo al reglamento también incluye otros productos derivados como el cuero, el chocolate o los muebles y Bruselas no descarta ampliar la lista en el futuro para incluir otras materias.

Exportación de residuos

La Comisión Europea también ha presentado una segunda propuesta, en el marco de los planes del pacto verde, para endurecer la exportación de residuos a terceros países, particularmente los que no forman parte de la OCDE. La idea es autorizar la exportación solo si esos países están dispuestos a recibir determinados residuos y si son capaces de gestionarlos de forma sostenible. Por ejemplo, todas las empresas europeas que exporten residuos deberán velar porque las instalaciones que los reciban estén sujetas a una auditoría independiente que demuestre que los gestionan de manera respetuosa con el medio ambiente. 

“Tenemos que dejar de contaminar países terceros con nuestros residuos”, ha reclamado el vicepresidente Frans Timmermans sobre un negocio vinculado también con organizaciones criminales. Según los datos de la Comisión Europea entre el 15 y 30% de las exportaciones de residuos son ilegales, con un valor de 9.500 millones. En 2020, la UE exportó unos 33.000 millones de toneladas de residuos a terceros países e importó 16 millones. El paquete de propuestas concluye con una tercera propuesta destinada a mejorar la calidad del suelo en la UE. Según los datos de Bruselas, el 70% del suelo no está en buenas condiciones y un millón de toneladas se ven afectadas cada año por la erosión.