La crisis energética en China está comenzando a afectar gravemente al suministro de combustibles en algunas regiones del país. En las estaciones de Guangxi y Anhui se ha empezado a limitar el suministro a 1.000 yanes (que equivale a 130 euros) por cliente para repartir la gasolina entre los vehículos que pasan por allí. Esto no supone un problema para turismos pero sí lo es para los coches de gran tamaño como los camiones, que deben hacer recorridos más largos y transportar mercancía.

Las fotografías de largas colas de camiones en las gasolineras, que venían desde Reino Unido, se están repitiendo en el país asiático que está entrando en una nueva fase de crisis energética.

La venta de generadores de electricidad se han disparado debido a las restricciones del gobierno con el uso de la electricidad y con ella, el aumento del consumo de diesel a nivel doméstico.

¿Qué está pasando en China para que lleguen a estos extremos?

Por una parte, existen los límites en el precio de la electricidad, lo se produce una "destrucción de demanda" que se traduce a una reducción del consumo de electricidad debido a los altos precios, que hace que sea del todo imposible seguir consumiendo, según el Economista. Además, los gobiernos locales están poniendo todas sus fuerzas en conseguir llegar a los objetivos de emisiones, lo que les ha obligado a detener temporalmente la producción de las industrias que son más intensivas en energía. De hecho, se pretende que el cielo sea totalmente azul en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín el próximo mes de febrero.

Por otro lado, hay una gran escasez de carbón, que supone un 72% de la base de la electricidad en China. Algo que coincide de manera muy poco positiva con las restricciones a la importación de carbón de Australia. Sin embargo, la gran demanda de la producción industrial ha provocado un enorme aumento de los precios del gas y del coste del carbón.

Para finalizar, la gran brecha entre el suministro de energía y la demanda de la misma está obligando a los gobiernos locales a utilizar el racionamiento para restringir su uso. Debido al poco uso doméstico de la electricidad, la actividad industrial se reducirá, provocando una escasez de bienes.

La escasez de energía puede significar el retraso de la recuperación económica y "unos precios de exportación chinos más altos lo que amenazaría, con convertirse en otra fuente de presión alcista sobre la inflación a nivel mundial", según advierten desde BCA Research.