La forma de consumir nuestras vacaciones ha cambiado. Más allá de las reservas a última hora o las restricciones a las que podamos seguir viéndonos afectados a causa de las nuevas olas de la pandemia, las tarjetas se han impuesto a la hora de costearnos los gastos durante el verano. En concreto, "se espera que su uso incremente cerca de un 25%", tal y como apunta la directora de Operaciones de Banqmi, María Pérez.

Los datos del Banco de España señalan que en 2020 se realizaron 4.735.994 mil millones de operaciones con tarjetas bancarias, siendo este el mayor dato de la última década.

“El número de operaciones crece más del doble que los importes. Toda esta tendencia está muy relacionada con la evolución la baja de las tasas de descuento, es decir, lo que los bancos cobran a los establecimientos comerciales por el pago con tarjeta", señala Antonio Gallardo, experto en finanzas de iAhorro.

No obstante, se aprecia una clara inclinación a favor del uso de las tarjetas de débito. "Los productos de crédito han ido perdiendo importancia en la estrategia de los bancos. Se ha observado una mayor dificultad para encontrar cuentas que tengan asociadas tarjetas de crédito y más barreras por parte de la banca para su concesión. Lo que hace pensar que este verano la tónica será la misma", apunta la directora de Operaciones de Banqmi.

Entre las razones de este cambio en la estrategia de los bancos se encontraría un aumento del temor a la morosidad bancaria, a pesar de que se ha mantenido más o menos estable en lo que llevamos de año y se sitúa en el 4,55%.

La brecha generacional

Al igual que ocurre en otros muchos aspectos, la edad es un factor determinante a la hora de contratar una tarjeta bancaria. En función del rango de edad, un cliente prefiere mayor o menor independencia a través de su banca digital o una mayor red de cajeros asociada a su banco.

En el caso de los más jóvenes, la digitalización y herramientas online serán decisivas para decantarse por un producto u otro, mientras que personas de edad más avanzada buscan facilidad en la retirada de efectivo, por ejemplo.

"Una persona más mayor tiene la costumbre de disponer de dinero en efectivo, algo que las nuevas generaciones prácticamente han perdido. Por eso, para los primeros una tarjeta bancaria con la que puedan encontrar muchos puntos de retirada en efectivo sin costes será más importante que para un joven de 20 años", destaca María Pérez.