El mercado de trabajo ha asistido al nacimiento y la rápida expansión de las plataformas digitales de trabajo, que llevan años transformando el sector laboral. Según los datos recopilados por la Comisión Europea en la encuesta COLLEEM, de 2018, España tiene el mayor volumen de trabajadores en este tipo de empresas, frente a los otros 16 países analizados. Esto supone que alrededor del 2,6% de la población activa española desempeña su trabajo principal a través de alguna plataforma digital.

Esta cifra aumenta hasta el 18% si se tienen en cuenta a aquellas personas que acuden en busca de empleos puntuales a estas plataformas de manera esporádica. "Un porcentaje nada despreciable y que obliga a que esta nueva forma de trabajo sea abordada por los responsables de formulación de políticas tanto a nivel nacional como internacional, aprovechando las oportunidades y aborde los desafíos que ofrecen las plataformas", recuerda Carina Lopes, directora del think tank de Digital Future Society (DFS) en Mobile World Capital.

Desde el área de investigación y deliberación del programa DFS han investigado este fenómeno, que describen como "extremadamente complejo, variable y en constante evolución". Tratar de comprender todos los aspectos de las plataformas de servicios virtuales -incluso los más controvertidos, como la relación contractual entre plataformas y trabajadores- y cómo encajan dentro del futuro del trabajo es una de las tareas del grupo de investigación comandado por Lopes. 

¿El empleo del futuro tiene algo que ver con la gig economy? 

La globalización, los cambios demográficos, la automatización y el auge de las plataformas digitales ya están generando cambios profundos en el lugar del trabajo, la fuerza laboral y la naturaleza del trabajo en sí. Teniendo esto en cuenta, la gig economy formará parte ineludiblemente del panorama del futuro del trabajo.

¿De qué forma?

Las plataformas digitales marcarán el futuro del trabajo de diferentes maneras. Sus prácticas ponen presión en sectores más tradicionales cambiando principalmente las relaciones laborales existentes, pero también sus modelos de negocio a través de la externalización y fragmentación de servicios y tareas, nuevas oportunidades de crecimiento y reducción de costes operacionales y laborales. 

Mientras que, desde la perspectiva de los trabajadores, generan oportunidades (aportan flexibilidad, permiten que colectivos excluidos del trabajo tradicional entren en el mercado laboral…) y desafíos (falta de representatividad y poder de negociación, gestión laboral algorítmica, incertidumbre y precariedad en salarios, responsabilidad diluida en cuanto a derechos y protección…).

Al poner pocas barreras de entrada, las plataformas también ofrecen un acceso fácil y eficiente al trabajo remunerado, tanto local como globalmente. Este aspecto es especialmente relevante en el caso de trabajadores de economías y sectores con horarios muy irregulares y para quienes de otra manera tendrían dificultades para acceder al mercado laboral, como personas con problemas de salud o discapacidades, jóvenes, o personas que ni estudian, ni trabajan, ni reciben formación.

El trabajo en plataformas también puede mejorar la inclusión económica y resultar especialmente útil para los migrantes temporales o permanentes, que carecen de visados o permisos válidos para trabajar en las economías locales. 

Pero no podemos obviar que se trata de un tema muy complejo: el futuro del trabajo exige unas discusiones que reconozcan las múltiples formas de empleo y formas de organizar el trabajo que existen hoy y que van más allá del tiempo completo tradicional, en un contexto global y donde muchas plataformas tienen una actividad transnacional.

De hecho, en España este tipo de trabajo se asocia fundamentalmente a los riders, con una lectura bastante negativa. ¿La gig economy está introduciendo más precariedad en el mercado laboral?

De nuevo, es importante contextualizar el crecimiento de la gig economy. El auge de Internet, los avances en inteligencia artificial y el crecimiento de la economía de los datos, junto con la liberalización de los mercados de trabajo, el incremento del empleo temporal y la creciente subcontratación y fragmentación laboral han allanado el camino del trabajo en plataformas digitales, y continúan haciéndolo.

En España, el foco mediático y el debate público está puesto sobre los riders. No obstante, la gig economy está creciendo en otros sectores y segmentos de la economía. Las conversaciones sobre el futuro del trabajo conducen a un mayor debate sobre el tipo de sociedad en la que queremos vivir y nuevas discusiones sobre el significado de un buen trabajo, decente y justo. 

Los falsos autónomos han existido desde antes de que empezaran a emerger plataformas digitales. Hay mucha gente trabajando en trabajos ‘no tradicionales’, lo que llamamos trabajos atípicos. Se debe incorporar el debate sobre el trabajo en plataformas en el debate general sobre los tipos de empleo atípicos, ya que tienen elementos en común: discontinuidad del trabajo, fluctuación de los ingresos, inestabilidad, inseguridad laboral, etc.

¿Existen plataformas digitales que sí funcionen a nivel empresarial y no empleen ‘malas prácticas’?

Dentro de la investigación que llevamos a cabo desde Digital Future Society hemos conocido varias iniciativas interesantes. Una es Equal Care Co-Op, un modelo de cooperativa de plataforma de apoyo y asistencia social que opera en el Reino Unido y está financiada por ShareLab de Nesta. Pone en contacto a personas que necesitan cuidados con trabajadores que ofrecen sus servicios como cuidadores. Las personas que reciben atención también pueden ofrecerse ellas mismas para ayudar. De esta manera, se crea una relación de apoyo efectiva, respetuosa y duradera.

En Dinamarca, un sindicato danés (3F) firmó en 2018 un convenio colectivo con Hilfr.dk, que ofrece servicios de trabajos domésticos en casas particulares. Este acuerdo ha sido pionero al acabar con los mitos sobre el trabajo en plataformas y las negociaciones colectivas. El sindicato y la plataforma acordaron crear una nueva categoría de trabajador, con estatus de empleado, en paralelo al sistema de trabajo autónomo que utilizaban hasta entonces: “Los autónomos pueden solicitar la condición de empleados de la plataforma y acogerse al convenio colectivo. Al cabo de 100 horas de trabajo, se considera que los trabajadores son empleados cubiertos por el convenio colectivo, salvo que rechacen expresamente esa clasificación”.

En el ámbito de servicios virtuales también se hacen cosas interesantes. Por ejemplo, se había detectado un problema que se debía solucionar: el aumento del número de nuevos profesionales ha generado una mayor competencia, en la que los perfiles nuevos de estas plataformas están en una posición de desventaja debido a que carecen de un historial que respalde su trabajo y los posicione mejor frente a trabajadores con mayor antigüedad. Para solventar esta situación, la plataforma Upwork posibilitó a los nuevos usuarios aportar testimonios de clientes externos que avalaran su trabajo.

En general, ¿qué sectores podrían sacarle partido al modelo laboral de la gig economy?

Cualquier sector que tenga áreas de actividad que puedan ser fragmentadas en tareas, y externalizadas puede ser absorbido por la gig economy. Hoy en día ya es posible encontrar abogados, profesores, enfermeras, administrativos, programadores, fotógrafos, traductores, gestores de proyectos, cuidadoras y empleadas del hogar trabajando en estas plataformas.

Pero plataformas de micro tareas, como Amazon Turk, con más de 250.000 trabajadores a nivel global que apoyan el desarrollo de sistemas de machine learning a través de tareas que van desde la descripción de una imagen como la corrección de datos, podrían ser descriptas como plataformas de trabajadores anónimos sin especialización definida.   

¿Y qué se necesita para llegar a un mejor aprovechamiento?

La realidad laboral de la gig economy apenas se ha analizado, tanto en España como en la mayoría de los países, en parte debido a su complejidad. La mayoría de los datos y estudios existentes hacen referencia a plataformas de trabajo in situ, y casi siempre son sobre los sectores del transporte o reparto a domicilio. Nos faltan datos y conocimiento sobre plataformas de trabajo online y especialmente, sobre sectores altamente feminizados. 

Además, las experiencias y condiciones laborales de los trabajadores varían mucho según el sector, la realidad socioeconómica y la profesión, al igual que el nivel de dependencia del trabajo en estas plataformas, en términos de ingresos y horas trabajadas

Por ejemplo, el trabajo en plataformas digitales de trabajo online apenas se ha revisado, a pesar de que es esta modalidad la que predomina en España (según los pocos datos que existen, principalmente de la universidad de Hertfordshire en UK y la Comisión Europea).

Es decir, hay más personas trabajando desde su casa a través de plataformas de trabajo online (por ejemplo, un abogado o un profesor), que personas trabajando en plataformas de trabajo in situ (por ejemplo, los riders). Esto es importante porque tanto en la literatura como en el debate público, el foco se pone sobre el trabajo in situ. El trabajo online queda al margen en los debates jurídicos acerca del estatus laboral de los trabajadores.

Queda mucho por hacer...

Cuando desde el think tank de Digital Future Society hemos tratado de investigar la expansión de estas plataformas en España, nos hemos encontrado con que la literatura sobre el trabajo en plataformas proviene de diferentes fuentes y que no existe un lugar centralizado que reúna todas las publicaciones a escala nacional y de manera pública. 

Por otra parte, no existen estadísticas oficiales sobre el trabajo en plataformas en España y una parte significativa de la bibliografía se centra en la situación laboral de los trabajadores y en dos sectores específicos: el transporte y el reparto a domicilio. Asimismo, la perspectiva sociológica y las repercusiones económicas de este tipo de trabajo en el mercado laboral y la economía siguen ausentes de la bibliografía.

Por ese motivo, desde Digital Future Society hemos llevado a cabo una recopilación de toda la revisión bibliográfica para abordar el vacío existente en el informe “El trabajo en plataformas digitales en España: ¿qué sabemos?”. De esta forma, hemos conseguido extraer información útil de la bibliografía publicada, identificar las lagunas existentes y ofrecer recomendaciones a los responsables de formulación de políticas.

En España, ¿qué habría que regular y transformar en el mercado laboral para encajar los trabajos asociados a la gig economy en el empleo del futuro? 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el crecimiento de las plataformas de trabajo como “una de las transformaciones más importantes del mundo del trabajo en la última década”. 

Aunque el número de personas que encuentran trabajo a través de ellas todavía es relativamente bajo (se calcula entre el 1 y el 3% de la población activa global), se espera que la cifra aumente significativamente en los próximos años. Solo en el hemisferio sur hay unos 40 millones de trabajadores de plataformas y se estima que las plataformas digitales ganan actualmente, al menos, 50.000 millones de dólares al año. Además, un tercio de los trabajadores en los países de la OCDE, y el 40% de los europeos, ya trabajan en formas no estándar de empleo. 

Estos datos nos demuestran que los trabajos asociados a la ‘gig economy’ están en pleno crecimiento, y serán de una manera o de otra, parte de la realidad laboral del futuro. Es por eso que cuando hablamos de empleo del futuro y de formulación de políticas que sean las adecuadas y proporcionales a la realidad existente, ofreciendo seguridad jurídica a todos los agentes involucrados - plataformas, trabajadores, sindicatos y administraciones públicas- es imprescindible tener como punto de partida una comprensión y conocimiento más profundo del fenómeno. 

El carácter transnacional obligará también a la existencia de acuerdos internacionales sobre la gobernanza de datos y algoritmos generados por estas plataformas, y a un sistema internacional que defina derechos y protecciones básicas de los trabajadores, y seguramente, la relación laboral de estos trabajadores con las plataformas, etc. La Unión Europea ya está trabajando en esta línea.