¿Trabajo para una empresa o me pongo por mi cuenta? La respuesta a esta pregunta depende de las circunstancias personales y profesionales. Y también, como es lógico, de las oportunidades laborales, porque no siempre se trata de una elección.

Según un reciente estudio publicado por Boston Consulting Group (BCG) y la comunidad de freelances MALT, en España el número de profesionales que trabajan por proyecto (freelances) ha aumentado alrededor de un 40% desde 2009, hasta superar las 750.000 personas.

Según sus cifras, el perfil medio de estos profesionales ronda los 40 años, cuenta con experiencia previa como asalariado y pertenece sobre todo a sectores como el diseño gráfico, la consultoría corporativa, tecnología y data o comunicación. Además, más del 60% se concentra en Madrid y Cataluña y está satisfecho con su empleo.

Ventajas e inconvenientes

Entre los motivos que llevan a un profesional a trabajar por su cuenta destacan "tener más autonomía y mejores condiciones laborales. Lo que más valoran es poder decidir sobre la gestión de sus proyectos y trabajo", señala el estudio. Sin embargo, en la práctica esto no siempre sucede.

Laura López, autora del libro Imperio Freelance, señala que en su experiencia, sobre todo en el sector creativo, se ha encontrado con "que abunda el empleo como freelance por necesidad. De hecho, fue mi caso: me puse como autónoma porque no encontraba un puesto en ninguna empresa y acabé facturando a los que eran mis antiguos jefes". Afirma que muchos empiezan haciendo colaboraciones esporádicas y acaban dedicándose a tiempo completo al quedarse en paro o no encontrar oportunidades por cuenta ajena acordes a su experiencia o expectativas.

Eugenio Lanzadera, profesor de Derecho Laboral de la UDIMA, pone cifra a esta realidad, señalando que "el 66% de freelances lo son por necesidad, frente al otro 34% que lo son por oportunidad". Entre los motivos que explican esta circunstancia, enumera las dificultades para encontrar trabajo estable, los escasos ingresos o las necesidades de los jóvenes para poder independizarse, junto a un nivel de formación alto, que "impulsan la idea de emprender o de desarrollar un oficio por cuenta propia".

Con la pandemia, se añade una arista más a esta cuestión. Laura López apunta que, con la normalización del teletrabajo y las fórmulas semi presenciales, y "como muchos empleos creativos o de marketing se pueden hacer en remoto, puede ser fácil que muchas empresas se planteen contratar por proyecto, lo que podría destruir puestos de trabajo y provocar que muchos acaben siendo falsos autónomos".

Precisamente, con las cifras que publican organismos como la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE) en la mano, vemos que paralelamente al aumento de freelances también han aumentado esos falsos autónomos. "Cuando un freelance trabaja en exclusividad para una empresa, que fija por él las condiciones de organización del trabajo, horario, retribución o herramientas, estamos ante un fraude que debe ser denunciado y perseguido", señala María José Landaburu, secretaria general de UATAE.

Landaburu afirma que les preocupa la generalización de esta lacra "en la práctica totalidad de sectores económicos, no solo por lo que supone de abuso laboral y negación de derechos para las personas afectadas, sino porque ilustra la precariedad y desprotección estructurales de los autónomos". De hecho, recuerda que en los últimos dos años la Inspección de Trabajo ha detectado 49.755 casos.

Coexistencia sostenible en los equipos

Con el auge de los freelances, ¿vamos hacia el fin del empleo fijo? Lo cierto es que hay espacio para su coexistencia y además ventajas para ambas partes, siempre que se juegue dentro de la legalidad y se respete al autónomo.

Los empleados en plantilla "son sobre los que recaen los valores y los objetivos claves de la empresa, mientras que los independientes son aquellos profesionales que, entre otras cosas, permiten a las empresas absorber picos de carga de trabajo. Y mucho más en el momento actual, en el que encontrar perfiles muy demandados, como desarrolladores expertos o Data Analyst de primer nivel es muy complicado", señala Vincent Huguet, co fundador y CEO de MALT, que añade que pueden aportar todo el valor añadido de su experiencia en otras empresas.

María José Landaburu afirma que no hay que ver el empleo por cuenta propia o por cuenta ajena como una "competición" y que en UATAE se resisten a creer "que la innovación, la inmersión digital y la irrupción de una mayor flexibilidad de la mano de las nuevas tecnologías tenga que ser sinónimo de más precariedad". Y lanza una reivindicación: que la ley sea más clara "para blindar la laboralidad de esos freelances".

Para que freelances y fijos vayan de la mano, las compañías deben establecer una correcta estrategia de gestión de los recursos humanos "y tienen diferentes opciones: desarrollar talento interno mediante programas de adaptación y reconversión de competencias, captar talento externo del mercado o adquirir talento de forma temporal confiando en la subcontratación de perfiles", concluye Juan Ferrer, que apunta que un 40% de las compañías encuestadas en el informe publicado junto a MALT considera que los perfiles externos de alta cualificación son claves para mejorar su productividad e innovación.