No cabe duda de que el año 2020 quedará grabado a fuego en nuestras vidas. Dos cifras resumen muy bien lo que nos ha pasado, algo para lo que ningún país, empresa ni ciudadano estaba preparado: 2021 comienza con más de 100 millones de contagios y más de 2 millones de muertos por Covid en el mundo.

Hace un año, en enero de 2020, disfrutábamos de un ciclo al alza de todas las economías occidentales y asiáticas. Las empresas hacían planes de expansión y los presupuestos se elaboraban con la aspiración de ser superados en positivo por el resultado final. Debatíamos sobre sostenibilidad y mirábamos por el retrovisor a la crisis financiera, aunque todavía un poco asustados por la dimensión de aquel seísmo financiero que fuimos dejando atrás lentamente y con mucho sufrimiento por el camino.

Lo que no pensábamos ninguno de nosotros es que la OMS declararía una pandemia mundial en marzo y que, a continuación, se cerrarían fronteras y viviríamos confinados en nuestras casas. Si alguien hubiera elaborado un guión con esa distopía hubiera sido rechazado por fantasioso. Pero, una vez más, la realidad superó a la ficción.

El Covid hizo saltar por los aires todos nuestros planes: las curvas de crecimiento se tornaron en caídas libres, las nuevas aperturas en cierres abruptos, los beneficios en pérdidas, las nuevas contrataciones en ERTE cuando no en despidos...

Un año después, el mundo entero tiene una sola palabra en la cabeza: ¡vacunación!

De ello depende nuestra salud, antes que nada, pero también la recuperación de la economía en todo el planeta. El mundo entero ha centrado sus esfuerzos en conseguir una vacuna que ha batido todos los récords de la historia. Ahora también necesitamos batir el récord histórico mundial de vacunación en todos los países.

En 2008 fue el sector financiero e inmobiliario, en 2020 ha sido el turismo. Eso implica una desventaja para un país que depende en gran parte de la movilidad. No en vano, somos líderes mundiales en turismo y llegamos a recibir la visita de 84 millones de extranjeros en 2019. Eso supone que el turismo es el sector que más aporta al PIB de nuestro país, el que más ha hecho para que España salga de la anterior crisis y el que más volverá a hacer para salir de esta, a pesar de ser también el sector más castigado en este momento.

De la vacunación depende que recuperemos la movilidad y de la movilidad depende todo el sector turístico.

Por eso es muy difícil elaborar hoy presupuestos, porque no sabemos aun cuándo recuperaremos la movilidad. Pero lo que sí podemos pensar es que 2021 acabará con una vacunación masiva en todo el mundo y que esto nos devolverá algo tan preciado y tan necesario como la movilidad.

Lo que sabemos es que 2021 debe ser el año de la vacunación y del punto de inflexión, del rebote que nos devuelva al crecimiento. Un crecimiento que, estoy seguro, será mucho más robusto en 2022 y 2023.

A principios de 2021 todavía en mitad de la niebla, no podemos hacer aún predicciones de ingresos para semana santa o para verano, pero sí podemos saber que el rebote será potente en una crisis que llegó de forma más abrupta que ninguna otra, de la noche a la mañana, y que también deberá tener una recuperación más rápida que anteriores.