Las previsiones de los organismos públicos y privados apuntan a una revitalización progresiva de la actividad económica en 2021, impulsada por el despliegue de los Planes de Recuperación. La utilización eficiente de los fondos europeos y el desarrollo de reformas estructurales serán claves para lograr un crecimiento robusto, sostenible e inclusivo que se traduzca en creación de empleo y mejora de la productividad.

No es exagerado calificar como histórica la oportunidad que tenemos por delante para modificar en profundidad nuestro modelo económico, impulsando las ventajas competitivas con las que contamos en industrias punteras y capaces de dinamizar el tejido productivo. Es el momento, por tanto, de aunar los esfuerzos de todos los agentes, públicos y privados, para aprovechar al máximo el potencial del plan Next Generation EU con amplitud de miras y vocación transformadora.

Esta vez nuestro país debe ser una de las locomotoras de la nueva Europa unida, verde y digital. Las Naciones Unidas han situado recientemente a España en el grupo de los "Campeones Globales" en transición energética, otorgándole un papel de gran relevancia para el logro de los objetivos climáticos. El Plan de Energía y Clima y el Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética crean el marco propicio para combinar el avance hacia un sistema socioeconómico más sostenible con la generación de riqueza en beneficio de todos.

Ahora es momento de acelerar la inversión para impulsar una recuperación basada en sectores que, como el eléctrico, proporcionan soluciones eficientes y están dotados de un elevado efecto tractor en el tejido industrial. Contamos con unos recursos naturales únicos para impulsar la electrificación a partir de las energías renovables, el almacenamiento y la digitalización de las redes; y disponemos de empresas con la tecnología y las capacidades necesarias para consolidar en nuestro país una cadena de valor cada vez mejor posicionada a nivel global.

El avance hacia una economía más verde y circular no solo nos permitirá disponer de energía limpia y barata, aliviando la balanza de pagos al disminuir la importación de hidrocarburos, sino que crea nuevas posibilidades para sectores como la automoción, la industria, la construcción, los bienes de equipo o la ingeniería, con la consiguiente creación de cientos de miles de empleos. Nos hallamos ante un horizonte que fomentará la formación de nuestros jóvenes en las profesiones del futuro y reenfocará la actividad de las industrias y las regiones hacia productos y servicios de mayor valor añadido.

En un entorno de elevada competencia internacional por las inversiones, el aprovechamiento de estas oportunidades hará imprescindible disponer de marcos estables, predecibles y atractivos, optimizar los procedimientos administrativos y asignar los recursos a proyectos orientados a las prioridades estratégicas europeas. Existen razones para el optimismo en este sentido, pero aún queda camino por recorrer.

Las empresas estamos demostrando nuestra disposición a apostar por este cambio. El compromiso de Iberdrola, desde su posición como pionera y líder mundial en las energías renovables, se plasma en el plan presentado recientemente, al que destinaremos 75.000 millones de euros en los próximos cinco años. Un programa de inversiones que tiene en nuestro país uno de sus principales destinos, más de 14.300 millones de euros que generarán, a partir de nuestra expansión a otras áreas geográficas, nuevas oportunidades de internacionalización para miles de proveedores españoles.

Por todo ello, el año 2021 debe consolidar la aceleración de la transición energética para lograr un crecimiento más sostenible y la creación de empleo de calidad y duradero.