El Centro Europeo para el Desarrollo de la FP (CEDEFOP) prevé que para 2025 el 49% de los puestos de trabajo en España corresponderá a personas con un nivel medio de cualificación. Este es un dato alentador para los más de 900.000 estudiantes matriculados este año en estos ciclos formativos, según datos del Ministerio de Educación, que se han incrementado en un 5,2% respecto al año anterior.

Estos alumnos saben que los cambios producidos en el mercado laboral, debido sobre todo a la digitalización y la implantación de nuevas tecnologías, están haciendo que las empresas comiencen a demandar una formación y recursos que están muy vinculados a lo que ofrece la Formación Profesional.

Esta involucración de las compañías en la FP es “mera necesidad, supervivencia y aumento de la competitividad”, explica Juan Carlos Tejeda, director de CEOE Formación, quien asegura que “están viendo que es una buena forma de cubrir las vacantes que tenían de difícil cobertura”.

Las características que, a juicio de Tejeda, hacen que esta opción educativa comience a entrar en los planes de las compañías son su calidad; su inmediatez, ya que los ciclos formativos duran una media de dos años frente a los cuatro o más de los grados; su actualización constante; y su alto componente tecnológico.

A pesar de esto, el directivo de la Confederación advierte de que en el caso de la FP Dual, la involucración de las compañías sigue siendo más tímida y “ven todavía con cierto recelo lo de acoger a jóvenes en sus equipos, máxime en situaciones como la de la pandemia, donde la presencialidad no existe”, asegura.

Jóvenes y técnicos para sectores clave

La buena noticia es que cada vez son más las empresas que abrazan esta formación. Un ejemplo que pone Tejada es el de Bankia, que cuenta con proyectos “muy potentes” para impulsar la FP Dual e incorpora a jóvenes con este nivel de estudios. Algo que en el sector financiero, añade, no había ocurrido hasta ahora. Una de estas iniciativas es la plataforma ‘Dualiza’, un observatorio de Formación Profesional para acercar a la sociedad a este tipo de educación.

Al igual que la entidad financiera, hay empresas de todo tipo de sectores involucradas en iniciativas para promover este tipo de FP: desde consultoras como Accenture o PwC a empresas de energía y utilities como Acciona o Repsol, pasando por gigantes industriales, automoción y consumo como IVECO, Bosch, Volvo, Pascual y El Corte Inglés.

Pero aunque encontremos ejemplos en industrias variopintas, las profesiones que más se demandarán, al menos a corto plazo, serán todas aquellas relacionadas con las nuevas tecnologías, recalca este experto. En este sentido, Tejada cuenta como anécdota el caso de los jóvenes que realizan el grado de mecatrónica en el País Vasco: hay una ocupación del 100%, todos salen del aula con un puesto de trabajo. “Es más, la industria tiene que buscar a profesionales de fuera de esta Comunidad, porque todavía no hay gente suficiente para cubrir la demanda, al igual que pasa con la robótica o la domótica”, relata.

Además, existe la posibilidad de realizar una “postitulación”, es decir, un curso de especialización. Muchos de ellos con una oferta relacionada, de nuevo, con las nuevas tecnologías: internet de las cosas, inteligencia artificial o el que se ofertará en breve sobre iCloud, adelanta Tejeda. Precisamente, algunas de las competencias que más interesan al mundo empresarial: “La FP se está adaptando muy bien a las nuevas necesidades que están demandando en las organizaciones”, apunta el experto.

Más flexible y adaptable

En esto coincide David Navarro, subdirector del departamento de Empleo, Formación y Emprendimiento de la Cámara de Comercio de España, quien añade que esta adaptabilidad permitirá a la Formación Profesional introducir conocimientos que vayan más allá de la teoría y la práctica, como son las llamadas soft skills o habilidades blandas (creatividad, trabajo en equipo, visión transversal…), que cada vez demanda más el tejido productivo.

Esto será más fácil gracias a la nueva ley de Formación Profesional que ha anunciado Isabel Celaá. Una Ley que pretende consolidar un modelo ligado al sistema nacional de certificación y contempla una mayor flexibilidad a la hora de diseñar ciclos acordes a las demandas del tejido productivo, algo que para Navarro es básico. “Este planteamiento será brutal para adaptarse a los nuevos empleos emergentes del cambio tecnológico y hacer que las empresas se involucren más con la formación profesional”, añade.

En suma, la FP seguirá cogiendo carrerilla y ganando prestigio. Y sus alumnos encontrando puertas de entrada a algunas empresas antes, incluso, que los candidatos universitarios.