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Población

El envejecimiento de la población atiza a la economía española

La población de 65 y más años supondrá el 25,2% del total en 2033, según estimaciones del INE

La población española de 65 años o más supondrá el 25,2 % del total en 2033. dm

Los datos son aplastantes y más que reveladores. La población de 65 y más años supondrá el 25,2% del total en el año 2033, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística. En su documento Proyecciones de Población sobre el año 2018, la entidad pone de manifiesto que el país ganará casi 2,4 millones de habitantes en los 15 próximos años, basándose en las tendencias actuales en cuanto a fecundidad, mortalidad y migraciones.

Así pues, el INE destaca que, siguiendo estas tendencias, la población de mediana edad, entre 30 y 49 años, irá decayendo poco a poco para dejarle sitio en la pirámide poblacional a los mayores, que debido a la alta esperanza de vida seguirán subiendo. Según sus datos concretos, la pérdida se concentrará en el tramo de edad entre 30 y 49 años, que se reducirá en 2,8 millones de personas (un 19,7% menos). Además, el descenso de la natalidad provocaría que en 2033 hubiera 916.162 niños menores de 15 años menos que en la actualidad (-13,1%).

Un panorama que no solo muestra que España es y será un país envejecido, sino que afectará a la economía en todos sus aspectos, algo que ya se está empezando a notar en la actualidad.

Según el estudio elaborado por el Banco de España sobre Los retos del envejecimiento poblacional para la política fiscal, “el proceso de cambio demográfico tendrá consecuencias profundas sobre la economía y el diseño y efectividad de las principales políticas económicas”. Y es que, “el envejecimiento responde a tres fenómenos simultáneos: la disminución de la fecundidad, el aumento de la longevidad y el efecto de la generación del baby boom”.

Descenso de la natalidad

En España, al calor de la bonanza económica, la tasa bruta de natalidad dejó de disminuir e incluso aumentó ligeramente a partir de 1954, estabilizándose en torno al 21% entre 1957 y 1966. Como la mortalidad en los primeros años de vida se había reducido considerablemente con respecto a épocas anteriores, esto se tradujo en un aumento notable de la población joven, provocando el fenómeno del baby boom. Ahora están entre los 53 y 62 años.

“Hay tres ejes principales que explican cómo afecta el envejecimiento de la población a la economía no a largo plazo, sino ahora mismo”, dice Roberto Pereira, presidente de Economistas Asesores Laborales del Consejo General de Economistas. “El primero estaría relacionado directamente con la famosa pirámide poblacional, ya que está invertida completamente. En el vértice teníamos el estrato correspondiente a la población más envejecida que ahora mismo tiene una esperanza de vida de hasta 85 años, y como se suele decir, y subiendo. Esto es un problema porque la población está envejecida. Me atrevo incluso a decir que, a partir de este momento, todo va a estar en manos de las personas mayores, incluso las decisiones electorales, ya que son un gran número que decanta la balanza”, añade.

Para Pereira, otra de las grandes consecuencias será el impacto económico de estas personas, ya que “el número de pensionistas crece y disminuye el de cotizantes, que es el cociente que aseguraba las pensiones”.

En palabras de Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, “el tema es bastante preocupante y además, no afecta solo a España, sino a toda Europa”.

Generación del ‘baby boom’

El economista señala de pleno a la baja tasa de natalidad como principal causante del envejecimiento de la población y, por ende, de los inminentes problemas económicos. “La generación de los baby boom, que ahora mismo están capacitados, van a quedarse atrás porque al hacerse mayores les cuesta más la innovación. Tendrán menos capacidad de adaptación. Además, al llegar a la edad de jubilación cambian por completo las pautas de consumo. Una persona mayor ya no invierte, no compra coches, por ejemplo, que producen el 70% del PIB, por lo que este giro afecta a la inflacción”, sentencia.

Según Pereira, “si queremos mantener de alguna forma el Estado de Bienestar o aumentamos la cotización y las tasas demográficas cambian de dirección o habrá que bajar las pensiones, algo que ya es una drama y una consecuencia. Además, el secretario de Estado ya ha alertado de que se tienen que producir flujos migratorios para nutrir la base piramidal”.

En este sentido, Pedraza cree que “la inmigración podría ser parte de la solución al problema, pero siempre con seguridad. Creo que intentar hacer política pro natalistas no funciona en países como España. Que la tasa haya descendido tiene mucho que ver con la tardía emancipación, que hace que se retrase la edad de matrimonios y obstaculiza la natalidad; con los permiso de maternidad y paternidad cortoplacistas... y además también responde a causas sociales. No hay una solución fácil”.

Punto peligroso

En su opinión, “ya nos encontramos en un stand by muy peligroso y que ha llegado con gran brusquedad. La gente mayor no mueve la economía y la franja intermedia no hace más que estrecharse produciendo estos cambios en el devenir económico. Me asusta la llegada de los baby boomers a la jubilación y el de las mujeres que en los años 50 y 60 entraron al mercado laboral”.

Pereira, además, añade el problema de la Ley de dependencia a la ecuación. “Hay medios escasos en esta materia. Hay muchos mayores aislados y que no tienen medios para acudir a residencias, gente que muere y nadie se entera... hace falta más financiación y regulación para esta ley que está teniendo una implantación complicada. El Estado y las autonomías deben implicarse porque a día de hoy exige soluciones de manera urgente”, concreta, para añadir que “hay que elaborar políticas activas para aumentar la natalidad, conseguir tasas de crecimiento demográficos e intentar equilibrar la balanza o la única solución que quedará será la inmigración. Todo esto pasa por la política”.

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