AMBIT Energía: Consultoría y Proyectos, arrancó su actividad en 2010 de la mano de Antoni Clar. Este ingeniero de telecomunicaciones se encarga de llevar a cabo proyectos de este tipo desde hace casi dos décadas. En estos ocho años, su prioridad siempre ha sido reducir el gasto energético a nivel insular y que, esta energía, provenga de fuentes renovables para reducir la contaminación y el gasto económico.

Alejandro López, técnico superior en eficiencia energética, forma parte del equipo de AMBIT Energía. Esta empresa ofrece entre sus servicios instalaciones fotovoltaicas para autoconsumo. Entre sus servicios ofrecen instalaciones fotovoltaicas para autoconsumo, auditorías energéticas con estudios de reducción de consumo, certificados de eficiencia energética y puntos de recarga para vehículos eléctricos.

­—¿Cuál fue el principal motivo que les impulsó a ofrecer servicios vinculados con energía eficiente?

—En AMBIT también estamos preocupados por el cambio climático y la creciente contaminación mundial, y esto nos llevo a ofrecer servicios relacionados con la eficiencia energética y el sector de las energías renovables.

­—¿Abrirse paso en el sector de energía responsable les ayudó a diferenciarse de sus competidores directos?

—Así es. Existen muy pocas ingenierías que se dediquen a un sector tan nuevo y que tiene algunos prejuicios derivados de la legislación en vigor. Pero sí que es cierto que ha dado lugar a confusión, generando miedo en los usuarios a ser multados. Las instalaciones se deben legalizar en la Conselleria de Industria.

—En este campo, ¿qué tipo de proyectos ofrecen a clientes particulares y empresas?

—Desde estudios de eficiencia energética, simulaciones de rentabilidad con una estación fotovoltaica, periodo de retorno y lo que pueden llegar a ahorrarse las grandes empresas en término de potencia. Ahora también estamos empezando con los puntos de recarga para vehículos eléctricos intentando encajar las piezas de movilidad eléctrica y sostenibilidad.

—¿Se nota en la demanda que las empresas hacen caso a las recomendaciones de las administraciones en esta materia?

—Empresas y particulares empiezan a interesarse por las energías renovables, sin lugar a dudas, influye el hecho de que las administraciones públicas ofrezcan subvenciones para realizar instalaciones de este tipo. Durante el 2018 el Govern ha concedido subvenciones a empresas y particulares para incentivar este sector. Está previsto que en los próximos años también se centren las ayudas en puntos de recarga.

—¿Han percibido en sus clientes particulares una mayor concienciación?

—Quieren reducir su gasto eléctrico, la contaminación al usar la energía eléctrica y, sobre todo, intentar dar un paso adelante. El problema es que, muchos clientes, tienen miedo de instalar placas fotovoltaicas debido a las altas sanciones que algunos medios divulgan con leyes como la del impuesto al sol.

—¿Tienen previsión de que aumente la demanda a corto medio plazo?

—El sector va creciendo cada año. Los particulares son los que, una vez han hecho una primera instalación, se dan cuenta de las ventajas de ahorro que supone. Existe un proyecto de ley que prevé eliminar el contador secundario, que es un segundo contador utilizado para el control del impuesto al sol. Esta modificación abarataría gastos en las instalaciones.

—En caso negativo, ¿cuáles son los principales obstáculos que se presentan?

—El impuesto al sol nunca se ha llegado a aplicar. En Baleares concretamente, las instalaciones están exentas de pagar dicho impuesto, excepto en el caso de potencias muy altas, superiores a 100KW, como podría ser el caso de grandes empresas.

—En los aparcamientos públicos sí se ha notado la presencia de puntos de carga eléctrica, ¿en qué ámbitos creen que todavía deben expandirse?

—Principalmente pensamos que deben desarrollarse en centros de trabajo públicos y privados, aparcamientos de rent a car, hoteles, centros comerciales o incluso restaurantes. Cualquier empresa privada que tenga un parking debería disponer de ellos, ofreciendo así un servicio más a sus clientes. Al final, el usuario del vehículo eléctrico tiene que poder recargarlo con facilidad en su rutina diaria.

—¿El éxito va ligado a un mayor desarrollo de los modelos por parte de los fabricantes y que ofrezca precios competitivos?

—Evidentemente, las marcas deben desarrollar más modelos y a precios más competitivos para el consumidor medio. Ahora mismo un vehículo estándar con motor de combustión puede costar alrededor de diez mil euros. Mientras que, en comparación, uno eléctrico costaría el triple. Aunque el desembolso inicial es grande, a largo plazo se rentabiliza.

—¿Es más caro cargar un vehículo con electricidad o llenar de hidrocarburos uno con motor de combustión?

—Hoy en día cuesta entre tres y siete veces más repostar un coche de gasolina que uno eléctrico. Hay otras variables además de ‘lenar el deposito’, como pueden ser el mantenimiento del vehículo, los impuestos, o la zona ORA, en las que el vehículo eléctrico es más económico.

—¿La masificación turística requiere un consumo responsable de los recursos energéticos?

—Así es. Con la instalación de placas fotovoltaicas descentralizaríamos la producción y ahorraríamos en el gasto que supone la generación eléctrica de carbón. Si ahora falla una de las centrales eléctricas de carbón, media isla se queda sin luz. Reduciríamos el consumo de combustibles fósiles en las islas.

—En una isla tan vinculada al turismo, ¿están las empresas mallorquinas de este sector concienciadas en sostenibilidad?

—Algunas están más concienciadas que otras, pero con el tiempo hay más empresas interesadas en el sector y la demanda va creciendo, principalmente por la importancia que va adquiriendo el respeto por el medio ambiente, y el ahorro económico que supone la instalación de placas fotovoltaicas La mayoría de empresas que confían en nuestros servicios empiezan con instalaciones pequeñas y, con el tiempo, demandan más.