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Análisis

Portugal pende de un hilo

El próximo día 21 de octubre, la agencia canadiense de calificación crediticia (rating) DBRS revisará la nota de la deuda soberana de Portugal. Es ahora la única agencia entre las cuatro que el Banco Central Europeo (BCE) utiliza como referencia que mantiene el bono portugués en el grado de "inversión". Para las demás (Fitch, Moody's y S&P), los títulos emitidos por Lisboa llevan años dentro de la categoría "especulativa", conocida como "bono basura". Lo que decida DBRS será capital para la estabilidad financiera del país por lo siguiente: si la firma canadiense rebajase la calificación lusa, las reglas del BCE le impedirían seguir comprando títulos de Portugal dentro del programa de expansión cuantitativa (compras de deuda pública y privada) que el eurobanco está desplegando para estimular la inflación y que ha rebajado extraordinariamente los intereses que la mayoría de los estados pagan para financiarse.

Sin esa respiración asistida del BCE, el cóctel de problemas económicos que afronta el Gobierno del socialista António Costa (débil crecimiento, endeudamiento muy alto, amenaza de sanciones desde Bruselas por el déficit, severas dificultades en la banca...) podría forzar a Portugal a pedir nuevo auxilio financiero a Europa. Los miembros del Ejecutivo han tenido que responder casi cada día de estos últimos a preguntas de los periodistas sobre la posibilidad de un "segundo rescate", una idea que el propio Costa ha intentado desmentir y que cogió vuelo a partir de una combinación de comentarios de variopinta procedencia geográfica y con autores ideológicamente afines: los que hizo en junio el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, irritado con las políticas "antiausteridad" de la coalición de izquierdas liderada por António Costa; las críticas que está formulando al oposición de derechas, responsabilizando al primer ministro socialista de echar por tierra los sacrificios realizados por los portugueses en los últimos años para sacar al país de la crisis que forzó el rescate de 2012, y un diagnóstico muy reciente que "Financial Times" ha hecho sobre el país.

El periódico de la City londinense ve a Portugal "en el centro de una tempestad perfecta de crecimiento débil, caída de la inversión, baja competitividad, déficits presupuestarios constantes y un sector bancario subcapitalizado que tiene mucha de la estratosférica deuda del Estado". Portugal crecerá este año el 1,3%, según las estimaciones de su banco central, que ha rebajado notablemente un pronóstico anterior (2,1%). El avance del PIB en el primer semestre del año basculó sobre el consumo de los hogares, en tanto que la inversión y el saldo exterior tuvieron signo negativo. El crecimiento interanual fue modesto (0,9%), si bien el desempleo ha bajado, situándose la tasa de paro en el 11,1%. Es el dato económico en el que pone el foco el equipo de António Costa. Los correspondientes a las cuentas públicas sugieren que, con los pronósticos de crecimiento comentados, el Gobierno de la República lo tendrá cuesta arriba para alcanzar su promesa a los portugueses: hacer compatible la reversión de recortes aplicados por la Administración anterior con la reducción del déficit (del 4,4% del PIB al 2,5%) y de la deuda que marca Bruselas.

Costa necesitaría para ello un crecimiento robusto que ahora no tiene Portugal, lastrado por un problema común a los países del Sur europeo: su alto endeudamiento privado y público. La deuda de familias y empresas (227% del PIB) tiene proporciones análogas a la de España (222%), y la de la Administración está en el "estratosférico" 130% que citó "Financial Times".

Gran parte de todos esos débitos está alojada en el sector financiero portugués, en graves problemas. Los riesgos asumidos, la morosidad y el difícil entorno para el negocio por los bajos tipos de interés han metido en problemas a una mayoría de entidades (cuatro de las cinco más grandes). La pública Caixa Geral de Depósitos será recapitalizada con 4.600 millones de dinero del Estado cuya recuperación ya se vislumbra muy difícil, y sigue pendiente la venta de Novo Banco, creado con los activos sanos del Banco Spirito Santo, que colapsó en 2014. Están en juego otros 4.900 millones de dinero público.

Portugal salió en 2014 de su primer rescate (78.000 millones) después de dos años (2012-2014) de recortes y reformas. Lo hizo con la economía creciendo y el déficit en descenso, pero sin haber resuelto el problema bancario. Más que los compromisos de Costa de actualizar las pensiones o de subir el salario mínimo, es sobre todo ese problema el que explica que la prima de riesgo del país esté en 326 puntos, cien más que hace un año, pese a las compras de bonos por el BCE. Si éste las frena, Portugal podría quedar fuera de los mercados y precisar más ayuda de la UE. Pende de un hilo que está tendido entre una agencia de rating de Canadá y la sede del eurobanco en Fráncfort.

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