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Análisis

En los límites de la política monetaria

Las letras del Tesoro a tres, seis y doce meses tienen intereses negativos, de modo que los inversores están sobre el papel pagando por prestarle dinero a España. Pero en realidad no es tanto así. La caída del rendimiento de la deuda pública hasta llegar a tipos negativos, como ocurre en otros países del euro -en Alemania y Francia hasta con los bonos a cinco años-, resulta de la especulación con el precio de los títulos de deuda. Bancos o fondos invierten en ellos no atraídos por el interés al vencimiento, sino para venderlos con plusvalías gracias al efecto en el mercado de las compras masivas que desde principios de 2015 hace el Banco Central Europeo (BCE).

Funciona de este modo: cuanto más sube el precio del bono, más baja el tipo de interés. Así que uno de los efectos de la política expansiva del BCE es que los países del euro se están financiando casi gratis, a intereses que no concuerdan con su solvencia. Eso que aguas abajo tiene un efecto benéfico para el crédito al resto de la economía posee también un lado oscuro: puede ser un indicio de que se está formando una burbuja con la deuda pública, según están alertando expertos y actores del mercado como las gestoras de fondos.

En caso de que exista, ¿cuándo estallaría esa burbuja y con qué consecuencias? Podría ocurrir por un volantazo en la política monetaria, algo muy improbable, pero también por un "shock" externo.

Las casas de análisis hacen cábalas sobre las probabilidades de una nueva recesión global y, puestos a conjeturar sobre detonantes europeos, se han encendido alarmas por la situación de la banca italiana o la del alemán Deutsche Bank. Si llegado el caso los inversores huyen de la renta fija europea, España habría de afrontarlo -como también Francia y aún más Italia- con un nivel de deuda pública que se ha disparado (del 69,5% del PIB en 2011 al 99,3% en 2015) y por ello con grandes necesidades de refinanciación por delante.

Hoy volvió a la carga el BCE ante el anémico crecimiento europeo. Pero como dice el catedrático Francisco González, los bancos centrales están ya en los límites de la política monetaria: "Apenas hay margen ya para que la política monetaria represente un estímulo significativo y sí existen cada vez mayores riesgos de burbujas".

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