Los teóricos de la recuperación económica ya tienen un nuevo punto para apoyar sus argumentos. El descenso del paro registrado en las oficinas de desempleo en 2.475 personas es significativo, no por la cuantía de esta cifra, sino porque por primera vez desde que comenzó la serie estadística en 1996 que disminuye el número de desempleados en un mes de noviembre.

Pero sólo hay que rascar un poco para ver que hay otro lado de la moneda, el número de afiliados a la seguridad social disminuyó en 66.289 euros. ¿Cómo puede haber menos parados disminuyendo las afiliaciones? Lo primero que denota es que las cifras de trabajadores apuntados en las oficinas de empleo no es el mejor indicador para medir la actividad laboral.

El Servicio Público de Empleo Estatal excluye de sus listados a ciertos colectivos, entre los que destacan: quienes buscan un trabajo eventual que no dure más de tres meses, demanden un empleo de jornada reducida o inferior a 20 horas semanales, solicitantes de empleo para el extranjero o a domicilio, estudiantes menores de 25 años, demandantes de primer empleo, asistentes a cursos de formación, personas incapacitadas o de baja médica, quienes rechacen acciones de inserción laboral o trabajadores agrarios subsidiados.

Teniendo en cuenta todo esto, el optimismo parece exagerado y habrá que esperar a la EPA del último trimestre (en la que se incluye la campaña navideña en la que también hay depositadas muchas esperanzas) para ver si mejora el mercado laboral. En ella se reflejará una realidad que no tiene en cuenta los datos del SEPE, la mayoría de los que se apuntan a esta lista lo hacen para cobrar una prestación o subsidio y finalizada esta (muy común en los parados de larga duración) no tienen ningún incentivo en permanecer y es que más allá del pago de subsidios, la búsqueda activa de empleo no da resultados.

Recuperación interior y sostén exterior

Pero también hay otros factores a considerar. Según los datos que acaba de publicar Eurostat hace apenas una semana, la población española ha caído en 114.000 personas a lo largo de 2012 por efecto de la emigración. El año pasado fue el primer período desde que se recogen datos en el que el saldo migratorio, diferencia entre quienes salen y quienes entran en un país, generó pérdida de población. Y de todos ellos destaca el grupo de los jóvenes, los que más buscan oportunidades fuera, lo que ayuda a maquillar el problema de desempleo, pero pagando un precio por ello, especialmente en el largo plazo.

En países de nuestro entorno es difícil encontrar referencias cercanas en el tiempo, si por ejemplo en países Latinoamericanos. Ecuador tenía una tasa de desempleo del 14% en el año 2002, hoy apenas supera el 4,2%, cifras de paro técnico. Las razones están en beneficiarse de un modelo económico basado en exportaciones muy demandadas por Asía y especialmente China, pero también en la emigración que disminuye parados y genera entrada de dinero vía las remesas que mandan a su país de origen.

Todo parece positivo, pero hay grandes riesgos, se pierde riqueza a largo plazo ya que esta mano de obra genera el valor añadido en otro país, sumándose el riesgo de modelos productivos sustentados en lo que ocurra en otras regiones. En el momento que China “estornude”, disminuyendo su ritmo de producción y compra de materias primas, contagiará a Latinoamérica y volverá a mostrar debilidades.

En España tenemos riesgos similares, estamos basando la recuperación en la exportación con lo que dependemos de la evolución de otros países, el empleo que se genera en su mayoría es precario (como se ha visto este mes de noviembre) y “exportamos” a una generación de jóvenes preparados que además por diferencias sociales, culturales y económicas no generan dinero “de vuelta” a España.

Las soluciones son costosas pero necesarias, se necesita que lejos de mejoras coyunturales se genere empleo de calidad (en noviembre volvió a basarse en contratos temporales) y productivo, que genere valor añadido y riqueza. Es más que probable que se haya tocado suelo en caída económica y desempleo pero la recuperación va a ser lenta y con importantes costes, más si se opta por atajos.

Antonio Gallardo, iAhorro.com