Aunque entraba en algunas quinielas, la histórica rebaja de tipos hasta el 0,25% ha sido sorprendente para la gran mayoría, ya que casi todos apuntaban a que esta sucediera como pronto en la reunión del mes de diciembre. Las razones están en una inflación muy controlada (la última referencia en Europa es de una subida del 0,7%, muy por debajo del 2% que tiene como objetivo el BCE) y el problema que pueden tener las exportaciones con el actual tipo de cambio del dólar frente al euro. Y es que Europa depende de las exportaciones, y países como el nuestro, que tienen un IPC negativo por primera vez desde 2009 y por tanto más bajo que el resto de países de nuestro entorno, el único balón de oxígeno para el tímido crecimiento es el sector exterior.

Puntos a favor

Este es el principal punto a favor y el que primero notará nuestra economía. Los tipos bajos nos ayudan a ganar competitividad y es que si siguiera apreciándose el euro, todas las exportaciones se resentirían. Este efecto sería especialmente negativo para España por la naturaleza de nuestras exportaciones. Es más fácil bajar el precio de un electrodoméstico o producto más elaborado, que tiene un mayor margen, que hacerlo por ejemplo con los productos agrícolas y no nos engañemos, los primeros abundan más en la balanza comercial de Alemania, Holanda o Francia y los segundos en la de España, Portugal o Grecia.

El segundo efecto beneficioso estará en las hipotecas. ¿En las nuevas? Seguramente que muy poco o nada, es más, podemos encontrarnos que eleven los referenciales como han venido haciendo en los últimos años, por lo que el efecto directo será para los ya hipotecados, y no todos. Los que vayan a revisar su hipoteca con los tipos del mes de noviembre iban a encontrarse ya con una bajada mínima, y los que lo hicieran en los próximos meses apenas la notarían si seguía la tendencia natural del Euribor. Con esta bajada presumiblemente el Euribor dará un salto de bajada que si supone de forma directa una bajada para unos pocos. Y es que también en muchas hipotecas antiguas tienen la cláusula suelo, a pesar de las repetidas sentencias en contra, que limita no sólo esta bajada, sino la que se ha producido en los últimos años.

Muy pequeño alivio para las empresas y consumidores

Si pensamos en la teoría economía clásica la bajada de tipos tendría que ser un gran estímulo para la economía, pero no es así. La situación del sistema financiero español ha hecho que a pesar de que los tipos en el mercado han ido bajando en los últimos años, el consumidor no lo ha percibido, sino lo contrario. La aversión al riesgo de los bancos ha llevado a que a pesar de conseguir financiación más barata en el mercado hayan subido los tipos de interés y los diferenciales en préstamos al consumo e hipotecas, haciendo de embudo en la transmisión de estas ventajas al ciudadano. Un caso muy relevante lo tenemos en las pymes y autónomos, motor de la economía, que al cierre de septiembre la caída interanual del crédito alcanzaba un 9,2%.

Por ello, se necesita que los bancos se impliquen en un verdadero impulso bajando los tipos en los productos y por supuesto concediéndolos. De hecho su coyuntura es mucho más favorable que en meses anteriores, no sólo por el dinero recibido en sucesivos rescates, sino también por la bajada de remuneración de los depósitos que ha hecho mejorar sus márgenes como hemos visto en su cuenta de resultados.

Puntos negativos

En una situación como la que actualmente tenemos, puntos negativos tenemos muy pocos. Por el lado de los productos financieros, llevaría a una bajada de remuneración de productos de ahorro e inversión, negativo para el que apueste por ellos. Pero si lo extendemos a la financiación de empresas y Administraciones Públicas, es positivo al disminuir su coste. La prima de riesgo puede seguir bajando incentivada por esta bajada. Con respecto a depósitos y cuentas remuneradas, ya están en una cota muy baja, pero no es descartable especialmente en productos a largo plazo (más de dos años) que haya una nueva vuelta de tuerca.

También aunque beneficia las exportaciones tal y como hemos visto, perjudica las importaciones, esencialmente petróleo y sus derivados en una época como el invierno que es cuando más se consume y sube su precio.

En definitiva, esta posible bajada puede servir como pequeño balón de oxígeno a nuestra economía, siempre que administraciones y especialmente instituciones financieras ayuden a que esta bajada se transmita al ciudadano.