La economía de Japón se contrajo un 3,5 por ciento a ritmo anual entre julio y septiembre, la primera caída en tres trimestres, arrastrada por un descenso de la demanda que, al calor de la ralentización global, sitúa más cerca la amenaza de la recesión.

Respecto al trimestre anterior el retroceso del producto interior bruto (PIB) fue de un 0,9%, reflejo de una tercera economía mundial agobiada por el impacto de la crisis europea, la desaceleración y la persistente deflación que atenaza la recuperación del país.

La contracción del trimestre julio-septiembre es la mayor desde el desplome del 8 por ciento sufrido entre enero y marzo de 2011, cuando la producción nipona se paralizó temporalmente a raíz del terremoto y tsunami que sacudió el país el 11 de marzo de ese año.

El primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, admitió que los números publicados ayer son "graves" y aseguró que su Gobierno responderá a esta situación con un "sentido de crisis".

Su titular de Economía y Política Fiscal, Seiji Maehara, apuntó a que es posible que el país "haya entrado en una fase de recesión", y abogó por una "sólida política de flexibilización monetaria" por parte del Banco de Japón para acabar con la deflación.

En el trimestre precedente, abril-junio, el PIB creció un 0,3 por ciento a ritmo anual, pero los analistas coinciden en que la economía nipona se encamina hacia un cuarto trimestre también negativo, lo que significaría la entrada del país en una recesión técnica.