Este martes se cumplieron la mayoría de los pronósticos que veían a Barack Obama como favorito para ganar las elecciones presidenciales norteamericanas e iniciar una segunda legislatura que estará marcada por el objetivo de salir de una crisis que ha llevado a que la cifra de desempleo en Estados Unidos aun continúe en el 7,9%. Este dato desde luego nada tiene que ver con las cifras de España, pero son extremadamente elevados para Estados Unidos. De hecho, desde la gran recesión posterior al crack de 1929 que llevó al gobierno a Franklin D. Roosevelt, tal y como se ha destacado es el primer presidente en conseguir una relección con tasa tan alta de desempleo.

¿Pero cómo nos afecta a nosotros este resultado? En una economía global como la actual, las decisiones económicas de la principal economía mundial, influyen y mucho. Alejándonos de los estereotipos sobre los partidos y la política norteamericana que hay a este lado del Atlántico, si hay una enorme diferencia a la hora de abordar los problemas económicos entre el partido Republicano y el Demócrata. Si el primero aboga por un Gobierno Central lo más reducido posible, es decir por recortes drástico en los gastos y una política de cercana al "Laissez Faire" de completa libertad económica sin intervencionismo del Estado. Por el contrario, la política de Obama es claramente expansionista y se basa en reactivar la economía inyectando dinero barato que anime el consumo, pero que tiene su lado negativo en el elevado déficit exterior norteamericano. Una solución económica, que nada tiene que ver con la que se está llevando a cabo en la Unión Europea, liderada por Alemania, que busca el control del gasto y la reducción del déficit.

Equilibrio a nivel global

Es decir, la política económica de Obama y los remedios para salir de la dura crisis van a continuar siendo completamente distintos a los que aboga Merkel. Pero lejos de un problema, es positivo y de hecho, gracias a ello Europa se aprovecha y puede imponer políticas restrictivas. Aunque España no es un país claramente exportador, otras economías europeas si lo son, especialmente Alemania en el segmento de bienes duraderos. Las medidas restrictivas como las que está sufriendo España derrumban el consumo y por tanto afecta al crecimiento económico, pero si existe un motor económico activo como Estados Unidos, se siguen vendiendo productos y la economía sigue funcionando sin volver a caer en recesión.

Esto a nivel global es incluso más importante, ya que el crecimiento de China y de los países emergentes se basa en la compra de productos que hacen en Estados Unidos. Es decir, si Estados Unidos iniciara una política más restrictiva llevaría en los próximos años a una contracción económica global.

Desde luego las inyecciones masivas de dinero no pueden ser eternas, deben poner "el motor en marcha" y tiene un grave problema que le tiene que centrar todos los esfuerzos, y es el llamado "precipicio fiscal" un pacto que llegó con el Congreso mayoritariamente republicano (al igual que lo va a ser en los próximos años) para reducir el déficit, que supone retirar más de 600.000 millones de la economía (4% del PIB) y que llevaría a Estados Unidos a la recesión. Si las negociaciones fracasan, tendríamos un grave problema a nivel mundial y una nueva piedra en el camino de la recuperación de Europa y España. La situación es tan extrema que incluso las agencias de calificación ya han amenazado en rebajar el rating de la Deuda norteamericana que ahora mismo tiene la calificación más alta.

Con todo ello, y en el difícil equilibrio de poder interno, Obama marcará una agenda económica beneficiosa para España, ya que tendrá que buscar contener el déficit pero siempre acompañando con políticas que incentiven el consumo y el crecimiento. En España mientras el vicepresidente de la Comisión Europea, Olli Rehn, pide al Gobierno "concretar" las medidas de consolidación fiscal para 2014, confirma "pronto" si hemos tomado pasos efectivos para reducir el déficit mientras que las previsiones macroeconómicas para nuestro país son mucho peores que los del propio Gobierno, y parece empujarnos a nuevos ajustes. Querer seguir la senda de una política de una única vía que cada día parece que no es la mejor solución, sin crecimiento, los recortes no valen para nada. En Estados Unidos podemos tener un mejor espejo para mirarnos que en nuestros países más cercanos.