El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, se despidió ayer del Parlamento Europeo defendiendo la creación de un Ministerio de Economía europeo, aunque sin entrar en detalles, figura que el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, rechazó la semana pasada por solaparse con el ejecutivo comunitario, la Comisión Europea.

El presidente saliente del BCE no quiso, sin embargo, llenar de contenido las funciones de ese ministerio, ni tampoco pronunciarse sobre los beneficios de la emisión de eurobonos, iniciativa que la Comisión Europea propondrá en las próximas semanas para aliviar la crisis de la deuda soberana en los países del euro.

En su última audiencia ante los europarlamentarios antes de abandonar el cargo, Trichet pidió a los gobiernos de la eurozona "lucidez" ante la crisis con la advertencia de "todavía estamos a mitad de camino" de la zozobra financiera. Pero su principal mensaje fue el de insistir a los gobiernos de los países del euro que sean conscientes de "que Europa vive en el epicentro de la peor crisis desde la II Guerra Mundial".

El presidente del BCE aseguró que para hacer frente a la situación económica es necesario "sensatez presupuestaria, aumento de la competitividad y más reformas".

"Por favor no cometan el peor error, no ser conscientes de la gravedad de la crisis", avisó Trichet.

A dos días del último consejo de gobierno del BCE, reiteró sus previsiones de un "moderado" crecimiento del PIB en los últimos meses de este 2011 en la eurozona.