Cuando te vas a Silicon Valley a entrevistar a lo más granado de la investigación tecnológica mundial no puedes más que sorprenderte. Y si encima resulta que esos investigadores son españoles la sorpresa se transforma en alegría ya que sabes que te vas a encontrar con gente especial, diferente.

La sede central de Intel está situada en el condado de Santa Clara, en el californiano "Valle del silicio". Y nada más llegar la majestuosidad de esas instalaciones te hacen ver que estas en un lugar único, en el que se ha hecho –y se está haciendo– historia en el ámbito de la tecnología.

Aunque en un principio iban a ser cinco, al final fueron siete los investigadores españoles que nos introdujeron en el apasionante mundo de la tecnología del mañana, un mañana que está mucho más cerca de lo que creemos.

—¿Cómo llega un españolito a Intel, una de las empresas tecnológicas más importantes del mundo?

—Pablo Díaz-Gutiérrez: Yo trabajaba en Madrid como informático y había una cosa que no me gustaba: los precios desorbitados de las casas, que te obligaban a invertir 30 0 40 años de tu sueldo para pagarla. Entonces dedicí que no volvería a trabajar como informático en España y me vine a California a hacer el doctorado. Poco después Intel me llamó, y aquí estoy.

—Manny Vara: Yo vine con la familia cuando tenía 15 años, a Nueva York, y allí fui ala universidad, a la de Ingeniería. Me especialicé en periodismo científico y antes de graduarme ya estaba trabajando. Tras dos años me dijeron que me tenía que ir a California y, desde entonces.

—Gloria Nogales: Yo me vine porque me dijeron que iba a viajar mucho y pensé que eso estaba bien. Empecé en el 92 pero con la crisis que había entonces en España me surgíó una oportunidad para venir a una empresa que luego se convirtió en Vodafone. Buscaban ingenieros de radio. Estuve viajando muchísimo en esa época por todo el mundo y cuando reestructuraron la compañía me planteé volver a España, pero me surgió una oportunidad en Cisco y me volví a quedar otros cinco años. Y cuando iba a volver de nuevo me salió la oportunidad de Intel y pensé que me quedaría otro poquito más, y ya van 18 años.

—Rufo de Francisco: Tras licenciarme en Físicas en Salamanca en la época en la que todavía había BUP y COU hice algo de investigación en microelectrónica en la Universidad de Cantabria, por la que obtuve una beca Fulbright. De eso hace 21 años. Me vine frustrado porque al principio pensaba que me iba a quedar allí en la Universidad en España. Allí, por ejemplo, los ascensos son porque te toca. No tenía nada que ver con los méritos personales, era algo muy rígido. Decidí entonces probar en EEUU donde hice un máster en la Universidad de Arizona y nada más terminar, entré en Intel. Y lo que iban a ser uno o dos años se han convertido en muchos más.

—Gaspar Mora: Tras acabar el postdoctorado en la Universidad de Valencia me vine tres meses a Stanford a hacer un intercambio científico. Al año siguiente Intel contactó conmigo para hacer unas prácticas de empresas. Tras las prácticas me contrataron, pero tuve que volver a España porque no podía quedarme a trabajar aquí por un problema con el visado. Estuve un año y medio trabajando en mi casa, en Barcelona, y cuando pude me vine.

—José Antonio Alcaño: Yo me vine a estudiar cuando acabé el COU y me acuerdo que mi padre me mandó con un billete de avión y poco más. Mi padre me cogió el billete hasta Nueva York, pero yo tenía que ir al estado y no a la ciudad. De la ciudad al estado de Nueva York hay 7 horas en coche, con lo que me tuve que buscar la vida para llegar a mi destino. Tras acabar la carrera me quedé allí otros cuatro años con una beca y como estaba tan cansado de la nieve y el frío, en cuanto me surgió la posibilidad de venir a California me vine de cabeza.

—Óscar Nestares: Yo estaba en el CESID, era funcionario, científico titular, y tras hacer el doctorado en Madrid me vine dos años y medio a hacer un postdoc a Stanford. Yo me volví a España porque saqué la plaza de científico titular. Estuve allí desde finales de 2000 y en el 2002 las cosas no iban muy bien. Yo tenía mi sueldo pero conseguir financiación para los proyectos no era muy fácil. Un antiguo compañero me dijo que en Intel estaban formando un nuevo grupo de investigación. Le dije que no, que yo ya tenía la vida solucionada, pero a medida que pasó el tiempo vi que la posibilidad de conseguir financiación era cada vez más difícil por lo que me vine para acá en 2003.

—Muchos de vosotros habéis entrado en Intel tras pasar por la universidad norteamericana. ¿Es un requisito imprescindible?

—R.d.F: No. Antes sí pero ahora las cosas se han igualado mucho entre las universidades españolas y las americanas. Pero hace unos años era muy distinto.

—¿Cómo es el trabajar en EEUU? ¿Qué diferencia hay con trabajar en España? ¿Se gana mucho más?

—G.N: No es que se gane más, más bien es que se trabaja más. Y se trabaja por objetivos, no por horas. A mi jefe lo mismo le da que yo esté enviando mis emails mientras estoy en el metro de Madrid o mientras estoy en mi oficina aquí en California. Es como cuando te tienes que presentar a un examen: Depende de ti cuánto estudies y cómo te las arregles para que saques sobresaliente o no. Por ejemplo, en mayo yo estuve en madrid tres semanas y estuve trabajando desde allí. La diferencia fundamental no es tanto los horarios como el concepto que se tiene del trabajo. Mi tía me decía "Ah, pero no te pagan las horas extras?". "Horas extras de qué, si estoy haciendo mi trabajo" le dije. Ésa es la diferencia y por eso también se gana más aquí que en España.

—Ahora mismo se está hablando mucho de la productividad laboral en nuestro país. ¿Creéis que España es poco productiva?

—G.N: Sí, pero es porque el sistema está construido de manera diferente. Aquí trabajas por objetivos por lo que estás muy incentivado para cumplirlos. Y si no lo haces se nota mucho, por lo que cada poco tiempo se quitan de encima a los que no cumplen sus objetivos. En España como el sistema está construido de otra manera tú tienes que jugar a ese juego, pero aquí tienes que jugar a uno totalmente diferente. Esto es la ley de Darwin.

—En España se habla de la mala imagen económica de nuestro país en el extranjero, ¿os llega esa información a vosotros?

—Ó.N: Nos llega pero porque nosotros nos interesamos por saber lo que allí ocurre. Lo normal es que en los medios americanos solo se preocupen de lo que ocurre aquí, y poco más. De vez en cuando llega algo pero muy poco.

—M.V: España está de moda en deportes. Desde los juegos olímpicos nos conocen porque ganamos en baloncesto, en fútbol... Antes ganábamos en vela y poco más. Ahora ha cambiado la percepción que la gente tiene de España, pero por cosas deportivas. En temas políticos nada.

—Entonces conocéis la polémica sobre la reforma laboral y la flexibilización del despido aprobada. Parece que aquí no existe ninguna polémica sobre ese asunto.

—R.d.F: Aquí eso no ocurre. Tú te puedes ir cuando te da la gana y la empresa puede prescindir de tus servicios también cuando quieren.

—M.V: Pero depende también de la gente. Aquí en California hay leyes distintas al resto del país. Aquí los empleados tienen más protección que en otros estados, pero no tanto como en España. En Europa hay mucha más protección al trabajador que en EEUU.

—R.d.F: Y en algunos países hay más aún que en España. En Rusia por ejemplo, un empleado que se va de permiso de maternidad puede estar hasta tres años.

—G.N: En Francia para despedir a alguien tienes que esperar dos años o algo así. Pero aquí lo cierto es que si tu jefe te dice que no están contentos con tu trabajo, mañana mismo puedes estar en la calle.

—¿Y si te vas a otra sitio? ¿Hay movilidad laboral de trabajadores entre diferentes empresas?

—G.N: Claro. Tienes que estar al día en todo momento porque aquí pueden llegar en cualquier momento y decirte "prescindimos de tus servicios, ya no necesitamos este grupo". Entonces, si no estás al día de lo que está ocurriendo en el mundo o en otras empresas puedes encontrarte en la calle y sin esperanzas de encontrar algo nuevo. Es por eso que tienes que estar permanentemente renovado y formándote continuamente.

—P.D-G: Es como una paranoia. Tienes que estar siempre preparado para cualquier cosa.

—M.V: Y la gente se va de empresa a empresa continuamente.

—Esa movilidad laboral debe ser un incentivo para la creación de pequeñas empresas.

—M.V: Aquí se llaman start-ups y es el sitio ideal. Aquí se es flexible con el fracaso e incluso se admira. Conocemos gente que ha iniciado un montón de empresas nuevas, todas han fracasado y no pasa nada.

—R.d.F: Algunos incluso presumen de haber montado hasta diez.

—Pero entonces no debe existir la identificación del trabajador con la empresa. No hay un espíritu corporativo del trabajador.

—M.V: Huy, aquí muchas veces te dicen "pero si ya llevas 15 años en Intel". Aquí si llevas más de dos años en una empresa te miran raro, te dicen "no debes ser muy inteligente si llevas tanto tiempo trabajando en el mismo sitio" porque la gente se mueve muchísimo. No tanto como en la época de las puntocom, porque en esa época la gente cada seis meses se iba.

—J.A.A: Pero ahora las empresas están contratando muchísimo y está pasando algo parecido. La gente se está marchando a otros sitios.

—G.N: Ahora están contratando mucho. Es buen momento si estás buscando trabajo. Y eso se nota mucho aquí.

—Parece que la crisis mundial no está notándose aquí.

—M.V: Sí se está notando, muchísimo, pero menos que en España. En el valor de tu casa, por ejemplo, se nota.

—¿Qué fue lo que más os llamó la atención de California cuando llegásteis?

—G.N: A mí fue la poca gente que había por la calle. Acostumbrada a Madrid me extrañó no ver a la gente pasear, con el buen tiempo que hay en California. Y que me preguntaran "¿De qué España eres?". Aquí la gente todavía piensa que hay una España europea y otra sudamericana.

—G.M: A mí me chocó que el inglés no te hace falta para vivir aquí. Mi mujer no habla inglés pero no te hace falta ni en la cafetería, ni en la gasolinera. Puedes ir al banco, a un restaurante, a cualquier parte en español. De hecho los mexicanos son los más simpáticos, los que más sonríen. Y son mucho más educados y amables.

—M.V: Aquí la gente va en coche a todas partes.

—O.N: A mí las persianas. ¡No hay persianas en California! Debe ser que la tecnología todavía no ha llegado en ese campo.

—¿Por qué se desarrolló toda la tecnología en Silicon Valley y no en otra parte?

—G.N: Quizás sea porque aquí todo es más libre, las ideas son más liberales. Esto es el Wild West –salvaje oeste–. No es una casualidad que aquí se haya construido la meca del cine. Todo ese pensamiento liberal hace que se cree un caldo de cultivo para que al final se produzca en los años 60 lo que ahora estamos viviendo, muy lejos de la vieja Europa y de la costa este de EEUU.

—Y sabéis que California lo fundó un mallorquín.

—G.M: ¡Fray Junípero Serra!

—M.V: Y lo trajo todo aquí. Tiene una estatua enorme en la autopista cuando llegas a Santa Clara. Trajo patatas, nueces, el vino. Y ahora estos californianos le venden el vino y las nueces a todo el mundo. Increíble.