El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó ayer un claro mensaje a los países más desarrollados advirtiendo de que si éstos no aumentan su consumo en lugar de incrementar las exportaciones la economía global entrará en bancarrota.

"Existe una visible contradicción: por un lado tenemos a las economías emergentes, incluida Brasil, tomando medidas para incrementar su consumo (interno), y en el lado contrario, a los países más ricos, que no están consumiendo, no quieren comprar, sólo quieren vender", explicó.

"Si todo el mundo vende, ¿quién va a comprar?", se preguntó Lula, que el uno de enero será sustituido por la presidenta electa, Dilma Rousseff.

Lula reiteró su acusación de que tanto China como Estados Unidos están devaluando sus respectivas monedas para promover sus exportaciones como salida rápida a la crisis en lugar de incrementar el consumo interno y crear empleo.

Para apoyar su argumentación, el brasileño recordó que con un 20 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) global, las economías emergentes no pueden hacerse responsables de incrementar la demanda global, ya que las economías más ricas suponen el 80 por ciento restante.