En El Corte Inglés no está abierta –que se sepa– la carrera sucesoria. Pero la incorporación al consejo de administración este año de Dimas Gimeno Álvarez, sobrino del presidente de la compañía, Isidoro Álvarez (Grado, Asturias, 1935), ha desencadenado las especulaciones.

En los primeros años 80, casi nueve años antes de que falleciera el anterior presidente, Ramón Areces, ya se rumoreó en determinados sectores de la compañía que el entonces sucesor (Isidoro Álvarez, en aquellas fechas consejero y director general) estaba formando a un sobrino como ´tapado´ para el futuro. Entonces no era verdad pero ahora sí puede ser cierto.

Las sucesiones nunca están realmente decididas hasta que se producen. Y la de Isidoro Álvarez no parece en modo alguno inmediata. Aunque el presidente de El Corte Inglés ha rebasado hace tiempo la edad de jubilación (este año ha cumplido 75 años), sigue pletórico de actividad, controla la organización de arriba a abajo y no hay decisión relevante que afecte a la casi treintena de compañías que controla a través de tres grupos societarios diferenciados (aparte las participaciones en grupos ajenos) y a sus más de 100.000 empleados que no pase por él.

El negocio ha sido y es su mayor pasión y no cabe imaginar al actual presidente de El Corte Inglés apartado de la primera línea ejecutiva mientras tenga fuerzas para llevar el timón.

No otra cosa hicieron sus antecesores, todos ellos también asturianos y naturales de Grado. César Rodríguez, el fundador, mayor accionista y primer presidente del grupo, se mantuvo en la presidencia hasta su muerte, con 83 años. Y su sucesor, Ramón Areces, sólo cedió, y parcialmente, algunas responsabilidades del día a día a raíz de la hemiplejía que padeció a los 70 años, pese a la cual siguió desempeñando la presidencia hasta su fallecimiento, 14 años después.

La gran distinción entre el actual presidente de El Corte Inglés y sus antecesores en el cargo es que, a diferencia de César Rodríguez y de Ramón Areces, Isidoro Álvarez lleva 21 años gestionando uno de los mayores grupos empresariales de capital totalmente español sin haber designado a un sucesor.

Mientras vivió César Rodríguez, en la casa siempre se supo que, salvo imprevistos, Areces, director general, heredaría el mando y la presidencia a la muerte de su tío, y cuando esto acaeció, en enero de 1966, quedó diáfano para todos que Isidoro Álvarez, que pasó a ocupar entonces la dirección general, sería el futuro sucesor del nuevo presidente de la compañía, Ramón Areces.

Esta concatenación se interrumpió en 1989 porque Isidoro Álvarez, que asumió entonces la presidencia, no designó a ningún ´número dos´. De hecho, la dirección general fue suprimida del organigrama y sus funciones fueron asumidas por el nuevo presidente.

Que El Corte Inglés haya operado desde entonces sin un ´delfín´ definido, a diferencia en lo ocurrido en los 53 años precedentes, es lo que ahora, y a la vista de los últimos movimientos, alimenta las especulaciones ante la eventualidad de que ahora sí ya se esté prefigurando un ´heredero´.

En estos 21 años de presidencia de Isidoro Álvarez la persona mejor situada para sucederle siempre ha sido Juan Hermoso, un directivo de la casa, de la máxima confianza del presidente y hombre de consenso interno, en la medida en que ha permanecido equidistante de los grandes bloques que coexisten en la organización. Aporta una visión integral del negocio y de todas sus ramificaciones, pero siempre ha estado más implicado en los aspectos corporativos que en la gestión comercial o financiera del día a día.

Desde su fundación, las directrices de El Corte Inglés siempre estuvieron dirigidas a la promoción interna, de acuerdo con la cultura de negocio que esta empresa de origen y capital asturianos trasladó de Cuba a España en los años 30. Pero en los últimos cuatro años Isidoro Álvarez ha llevado una intensa política de fichajes externos de altos directivos procedentes sobre todo de la competencia: Diego Copado, Borja de la Cierva y Agustín García Poveda, de Inditex; Pedro Gil, Manuel López, Julio Moreno y otros, de Leroy Merlin; José Ignacio Caballero, de Coca-Cola; y José María Folache y Ricardo Balmori, de Carrefour.

Aunque también hubo incorporaciones externas en el pasado, no se recuerda en El Corte Inglés un aluvión tal de contrataciones de altos directivos procedentes de otras empresas y aún menos para desempeñar, en la mayor parte de los casos, elevadas responsabilidades en el grupo.

De ellos, Folache, que fue consejero delegado de Carrefour en España y director general de la multinacional francesa de hipermercados para Europa, pasa por ser uno de los hombres fuertes en la actual organización de la compañía de grandes almacenes.

Ninguno de éstos está, sin embargo, en el consejo de administración. En este órgano ejecutivo de la sociedad, que consta de 10 miembros –incluido el secretario–, y del que cabe pensar que debería salir el sucesor, seis son directivos y los otros cuatro son miembros de la familia fundadora, aunque de éstos sólo dos están en la gestión del negocio.

La más reciente incorporación al consejo ha sido la de Dimas Gimeno Álvarez, hijo de una hermana de Isidoro Álvarez. Trabajó en una de las tiendas de El Corte Inglés, hizo un máster, fue responsable de un centro comercial del grupo en Portugal y ahora es director de Ventas del grupo, un cargo de gran relevancia en la organización. Su trayectoria en la empresa (empezó como vendedor, al igual que los tres presidentes que ha tenido hasta ahora El Corte Inglés) y su rápida ascensión en el organigrama apuntan a que podría ser un firme candidato a la sucesión de Isidoro Álvarez. Su entrada en el consejo, ratificada en la junta general de accionistas de agosto, alimenta esa sospecha, aunque no hay que descartar que la casa, llegado el momento, opte por una sucesión en dos fases, con una presidencia interina de mayor veteranía. Ramón Areces llegó a la presidencia con 62 años e Isidoro Álvarez, con 54. Dimas Gimeno tiene 34.

Otra figura en alza es Leopoldo del Nogal, que se incorporó al consejo de administración un año antes que Gimeno. Del Nogal es director de Compras, un escalafón análogo en relevancia al de Ventas, y puede formar tándem con Gimeno, con quien ya coincidió en la filial portuguesa, de la que Del Nogal fue director general. Todos los indicios apuntan a que podría existir un elevado grado de entendimiento entre ambos.

El fundador, César Rodríguez, que no tuvo hijos, invistió como sucesor a un sobrino, Ramón Areces; éste también sin descendencia, dio paso a otro sobrino, Isidoro Álvarez, y éste, que tampoco tiene hijos propios (las descendientes son dos hijas del primer matrimonio de su esposa), podría optar por una solución análoga.

Si así fuese, El Corte Inglés acreditaría una vez más su genética astur-cubana ligada a la emigración porque pocas instituciones han sido tan consustanciales al mundo antillano como la herencia de los negocios de tíos a sobrinos.