Los mandatarios del G20 empezaron a llegar este miércoles a Seúl para la cumbre de dos días que se inaugura mañana sin que, por el momento, los países hayan podido acercar posiciones en temas polémicos, como son las divisas y los desequilibrios comerciales.

Los negociadores ('sherpas') de cada país trabajan para consensuar un texto marco que pueda ser aprobado el viernes por los jefes de Estado y de Gobierno, pero lejos de alcanzar un acuerdo, el debate cada vez tiene una temperatura más elevada.

"El debate está siendo tan acalorado -dijo hoy a la prensa uno de los portavoces de la cumbre Kim Yoon-Kyung-, que cuando entré ayer en la habitación donde estaban reunidos, tuve que dejar la puerta abierta".

"Era una sala pequeña, y había como 50 o 60 personas, pero todos estaban acalorados, y alguno incluso alzaba la voz", dijo el portavoz, quien explicó que la reunión de los negociadores se inició ayer a las 10 de la mañana y no acabó hasta la medianoche.

"Cada país tiene su posición, y de momento no quieren ceder", indicó Kim. Hoy tienen previsto reunirse de nuevo, pero de momento la falta de acuerdo sobre temas como la devaluación de las divisas, la expansión monetaria de EEUU o la brecha que existe entre los superávit de los emergentes y los déficit de los avanzados, ha obligado a dejar "espacios en blanco" en el borrador del comunicado final de la cumbre.

No obstante, existen otros temas en los que existen avances, como la reforma del reparto de poder en el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ya ha sido aprobado incluso por el Consejo Ejecutivo del organismo, la inversión en desarrollo, o el cambio climático.

La amenaza de una "guerra de divisas" -como bautizó hace unas semanas el ministro brasileño de economía, Guido Mantenga- podría eclipsar estos acuerdos si la reunión del G20 de Seúl no sirve para acercar posiciones.

EEUU se queja de que sus empresas no pueden aumentar sus exportaciones, y por tanto contratar más trabajadores, debido a la competencia de China, que mantiene artificialmente baja la cotización de su moneda para ser más competitiva.

China acusa a EEUU de ser poco coherente al anunciar que va a inundar la economía con 600.000 millones de dólares, una medida que la Reserva Federal ha adoptado para estimular el consumo y la inversión, pero que los países emergentes ven como una amenaza.

China y otros países, como Brasil, China y Alemania, dicen que esta medida provocará una pérdida de valor del dólar, y generará una corriente de inversión insostenible hacía los países emergentes, que tendrán que tomar medidas de protección para evitar verse envueltos en un burbujas especulativas.

Las críticas hacia Estados Unidos son generalizadas, una situación paradójica para una potencia acostumbrada a adoptar el papel de sheriff económico mundial.

Mientras prosiguen las negociaciones, los primeros jefes de Estado y de Gobierno comenzaron a llegar a Seúl, entre ellos el presidente de Malawi, Bingu wa Mutharika, y el de Sudáfrica, Jacob Zuma, además del secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon.

El G-20 está integrado por la Unión Europea (UE), el Grupo de los Siete (Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia y Francia) y Corea del Sur, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, Arabia Saudí, Sudáfrica, Turquía y Rusia. Juntos agrupan el 85 por ciento de la economía del planeta.

En la cumbre de Seúl también participa España como país invitado, como ha sido una constante en las cuatro cumbres de Jefes de Estado anteriores.