El optimismo ha cruzado el charco. Siete semanas después de que el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, jalease a los mercados asegurando que veía "brotes verdes" en la economía mundial, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, se aferró a la frase mágica, sin duda buscando un efecto tan estimulante como el logrado por el responsable monetario estadounidense: "Vemos brotes verdes de recuperación en la economía española", afirmaba ayer la responsable económica del Gobierno Zapatero, parafraseando a un Bernanke al que entonces le llovieron las críticas.

Fueron los economistas de moda –los adalides de la corriente neokeynesiana, que defiende una mayor intervención de los estados– los que arremetieron contra Bernanke por unas palabras que calificaron de "ligeras" e "injustificadas". Aseguraban (y aseguran) que su análisis intencionadamente optimista carece de relación con los datos reales. Pero lo cierto es que el efecto de los "brotes verdes" ha sido balsámico: desde entonces las bolsas no han dejado de avanzar, apuntalando el sistema financiero con las inversiones captadas y permitiendo que la bolsa española culminase ayer mismo su remontada, al recuperar todo lo perdido desde que empezó el año.

Y a esos brotes verdes se agarró ayer el Gobierno de Zapatero, reunido en un consejo extraordinario de ministros para analizar los resultados de las medidas aplicadas hasta ahora contra la crisis. La conclusión es que España está mejor de lo que estaba. Pese a que los datos de crecimiento de PIB indican justo lo contrario (igual que en Estados Unidos), la vicepresidenta afirma que el camino de salida está bien trazado: "Hay que esperar a que crezcan esos brotes verdes y den frutos", añadió.

¿Pero cuáles son los brotes que ve la vicepresidenta justo cuando España ha alcanzado su máximo histórico de paro? Pues según Salgado, los indicadores más positivos son los que reflejan la reactivación ligera del crédito, la desaceleración de la morosidad, el enfriamiento del ritmo de avance del paro y el fuerte incremento de la confianza entre los consumidores. Aunque hay más brotes, estos ya de corte político: según la vicepresidente, en el consejo de ministros de ayer, se pusieron sobre la mesa logros como que el plan de inversiones locales (las famosas obras públicas en los ayuntamientos) haya logrado crear un 30% más de empleo de lo que se preveía. Ese avance, traducido a contratos, asciende 240.289 empleos, cuando aún falta gran parte del programa por ejecutar.

El Gobierno también ve reverdecer la economía en los resultados del remozado Plan Vive. Según Salgado, el programa para incentivar la compra de coches "esta teniendo éxito". Tanto, que los créditos se agotarán antes de julio. O traducido a coches: hasta la fecha el plan ha permitido que los españoles comprasen 50.830 vehículos en plena crisis.

Aunque no todo son flores y brotes. Salgado reconoce que serán precisas nuevas reformas estructurales (algunas destinadas al empleo, otras a acabar con el stock de vivienda) y asume que las líneas de crédito del ICO no están funcionando como debieran. Pese a ello, recuerda que el Gobierno ha plantado cara a la crisis armada con 50.000 millones de euros, un 2% del PIB. Y de ahí esos "brotes verdes" de optimismo. Aunque siguen faltando los frutos.