El empresario argentino Enrique Eskenazi es la cabeza de un grupo constructor y financiero de estrechos lazos con el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007).

Amante del bajo perfil, este empresario, de 80 años, está al frente del Grupo Petersen, el consorcio creado en torno a una firma constructora y de ingeniería especializada en obras públicas.

El fuerte del Grupo Petersen es su participación en cuatro bancos provinciales situados en regiones de Argentina con un fuerte dinamismo económico en los últimos años.

Además, en todos los casos estas entidades son agentes financieros de los Estados provinciales o directamente están participadas en forma minoritaria por las provincias, razón por la que el grupo tiene lazos fluidos con los gobiernos locales.

Ingeniero químico con un posgrado en Chicago, Eskenazi hizo carrera dentro del consorcio del sector alimenticio Bunge y Born hasta que en 1980 ingresó como directivo a Petersen, compañía que años más tarde compró a la familia fundadora de la constructora.

El empresario se estrenó en el mundo financiero en 1995 con la compra del Banco de San Juan, al que Petersen controla con una participación del 51,4%. Conoció en 1996 a Kirchner, durante su gestión como gobernador de la sureña provincia de Santa Cruz (1991-2003), cuando Eskenazi se interesó en la privatización del banco provincial.

En 1998 se quedó con el 51% de la entidad, cuyas acciones restantes conserva el Estado provincial. El banco administra entre otros fondos los casi 600 millones de dólares que la provincia de Santa Cruz giró al exterior por decisión de Kirchner, quien debió repatriarlos por la polvareda que levantó la polémica operación.

Eskazani no sólo conoce de cerca esos manejos financieros: es amigo personal de Kirchner e integró la selecta lista de los consejeros del ahora ex presidente.

Sebastián, uno de los hijos de Enrique y quien ha intervenido directamente en la negociación con Repsol YPF, también goza de la confianza del ahora ex gobernante.

Según el diario La Nación, de Buenos Aires, Sebastián Eskenazi era "uno de los pocos hombres de Argentina" que entraba y salía del despacho presidencial "sin pedir permiso a otra persona" que no fuera el jefe del Estado.