"Nunca la política ha estado tan mal ni los negocios han ido tan bien". En estos términos se expresaba hace unos días el presidente de uno de los grandes bancos de inversión instalados en el país. A simple vista, la lógica de su razonamiento es innegable. Las fusiones y adquisiciones de empresas se prodigan, el consumo de los hogares está disparado y el país vive en una burbuja de prosperidad que la aísla de la mediocre coyuntura económica europea.

Sin embargo, esa situación está sostenida en un solo hecho: la inercia de la herencia legada por los gobiernos del Partido Popular y un escenario de tipos de interés muy bajos que estimula el gasto y permite financiar el endeudamiento de las familias y de las empresas con una extraordinaria comodidad. La pregunta es: ¿Cuánto puede durar esta inestable situación?

De entrada, el precio del dinero en la UEM va a comenzar a encarecerse en un horizonte cercano. En los próximos meses, el BCE comenzará a endurecer su política monetaria y las tasas de interés subirán. Es probable que ese alza sea moderada y progresiva, similar a la aplicada en los EEUU. Ahora bien, con un nivel de endeudamiento tan alto como el de las familias españolas, un dinero cada vez más caro puede tener efectos negativos sobre el consumo que es el principal motor de la economía en estos momentos. La adaptación de los hogares a un entorno monetario más duro, después de años acostumbrados a vivir en el mundo idílico de los tipos bajos es imprevisible. Eso sin contar el potencial impacto sobre el mercado inmobiliario de un dinero más caro.

Por otra parte, la inestabilidad institucional, la incertidumbre sobre cual será el diseño territorial de España en los próximos años, introduce dosis adicionales de incertidumbre cuyo alcance es difícil pronosticar. En este marco, la combinación de las alzas de las tasas de interés y el caos territorial es posible que tengan unas consecuencias muy negativas sobre las expectativas de los agentes económicos. En suma puede iniciarse un cambio de ciclo económico que, si por el momento resulta poco imaginable, tiene muchas posibilidades de materializarse.