El aislamiento de Córcega, privada ya de enlace marítimo con la Francia continental, se agravó ayer con una huelga en sus principales aeropuertos, en solidaridad con marinos perseguidos por la justicia por sus acciones, en el conflicto sobre el plan gubernamental de privatizar la naviera SNCM.

El primer ministro francés, Dominique de Villepin, se declaró "inquieto" por la situación en la isla, donde la tensión creció ayer en la noche con el atentado con cohete contra la Prefectura en Ajaccio (capital del sur de Córcega) y que por milagro no causó víctimas.

Un atentado condenado con firmeza por el jefe de Estado, Jacques Chirac, que telefoneó al prefecto Pierre-René Lemas (quien estaba a 10 metros del lugar del impacto), el propio Villepin y el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, que decidió acortar su visita en La Reunión (Indico) para volver a París.

Villepin afirmó la voluntad del Gobierno de "hacer respetar el orden público en todo nuestro territorio y, por tanto, en Córcega".

"Cada cual debe medir su responsabilidad en la situación de tensión que conocemos hoy", dijo el jefe del Gobierno conservador, al pedir al titular de Interior que haga lo necesario para que los responsables del atentado (hasta ahora no reivindicado) sean detenidos cuanto antes y llevados ante la justicia.

Al tiempo, mostró su preocupación por la situación en Córcega, donde se temen penurias dado el bloqueo marítimo y ahora aéreo, y donde la prefectura creó un grupo de crisis.