Los bancos han puesto fin, al menos de manera momentánea, al cierre de oficinas en Balears. Después de cuatro años consecutivos donde se eliminaba una media de diez sucursales al año, en 2003 se contabilizaron 517, dos más que en el ejercicio anterior.

Los datos difundidos ayer por la Asociación Española de Banca (AEB) revelan el interés de estas entidades por las zonas turísticas, principalmente del arco mediterráneo -Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía y Balears- y Canarias. Se trata de las únicas regiones que registran un aumento apreciable en el número de oficinas mientras prosigue la 'sangría' en el resto del Estado.

Las fusiones entre bancos ha acelerado la merma en la mayoría de los casos. Al tiempo, sus directas competidoras, las cajas de ahorro, mantienen una estrategia expansionista. Balears acumulaba a principios de los noventa 541 oficinas bancarias. Catorce años después la cifra se ha reducido a 517.

La cura de adelgazamiento ha repercutido en el empleo. Desde 1999 hasta 2003 el sector perdió 291 puestos de trabajo mientras las cifras de negocio se han mantenido al alza. Los depósitos procedentes de las administraciones públicas y el ámbito privado han pasado de 3.698 millones de euros en 1999 a 4.316 millones cinco años después. En el mismo periodo de tiempo los créditos concedidos por los bancos casi se han duplicado hasta alcanzar los 9.902 millones de euros.

El buen año que vivieron los bancos en España en 2003, con un beneficio récord de 6.336 millones de euros y con un importante aumento de su facturación, no impidió que estas entidades siguieran recortando su plantilla: el año pasado bajó en más de 2.400 personas. El grueso del recorte correspondió a los bancos españoles, que pese a incrementar sus resultados un 15,3%, concluyeron 2003 con 2.053 empleados menos.

La mayor parte de los trabajadores que dejaron estas entidades se acogieron a planes de prejubilación o a bajas incentivadas, que en general se hicieron a edades que rondan los 54 años. Sólo los tres grandes bancos españoles -Santander, BBVA y Popular- jubilaron anticipadamente el año pasado a 3.836 trabajadores que rondan los 55 años.

Pérdida de accionistas

Los bancos que operan en España perdieron el año pasado 100.662 accionistas, lo que supone reducir un 3,49% el número de propietarios.

La disminución de la base accionarial afectó especialmente a los medianos inversores, al tiempo que se produjo una ligera entrada de aquellos que acumulan mayor paquetes de títulos y de los que ni siquiera reúnen cien. Este hecho se explica en parte por la desaparición del Banco Zaragozano tras su integración en Barclays y en la compra del Atlántico por Banco Sabadell.