Empresarios, expertos y políticos alemanes discuten acerca de la posibilidad de ampliar la semana laboral o recortar las vacaciones sin compensación salarial alguna con el fin de aumentar la competitividad de la economía del país.

El debate fue animado por el acuerdo alcanzado recientemente entre el grupo industrial Siemens y el sindicato metalúrgico IG Metall de ampliar de 35 a 40 horas la jornada semanal en dos de sus fábricas sin aumentar los sueldos. Medidas similares están también en los planes de otras compañías, que pretenden así evitar el traslado de puestos de trabajo al extranjero.

Alemania, la primera potencia económica de Europa y cuyo Estado de bienestar es referente en gran parte del mundo, tiene uno de los promedios salariales más altos del continente y una legislación laboral rígida que impide a muchas empresas reaccionar a circunstancias determinadas de la producción.

La situación ha llevado a numerosas empresas de referencia a decretar el traslado de empleos fuera del país, contando con la ventaja añadida de que el pasado 1 de mayo la Unión Europea se amplió en diez nuevos miembros, con una renta considerablemente más baja y en su práctica mayoría vecinos de Alemania.

Evitar los despidos

En el caso de Siemens, la empresa se había fijado como objetivo trasladar 5.000 puestos de trabajo pero ahora trata de evitarlo llegando a acuerdos con los sindicatos sobre la situación en las plantas afectadas. En concreto, las dos fábricas de teléfonos en las que se impuso la jornada de 40 horas iban a ser trasladas a Hungría.

Gebhard Flaig, experto del instituto de estudios económicos Ifo, consideró que el ejemplo de Siemens muestra que una prolongación en en la semana laboral puede asegurar puestos de trabajo en su país. En su opinión, si se llegara a acuerdos similares en otras empresas, se podrían crear seguramente también nuevos empleos.

"Los sueldos alemanes son muy altos desde una perspectiva internacional y tenemos que hacer algo para que bajen los costes laborales", dijo Flaig.

Además de Siemens, otras compañías como Bosch, Electrolux, Miele o Bauknecht están negociando con IG Metall una ampliación en la jornada laboral. En declaraciones publicadas ayer en el diario Express, Martin Kannegiesser, el presidente de la patronal metalúrgica Gesamtmetall, a la que pertenecen todas esas empresas, abogó por "renunciar a un poco de tiempo libre", sea ya con una jornada laboral mayor o con menos días de vacaciones.

De seis a cinco semanas

Por su parte, en una entrevista reciente, el presidente de la Confederación de la Industria Alemana (BDI), Michael Rogowski, dijo que con 42 días libres al año entre vacaciones y fiestas los alemanes están entre los que más descansan del mundo y consideró que "no sería demasiado pedir que los alemanes en el futuro tuvieran cinco en lugar de seis semanas de vacaciones pagadas".

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la reacción

Rechazo de los sindicatos y resignación entre los ciudadanos

Los anuncios de una eventual reducción de los días de vacaciones cuenta con el rotundo rechazo de los sindicatos, que no creen que la medida pueda ayudar a reducir el desempleo en el país, que en mayo afectó a 4,2 millones de personas, el 10,2% de la población activa.

Mientras políticos de la oposición conservadora, como el primer ministro regional de Hesse, Roland Koch, se pronuncian a favor de introducir de manera generalizada una semana de 40 o más horas, el gobierno rojiverde de Schröder se limita a pedir más flexibilidad y soluciones adecuadas para las diferentes empresas.

Con todo, la población alemana parece ir concienciándose poco a poco de la situación, según las encuestas.