Un año sin carril bici en Avenidas divide a ciclistas y taxistas
Los habituales del pedal se sienten en peligro circulando por las ciclocalles mientras los profesionales del taxi están más cómodos
raquel galán palma
Cada día que pasa los ciclistas echan de menos el carril bici de las Avenidas. Esta semana se cumple el primer año sin la vía roja que asentó una nueva forma de moverse por Palma, aunque no transformó la principal calle de circulación a motor, porque la fluidez del tráfico no mermó, a pesar de los malos augurios por la reducción de un carril. El 22 de julio de 2011, el nuevo equipo de gobierno de Mateo Isern inició la señalización de lo que llamaron las ciclocalles, una alternativa al carril bici de las Avenidas a la que los ciclistas habituales no acaban de acostumbrarse.
Pocos días después llegaron las máquinas que, en menos de un mes, acabaron con la vía para las bicicletas. "El único motivo por el que el Partido Popular decidió quitar el carril fue que era una promesa electoral. Visto lo visto, debe de ser la única que han cumplido", como afirma Carles Valentí, portavoz del colectivo Massa Crítica.
Desde el principio, el sector del taxi se opuso radicalmente a la supresión de un carril de tráfico en las Avenidas, necesario para construir el carril bici. Desde la perspectiva del año transcurrido, el presidente de Autónomos del Taxi, Gabriel Moragues, asegura que "volver atrás fue una buena medida. Ahora es más cómodo trabajar, porque no hay ningún riesgo. Más que la fluidez del tráfico, lo que ha mejorado es la seguridad de los clientes del taxi", según sus palabras.
Se refiere a que "con el carril, cuando los clientes abrían la puerta del taxi, se podían topar con un ciclista y darle o que éste les atropellase", detalla.
Quienes se sienten en peligro constante desde que se eliminó la citada vía son los ciclistas, pese a tener una alternativa. "Cuando vas por las ciclocalles tienes la presión continua de los coches, que no te respetan y se pegan a tu rueda porque quieren circular más rápido", se queja Valentí. "Esto jamás ocurre en un carril bici, ya que es un espacio propio, sin compartirlo con vehículos más rápidos", recuerda.
Otro problema habitual es que la señalización horizontal de la vía en la calzada se despinta con facilidad por el uso y que algunas ciclocalles tienen puntos negros muy problemáticos, debido a que las incorporaciones desde otras vías "son peligrosas", según detalla. También lo es el nuevo carril bici de la plaza de España. "Los peatones no lo ven y no se paran", lo que ha provocado más de un conflicto.
Sin embargo, para Moragues era "una barbaridad" el carril impulsado durante el mandato de Aina Calvo. "Nos da igual que haya en otros lugares, pero el de las Avenidas nunca tendría que haber existido", concluye. Hace un año que ya no está.
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