Ciclismo

El Rutómetro de Fernando Gilet: Tour de la plenitud

El Movistar Team posa al completo en Lille

El Movistar Team posa al completo en Lille / Movistar Team

Fernando Gilet

Palma

El Tour de Francia nació para vender periódicos. Relatar las gestas de unos superhombres dispuestos a rodar una media de cuatrocientos kilómetros diarios en seis jornadas. De aquello han transcurrido ya ciento veintidós años. En apariencia nada se le asemeja. Sin embargo, hay una fibra que permanece inalterable: la magnitud de la gesta, el ritual pagano de una exhibición humana sin parangón. 

Arranca una de las recientes ediciones de mayor expectación gracias a la plenitud del duelo entre Pogacar y Vingegaard. Ambos parten con dos Tours. El que va a comenzar está llamado a ejercer de desempate. La excelencia del esloveno le posiciona como gran favorito. 

Sin embargo, no debe desdeñarse al danés. Su preparación ha sido más clásica. En su refugio doméstico se ha preparado para volcar toda su energía a lo largo de las próximas tres semanas.

Vingegaard lleva una guardia pretoriana de ensueño. El signo evidente de una ambición máxima, de una preparación individual y colectiva perfecta para conseguir el cetro que realmente le interesa; la gloria de la Grande Boucle.

El ciclismo español tiene a Enric Mas como abanderado. El mallorquín ya es un experimentado ciclista. Conoce perfectamente a lo que se enfrenta y a quien tiene por delante. Su objetivo está en la general, si bien, no se descarta una aventura personal en la búsqueda de un triunfo de etapa, como ya hizo en la tercera semana de la última edición. La carrera del mallorquín necesita de una victoria. 

Comienza el Tour de la plenitud de una era. Pogacar y Vingegaard llegan en perfecto estado de forma. Sin lastres, ni heridas.

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