Las paradas de Joan García, la lesión de Rüdiger y el regreso de Vinicius hunden al Real Madrid

Digamos que al Real Madrid se le juntó todo en su derrota en Cornellà. Las paradas de un Joan García colosal, que apunta a próximo gran portero de España. La lesión de Rüdiger, que preocupa más a futuro que a presente, con esa eliminatoria frente al Manchester City a la vuelta de la esquina y con Tchouaméni suplicando a base de errores que alguien le saque de la defensa. Y, todo sea dicho, el regreso de Vinicius tras una semana castigado por tarjetas que, casual o causalmente, frenó por completo el torrente ofensivo que venía desplegando el Real Madrid desde su descalabro en la Supercopa.

Entre unas cosas y otras, con el decisivo gol de Carlos Romero como puntilla, el Real Madrid se quedó seco frente al Espanyol. Una inesperada derrota que provocará que el próximo sábado ponga su liderato en juego en el derbi contra el Atlético en el Bernabéu. Fueron los blancos gobernadores absolutos del balón, pero no es el blanco un club que se consuele con la hoja de estadísticas. Solo el gol le alimenta y se tuvo que ir de Cornellà sin cenar. La gloria fue para Carlos Romero, que pudo ser expulsado minutos antes de anotar por una entrada al gemelo de Mbappé. Una inhibición arbitral que traerá cola, en un partido marcado por la polémica, pues el árbitro también anuló un gol de los blancos.

Era el regreso de Vinicius a la alineación tras estar ausente por sanción en tres los cuatro últimos partidos, incluidos los dos más recientes. Y, con el brasileño, el ataque blanco recuperó su fisonomía tradicional, con Rodrygo en la derecha y Mbappé ejerciendo de ariete. Por detrás, Ceballos volvió a ser titular junto a Valverde y Bellingham; y el señalado Tchouaméni continuó en el centro de la zaga en detrimento de Asencio. Aunque poco iba a tardar en quitarse la sudadera el canterano.

La lesión de Rüdiger

Se llevaba menos de un cuarto de hora de juego cuando Rüdiger se tiró sobre el césped de Cornellà y levantando el brazo, reclamando su sustitución. El jugador con más minutos del Real Madrid esta temporada, solo ausente ante la Deportiva Minera, solo suplente precisamente en el partido de la primera vuelta contra el Espanyol, decía basta. Su isquiotibial derecho lo hizo.

Un problema, a falta de conocer la gravedad de la lesión en las próximas horas, antes de un mes exigente al máximo, con el derbi contra el Atlético de la semana que viene, la eliminatoria de Champions contra el Manchester City y hasta dos partidos de Copa del Rey. Y preocupante para el madridismo fue también comprobar que Ancelotti ni se planteó la opción del aún renqueante Alaba, dando entrada de inmediato a Asencio.

El gol anulado a Mbappé

Poco después un Espanyol valiente ya había amenazado al Madrid con un disparo de Jofre bien atajado por Courtois. La respuesta blanca la redactó Vinicius, marcando poco después un gol que fue anulado por falta previa de Mbappé a Pol Lozano. El árbitro, sin que el VAR entrara a corregirle, decidió castigar al delantero francés. Habrá quien diga que no fue falta y quien diga que mereció la amonestación (o hasta la expulsión). Juzgue usted mismo.

Pocos méritos más hizo un espeso Real Madrid en la primera parte. Apenas un disparo de Bellingham sin excesivo peligro que acabó en las manos de Joan García. Le faltaba filo al equipo de Ancelotti, frente a un Espanyol bien ordenado en defensa, aunque el balón ni lo oliera porque era propiedad blanca.

Colosal Joan García

El Real Madrid elevó las revoluciones tras el descanso, con Joan García respondiendo como un coloso a una doble ocasión en un suspiro de Bellingham y Mbappé. El Espanyol se refugiaba en el contragolpe, buscando las costuras en Tchouaméni cuyas prestaciones como central hace tiempo que no son admisibles en un club de la exigencia del Real Madrid. Quedan dos días de mercado y bien haría Florentino Pérez en obsequiarle a Ancelotti con un central de garantías. No lo hará.

La polémica arbitral volvió a aparecer, con el Madrid reclamando la expulsión del lateral Carlos Romero por atacar con los tacos de su bota el gemelo de un Mbappé que firmó un partido más bien discreto, lejos de la exuberancia que venía mostrando en las últimas semanas. La secuencia del partido hizo elevar la polémica a la estratosfera.

Tuvo la suya, no obstante, apenas unos minutos después. Pero Joan García se sentía invencible ese sábado, frustrando su latigazo como había hecho un par de jugadas antes con un buen intento de Rodrygo.

El gol del Espanyol

Y cuando más cerca se sentía el Real Madrid de ese gol que le hiciera descorchar el champán, llegó el inesperado gol del Espanyol. Un contragolpe en el minuto 85 culminado por Carlos Romero, el mismo hombre que había rozado la roja minutos antes. Locura en Cornellà y mamporro al mentón de un Madrid que ni manejaba la opción de perder el partido. Ni por asomo.

Se volcó el club blanco en salvar los muebles con un empate que le diera al menos un punto. Pero Joan García seguía ahí, como un tótem, repeliendo hasta el fuego amigo que le llegaba de rebote por algún despeje. Siete paradas registraron sus estadísticas y, a ojo, hasta se hacen pocas.

Nada evitó ya la derrota de un Real Madrid que seguirá siendo líder, pero ya con un solo punto de renta con el Atlético. Y abriendo la puerta a que el Barça se reenganche a la pelea si logra ganar este domingo al Alavés, lo que le colocaría a cuatro puntos. Nada que le importe a un Espanyol al que la victoria le permite escapar del descenso.