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La gimnasta de 98 años Johanna Quass, o cómo frenar el envejecimiento con deporte
Su vídeo haciendo acrobacias en unas paralelas ha dado la vuelta al mundo, y aunque muchos se han asombrado por su vitalidad y fuerza, es cuestión de hábitos.

Johanna Quass durante un ejercicio. / / TWITTER
Begoña González
Johanna Quass tiene 98 años, es de estatura pequeña, delgada y tiene el pelo completamente blanco. En su instagram, comparte fotos de su perro y sus nietos. Nada en su aspecto podría dar lugar a imaginar que a su edad, casi centenaria, sigue haciendo acrobacias en las paralelas con la férrea voluntad con la que las ha hecho toda su vida. Johanna empezó a competir en gimnasia en su Alemania natal a los 10 años (en 1935) y a día de hoy ostenta el récord Guiness de la gimnasta más longeva en activo.
Su vídeo, haciendo ejercicios gimnásticos con soltura con un mallot verde, ha dado la vuelta al mundo y ha dejado asombradas a miles de personas. Su caso es, sin duda, excepcional, pero, según los expertos, el ejercicio físico regular y los hábitos saludables harán que cada vez, sea más habitual llegar a la tercera edad con las condiciones físicas mejor conservadas.
"Retrasa el envejecimiento"
“Nos llama la atención ver gente tan mayor en ese estado físico, y no es que la práctica de ejercicio rejuvenezca, pero sin duda, y según apoyan multitud de estudios, retrasa el envejecimiento”, afirma el Dr. Pedro Manonelles, Presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte. “El envejecimiento es en realidad un proceso de acortamiento de los telómeros, que son los extremos de los cromosomas, y eso, se ha podido demostrar que puede ralentizarse con la práctica habitual de ejercicio físico”, afirma el Dr. Manonelles.
La clave de la vitalidad y fuerza de estas personas reside pues, según afirman los expertos, en haber llevado durante todos estos años, un estilo de vida activo. “Mantenerse activo físicamente, llevar una alimentación saludable, haber dormido lo suficiente, haber limitado el consumo de alcohol y tabaco…”, enumera Luis Soto-Bagaria, fisioterapeuta especialista. “Las personas que a lo largo de su vida han ido realizando deporte y generando masa muscular, cuando llegan a la tercera edad sufrirán un menor deterioro, o por lo menos uno más lento de sus músculos, retrasando así entre otros problemas, la dependencia”; afirma el vicetesorero del Col·legi de Fisioterapeutes.
Entrenamiento de fuerza para la tercera edad
Durante años, hemos asumido como cierto que las personas mayores no deben realizar esfuerzos ni entrenar la fuerza, y según afirma Soto-Bagaria, ese ejercicio de fuerza podría ser en efecto la clave de un envejecimiento más saludable. “Debemos dejar atrás el concepto de salud como ausencia de enfermedad, y relacionarlo con la capacidad. Una persona mayor debe tener musculatura suficiente para, en caso de caída, poder sostener su peso, o poderse levantar, y eso hay que trabajarlo desde mucho antes con musculación”, afirma el fisioterapeuta de atención primaria.
Las fibras rápidas son aquellas que se emplean en los movimientos explosivos, y son las que cuando envejecemos, se deterioran primero. Son las que se relacionan con los movimientos reflejos que realizamos cuando queremos evitar una caída o mantener el equilibrio. En el CAP Larrard dónde trabaja, recibe habitualmente a pacientes de edad avanzada con problemas físicos que les generan dependencia. “Para mantener en buenas condiciones esas fibras rápidas y poder ser independientes más tiempo, hay que realizar ejercicio de fuerza que nos permita adaptar la musculatura a las necesidades”, añade.
“Debemos dejar atrás el concepto de salud como ausencia de enfermedad, y relacionarlo con la capacidad"
Ejercicio adaptado
“Una persona acostumbrada a hacer deporte y con una práctica habitual es más fácil que llegue a una edad avanzada con unas condiciones físicas que le permitan seguir realizando esfuerzos que a otra persona no le serían posibles”, afirma el Dr Manonelles. “La clave es no parar nunca de hacer ejercicio, sino adaptarlo a las capacidades y los momentos vitales en los que nos encontremos”, afirma el presidente de la FEMEDE.
A pesar de que la clave reside en la continuidad y la práctica habitual, no todo está perdido para quienes no hayan ejercitado su cuerpo hasta la edad adulta. “Nunca es tarde para empezar. Cada gesto cuenta y aunque cuanto antes empecemos mejor, el ejercicio tiene multitud de beneficios, más allá del plano físico de los que nos podemos beneficiar tengamos la edad que tengamos”, añade el Dr. Y es que la práctica de ejercicio físico, nos protege frente a muchas enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la osteoporosis, el colesterol, la depresión, la hipertensión arterial… “La primera pastilla que deberíamos tomar siempre es el ejercicio físico, y luego la medicación que nos receten”, bromea el Doctor Manonelles.
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