Baloncesto

Baloncesto: Rudy Fernández, el insaciable

El escolta mallorquín del Real Madrid amplía su palmarés de leyenda con su tercera Euroliga

Rudy, con sus hijos detrás, y Llull, levantan su tercera Euroliga.

Rudy, con sus hijos detrás, y Llull, levantan su tercera Euroliga. / INTS KALNINS

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

Como si fuera el primero y como si no quisiera que fuera el último. Rudy Fernández (Palma, 1985) celebró a lo grande la conquista de su tercera Euroliga con el Real Madrid tras tumbar en un final de infarto al Olympiacos en Kaunas (78-79). El mallorquín es insaciable, es de esos que cuando levantan un trofeo ya piensan en el siguiente, por mucho que pueda presumir de un palmarés de leyenda de este deporte. 

Eso sí, este triunfo continental ha sido especial por cómo ha llegado, tras remontar una histórica eliminatoria de cuartos ante el Partizan y apear al Barcelona en las semifinales. Su rol ya no es el de hace unos años -disputó en la final 16:38 minutos, con tres puntos, dos rebotes y dos asistencias-, pero es imprescindible. 

Aporta su enorme experiencia en momentos límites y ha construido una sociedad imparable, junto al menorquín Sergi Llull, autor de la canasta del triunfo, y ‘Chacho’ Rodríguez. Estos tres ‘abuelos’, con 38, 35 y 36 años, respectivamente, son los que han marcado las diferencias más allá de la pista, junto a la intimidación de Tavares o el acierto de Hezonja o Causeur. 

El escolta, formado en la inagotable cantera del Col·legi Sant Josep Obrer de Palma, ha llegado a actuar este curso de ala-pívot por culpa de las lesiones que ha padecido el Real Madrid. «Es que ha sido una temporada dura, con bajas y sanciones. Es indescriptible lo que significa este escudo. Es un verdadero honor vivir este tipo de partidos y una tercera Euroliga. Se nos pusieron muy cuesta arriba los cuartos y hemos seguido creciendo. Eso es lo que nos ha dado esa recompensa. Nos lo hemos merecido», apuntó eufórico. Por eso se le vio saborear esta gran victoria, que tiene una clara dedicatoria. «Desde arriba mi padre nos ha echado una mano», dijo emocionado en el Zalgiris Arena.

Rudy quiere seguir mirando hacia adelante. «Es que sigo creyendo en mi trabajo y disfruto de noches así con este grupo», resaltó. Y quizá esa es la clave de su éxito. El palmesano las ha visto de todos los colores en el baloncesto. Tres medallas olímpicas -dos de plata y una bronce-, dos veces campeón del mundo y cuatro oros en el Eurobasket, entre muchos otros triunfos con la selección española, adornan un currículum impresionante. Y con los blancos acumula seis Ligas ACB o cinco Copas del Rey. Y parece que no tiene suficiente.

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