PÁDEL

Una nueva oportunidad para Alisa

Una tenista ucraniana, que se vio obligada a abandonar su país hace ahora un año para huir de la guerra, aterriza en Mallorca con el objetivo de convertirse en jugadora profesional de pádel y poder representar a su nación en los Juegos Olímpicos de 2028

La tenista ucraniana Alisa Barmashyna posa con su pala de pádel, ayer en Palma. | BERNARDO ARZAYUS

La tenista ucraniana Alisa Barmashyna posa con su pala de pádel, ayer en Palma. | BERNARDO ARZAYUS / Elena García

Elena García

Elena García

Con tan solo19 años Alisa Barmashyna ha huido de una guerra, ha visto cómo su sueño de convertirse en tenista profesional se truncaba por culpa del coronavirus y ha dejado absolutamente todo atrás para venirse a vivir a Mallorca y empezar a trabajar en su nuevo reto: participar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 2028 en una modalidad que nunca antes ha practicado. ¿Que cómo acaba la tenista número 19 de Ucrania formándose en el mundo del pádel en Mallorca? Esta es su historia.

Alisa nació en Kiev en 2003. Con tan solo 6 años empezó a jugar al tenis y a una temprana edad empezó a destacar sobre el resto de niñas. «Mi abuelo quería que practicara algún deporte, pero pronto se dio cuenta que en el esquí sobre hielo no tenía lo que se dice mucho potencial, así que me propuso que probara con el tenis», recuerda con nostalgia la joven ucraniana. Así fue como, a los 10 años, Alisa disputaba sus primeros torneos internacionales y a los 16 recibía una beca de una Universidad del Carolina del Sur para poder compaginar sus estudios con la práctica del tenis.

«Todo estaba yendo según lo previsto. Mi sueño de poder dedicarme profesionalmente al tenis estaba encauzado, pero de repente llegó el coronavirus y paralizó absolutamente todo. La universidad donde tenía garantizada mi plaza se vio obligada a reducir el cupo de alumnos y finalmente me dejaron fuera. Fueron unos meses muy complicados y decidí hacer un ‘break’ deportivo para desconectar. Sentía que no tenía objetivos por los que luchar y, aunque con el paso del tiempo retomé la actividad, ya tan solo disputé algún torneo nacional», recuerda sobre los dos años que sucedieron a la pandemia.

"El 24 de febrero estallaba la guerra y al día siguiente yo ya estaba en Budapest lejos de los míos"

Si el Covid había supuesto un antes y un después en la vida de Alisa, todo dio un vuelco de 180 grados el 24 de febrero de 2022, día en el que Rusia declara la guerra a Ucrania y la joven, con tan solo 18 años, se ve obligada a abandonar su hogar y a sus padres en Kiev para huir de la barbarie. «El día 25 ya estaba en Budapest y el 5 de marzo me mudé a Berlín, donde vive mi hermano. Empezaba una nueva vida lejos de los nuestros. Fueron momentos muy duros y complicados y, evidentemente, lo siguen siendo. Tengo la suerte de que ningún familiar ha muerto en el conflicto, pero sí tengo algunos que están batallando. Desde entonces llevo más de un año sin poder ver a mi padre porque no le permiten salir del país. Mi madre si pudo venir a visitarnos durante el fin de año, pero saber que están ahí es muy complicado», relata.

Así es como Alisa arranca su nueva vida en la capital germana. Estudia Sociología en la Universidad a distancia de Kiev, encuentra un trabajo como camarera y, en el poco tiempo libre que le dejan los estudios y el trabajo, juega algún que otro torneo de tenis amateur hasta que, hace hoy justo un mes, se cruza en su vida el mallorquín Matías Bonet: «Yo vivo en Berlín desde hace unos años y conocía a su hermano porque trabajo con él. Un día le propuse que se viniera a jugar un partido de pádel en un torneo que organizaba y me comentó si había algún problema en que también se trajera a su hermana. El día 1 de febrero Alisa no sabía lo que era el pádel y el día 3 estaba cogiendo su primera pala. Honestamente, ese primer partido no fue muy bien, pero en las dos semanas que le siguieron le montamos un intensivo de clases y vimos que se adaptaba perfectamente. Conociendo su historia y sabiendo de sus aptitudes deportivas, le propusimos venir a Mallorca a vivir a casa de mis padres para intentar dedicarse profesionalmente a ello. El 27 de febrero, aterrizaba en la isla».

"Mallorca me ha dado una nueva oportunidad y quiero aprovecharla, aunque venir no ha sido fácil"

«Estoy muy ilusionada», reconoce risueña la ucraniana. «Sé que empieza una etapa nueva en mi vida, lejos de mi familia, pero con la que siempre he soñado. La adaptación va en progreso y poco a poco veo una mejoría en mi juego. Lo más complicado es acostumbrarme a seguir jugando cuando la pelota rebota en la pared. La coordinación es un punto muy importante en ese sentido. Empezaré en Cuarta Categoría, pero esperan que a final de año ya pueda estar jugando partidos de Segunda. Aunque arranque desde tan abajo, mi formación será profesional. Estudiaré por la mañanas, a las 12 haré un entrenamiento personal de dos horas y por las tardes jugaré partidos y los fines de semana torneos», descifra sobre la ajetreada vida que arranca para ella a partir de ahora.

¿Y todo esto para qué? «Pues lo que quiero es representar a Ucrania en el pádel en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028. No estoy aquí de vacaciones. Quiero asentar mis rutinas y aprovechar la oportunidad que me han dado. Mi intención es clara y quiero poder formar parte de los torneos internacionales cuanto antes. Con los años mi idea es poder regresar a Ucrania y ser la pionera en mi país de este deporte», resalta con ambición.

Por delante arranca una nueva etapa en la vida de Alisa, una vida que no se lo ha puesto fácil pero que, por fin, parece que le ha querido dar una oportunidad en Mallorca. «Venirme no fue una decisión fácil porque era alejarme, si cabe, todavía más de mi familia. Mis padres han entendido mi arrojo y comparten que pruebe suerte con un nuevo deporte. Sabía que la reacción de mi padre iba a ser positiva, pero sí me ha sorprendido la respuesta de mi madre, quien está especialmente ilusionada en esta nueva aventura en la que me he embarcado. Ojalá salga todo bien». Seguro que sí, Alisa.

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