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Opinión

Minuto 91: El presidente de la FIFA blanquea el régimen qatarí, por Ricard Cabot

En lugar de ponerse de perfil, el cínico y oportunista Infantino adopta una actitud belicosa en defensa de un Mundial con una alargada sombra de corrupción

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ayer en la ceremonia inaugural del Mundial. Efe

Sordo y ciego ante las inacabables críticas recibidas, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se tomó el sábado la justicia por su mano y repartió a diestro y siniestro contra todo lo que se movía. En una multitudinaria rueda de prensa perfectamente estudiada, se tuvo que remontar a tres mil años atrás para defender la designación del régimen dictatorial de Qatar como sede del Mundial 2022, lo que da una idea de la pobreza de sus argumentos. El suizo protagonizó una de las comparecencias más esperpénticas que se recuerdan, intentando justificar lo injustificable, la elección para organizar el Mundial de un pequeño país sin ninguna tradición futbolística, pero eso sí, con dinero para aburrir. Por mucho que se empeñara, fracasó en su intento de convencer de que la elección no está rodeada por la alargada sombra de la corrupción. Es un torneo manchado desde el mismo momento en que fue designado en 2010. El predecedor de Infantino, el inefable Joseph Blatter, cayó por corruptelas, precisamente tras una investigación del voto favorable a Qatar. Queda muy bien explicado en el documental de cuatro capítulos de Netflix, ‘Los entresijos de Qatar 2022’. Imprescindible.

Si el dinero, siempre el dinero no estuviera detrás de todo este invento, no se entendería que el Mundial se haya trasladado al invierno por primera vez en su historia. Ello ha provocado la reorganización de todas las competiciones de clubes, con un parón que supone un auténtico quebradero de cabeza para todos ellos, con un calendario partido en dos.

Infantino blanqueó el régimen qatarí sin ningún pudor. Defendió un país que castiga con la muerte la homosexualidad, desprecia a las mujeres, considerándolas ciudadanas de segunda, y maltrata a los migrantes. En el colmo de la desfachatez, prohíbe a los futbolistas lo que él sí puede decir en público, y hacer proclamas políticas. Todo coherencia en un personaje siniestro.

Algunos futbolistas, de forma valiente están dispuestos a llevarle la contraria. Así, Kane, Neuer, Van Dijk y Eriksen, respectivos capitanes de Inglaterra, Alemania, Países Bajos y Dinamarca, ya han anunciado que lucirán el brazalete de One Love, para protestar contra la discriminación por razones sexuales que sufren las minorías en países como Qatar, donde la homosexualidad es un delito. Kane ha hablado sin tapujos y hoy lucirá el brazalete ante Irán: «Tenemos claro como equipo, cuerpo técnico y organización que queremos llevarlo», pese a exponerse a multas o a la suspensión de la FIFA, que amenaza a quienes exhiban símbolos o hagan reivindicaciones políticas. Sombrerazo para Kane y rabia por que Busquets no haga lo mismo. 

Adiós a una deportista ejemplar. El sábado se retiró de la competición Cintia Rodríguez, una gimnasta de primerísimo nivel a la que no ha acompañado la fortuna. Hasta nueve veces ha tenido que pasar por el quirófano por distintas lesiones, cinco en la rodilla derecha y cuatro en la izquierda, que se dice rápido. Ha demostrado la deportista de Inca que está hecha de una pasta especial. Tanta persistencia ante tantos contratiempos es el más claro ejemplo del amor y pasión por su deporte. Que le vaya bien. Se lo ha ganado a pulso y se lo merece.

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