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Carreras por montaña

Correr el Everest Trail Race tras estar a punto de perder los pies

El atleta de Llucmajor Blai Llopis afronta desde el jueves seis etapas repartidas en 170 kilómetros después de superar un grave accidente laboral

Blai Llopis corre durante una prueba este año. B.LL.

Blai Llopis, corredor de 34 años experto en maratones, intentará conquistar el Himalaya, la cordillera más alta del mundo. La suya es una historia de superación tras pasar un grave accidente laboral y  presentarse a una de las pruebas más duras a las que se puede exponer un ser humano. 

La cordillera asiática acogerá desde el próximo jueves al 18 de noviembre la décima edición de la Everest Trail Race, seis etapas repartidas en 170 kilómetros con un desnivel positivo acumulado de 26.000 metros. El mallorquín iniciará la carrera el jueves y se espera que la finalice el martes 15. De momento hay inscritos 71 participantes entre los que se encuentran 23 españoles. El material que llevará cada participante (saco de dormir, gorro, guantes, etc.) supone un factor clave para que la aventura finalice con éxito, un equipo que debe tener un peso total mínimo de 3,5 kilos y un máximo de siete (saco de dormir, gorro, guantes...). 

La carretera por la que correrá Blai se encuentra situada a una altura de entre los 2.000 y 4.000 metros, y la variabilidad térmica será muy amplia. Estará sometido a temperaturas desde los 15º a 18º durante el día y los -2º o -3º C durante la noche. 

El atleta ya ha participado con éxito en pruebas como la Ultra Pirineu (100km), Ultra Trail d’Eivissa (110km) o su última gran gesta, la 35 edición del Marathon des Sables (233km) en el Sáhara.

A principio de año un palé cayó sobre sus pies mientras trabajaba y se quedó con la duda de si podría volver a caminar

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A pocas horas de comenzar el Everest Trail Race, Llopis tiene «buenas sensaciones» y asegura estar «muy tranquilo y con la sensación de haber hecho los deberes». Primero dunas y ahora montañas, del Sáhara al Everest, de correr a 50 grados en medio del desierto a temperaturas bajo cero en la nieve asiática, así es el cambiante y movido calendario del insular, que luchará por dejar huella en esta exigente prueba. 

El principal inconveniente que ve el atleta no es el frío, en contra de lo que pueda parecer, «sino la falta de oxígeno» ya que al correr a tanta altura prevé tramos muy duros. Llopis explica a este diario, pocas horas antes de partir al Himalaya, que las sensaciones en entrenamientos en esas condiciones fueron «buenas» y que ha aprovechado para entrenar en desnivel. «Con el problema del frío intentaré comer lo mejor posible y cubrirme lo máximo que pueda con los materiales que me llevo», explica. También le han sido de gran ayuda los entrenamientos con hipoxia para ir aclimatándose a la falta de aire que sufrirá el deportista, que se ha preparado «sobre todo viendo el aguante de mis pies».

Y es que Llopis afronta la carrera con la intención de olvidar la lesión que le ha mantenido apartado este año varios meses de la actividad. Un accidente laboral en el que casi pierde las dos piernas frenó de manera drástica su preparación y dejó su carrera deportiva pendiente de un hilo. A principios de año y con todo el calendario ya planificado, un infortunio en el trabajo casi acaba en tragedia. Un palé cayó sobre sus pies de forma accidental, destrozándolos por completo y sin ni siquiera saber si podría volver a andar. Una historia de superación que le da mucho más valor al hito que intentará a partir de pasado mañana. 

Pese a someterse a una preparación sobrehumana, el atleta de Llucmajor asegura no haber recobrado la normalidad. «Me encuentro a un 90%, no puedo decir que aún me encuentre recuperado del todo», explica. Ya se probó en la carrera reina de la Ultra Pirineu de 100 kilómetros con un desnivel acumulado de 6600 metros, pero correr por senderos de la cordillera del Himalaya son palabras mayores. 

Llopis es agradecido, y se acuerda ahora de su cuerpo técnico, que se ha «desvivido» por que acuda a la prueba en las mejores condiciones posibles. «Han estado en todo momento pendientes de mis pies y de mi musculatura», comenta.

El plan de recuperación de Llopis consistía en unas 3 o 4 horas de rehabilitación diarias con el fin de recuperar lo más pronto posible la movilidad de dedos, la fuerza de los pies y que las fisuras se soldasen correctamente. «Pero hasta que el cuerpo técnico no diga lo contrario seguiré con la rehabilitación». De casi quedarse sin piernas en el trabajo a subir el Everest, una gesta que está por llegar.

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