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Opinión

Deje hablar a los árbitros, Medina Cantalejo

Nos quedaremos con las ganas de que Díaz de Mera y Jaime Latre razonen el motivo por el que decidieron que el derribo de Oliván a Ángel Rodríguez no fue penalti

El Belleheide Sport Center de Roosdaal, donde el Mallorca Palma Futsal ha disputado sus partidos. S. Adrover

La jornada de este fin de semana hubiera sido una buena ocasión para dejar que el colectivo arbitral se pronunciara sobre su, en general, pésima actuación. Y, si no, que se lo pregunten al Mallorca, pero también se podría quejar el Real Madrid o el Osasuna. Si el nuevo presidente de los árbitros, Medina Cantalejo, dejara hablar a su colegiados después de los partidos, como hacen los jugadores en un comportamiento de lo más natural, nos habríamos enterado del motivo por el que Jaime Latre desde la sala de videoarbitraje no vio derribo del espanyolista Oliván a Ángel Rodríguez, y por el que Díaz de Mera, sobre el terreno de juego, se hizo el sueco. Penaltis menos claros se señalan cada fin de semana. Como el de Marco Asensio en el Real Madrid-Girona. El balón da en el hombro del mallorquín y después en el brazo. Desde la sala VOR, el árbitro de turno vio penalti; muchos de sus colegas no hubieran señalado nada. Por no hablar del clarísimo agarrón del también mallorquín Monchu a Lucas Torró en el Osasuna-Valladolid. El árbitro no solo no decretó pena máxima en el minuto 85  -ya con 2-0 para los navarros- sino que abroncó al que fue objeto de la clarísima falta por hacer teatro.  Si a los árbitros se les dejara hablar, podrían explicar los motivos de sus polémicas decisiones, y hasta igual nos convencen. Pero como el del arbitraje es un mundo aparte, tienen licencia para callar.       

                    Volviendo al duelo del viernes en Son Moix, vale la pena detenerse en las declaraciones del siempre atinado Jaume Costa: «Le hemos dicho (al árbitro) que lo mire, pero ya sabemos cómo va el VAR. El comportamiento de Isidro (Díaz de Mera) es ejemplar, pero algunos de sus líneas dicen cosas que te enervan y te hacen hacer o decir cosas que no quieres y te propician la expulsión. Deberían empatizar con nosotros y ayudarnos». No faltándole razón, si los jugadores ayudaran también a los colegiados posiblemente les iría mejor. 

La UEFA no se toma en serio el fútbol sala

¿Alguien se puede imaginar que un partido de la Liga de Campeones de fútbol, incluso en el peor de los duelos posibles de la última jornada, como por ejemplo los poco atractivos Celtic-Shakhtar o un Eintracht-Marsella, se disputara en un campo de Tercera, que no hubiera pupitres para los medios de comunicación, que los periodistas tuvieran que escribir con el ordenador sobre sus rodillas, que los enchufes brillaran por su ausencia, o no hubiera wifi, o los vestuarios fueran indecentes? Eso y mucho más es lo que ocurrió en el polideportivo, por llamarle de alguna manera, de la ciudad belga de Roosdaal, donde el Mallorca Palma Futsal ha debutado en la máxima competición continental de fútbol sala. Este deporte nunca será tomado con la seriedad que debería si la propia UEFA organiza su máxima competición como si fuera el torneo de la galleta. No es de extrañar la indignación del director general del club mallorquín, Jose Tirado, que no daba crédito a lo que estaba viendo. Lo más grave es que miembros del organismo europeo dieron el visto bueno a la instalación quince días antes del evento. Incomprensible. Por no hablar del formato de la competición. Que se clasifiquen para la denominada fase élite tres de los cuatro equipos de cada uno de los grupos le resta toda emoción. Una pena.

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